Muchos católicos laicos, sospecho, ven las conclusiones a que han llegado en sus estudios escolares y teólogos en los últimos cincuenta años, y han llegado a esta conclusión: la teología es muy importante como para dejarla en manos de los teólogos. Eso no quiere decir que no sean escolares y teólogos que estén perfectamente bien. Mientras eso sin duda es verdad, es también verdad que en las pasadas décadas, los teólogos se han comportado como los niños cuando los mayores los mandan al cuarto de juegos, a entretenerse, mientras los adultos atienden a sus invitados. En algún momento de la velada, un adulto se asoma a ver a los niños y descubre, con cierto grado de horror, que los niños voltearon el sofá, aplastaron herencias familiares y colorearon las paredes con marcadores indelebles. La reacción natural, por supuesto es: ¡Dios mío, que le hicieron a mi casa!
Esa fue un poco la reacción que experimenté recientemente, mientras debatía con un ateo, por internet. Discutíamos sobre la historicidad de la Resurrección. Tratando de refutar mi uso del Evangelio de San Mateo como libro histórico, como una fuente confiable escrita por un testigo ocular de estos eventos relevantes, el ateo citó una autoridad para demostrar que yo, un católico, no podía usar Mateo, como una fuente histórica confiable escrita por un testigo ocular. ¿Cuál era esa fuente autorizada? ¿Era algún teólogo ateo? ¿Algún liberal protestante? No. Nada de eso. El ateo citó un artículo que encontró en la página web de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. Para ser más específicos el ateo me había provisto de una liga a la Introducción de los Obispos al Evangelio de San Mateo.
La Introducción al evangelio en el sitio web de la USCCB (Conferencia Episcopal de los Estados Unidos) establece que el verdadero autor del Evangelio de Mateo es un “autor desconocido”. Tal vez para no perturbar mucho a los creyentes, el articulo gentilmente dice al lector: “continuaremos” llamando a Mateo autor del evangelio simplemente “por razones de conveniencia”. ¡Wow! Gracias sus excelencias y eminencias. Gracias por “permitirme” aun seguir “llamando” San Mateo al autor del Evangelio de Mateo. Eso es muy conveniente. Bueno, Usted pudiera preguntar, “ah, pero seguramente, ¿la Introducción afirma por lo menos que el autor derive sus enseñanzas directa o indirectamente de Mateo?” No, de hecho, no, ya que el autor de la nota continua para decir que cualquier conexión entre el evangelio y las tradiciones asociadas con San Mateo el Apóstol, están “lejos de ser ciertas”.
Así, ahí está. El escritor del artículo no sabe quién escribió “Mateo”, o aun si San Mateo, el apóstol, o alguna tradición venida de él, haya terminado en el evangelio que tiene su nombre. Pudiéramos igualmente, supongo, en teoría, plantear, con igualdad de posibilidades que alguien llamado “Beto” escribió el evangelio. ¿qué tal suena “el Evangelio según Beto?” Para mí, eso no suena tan bien como “el Evangelio según San Mateo”—así que, para empezar, me alegra que los primeros cristianos hayan elegido ese nombre, aunque que la conveniencia fuera Beto. Pero, tal vez mi inclinación sea porque mi segundo nombre es “Mattew”. Ahora, por supuesto que bromeo. Ciertamente, estoy consciente que los estudiosos de las escrituras han seguido por ese camino desde hace tiempo y que muchos estudiosos católicos aprobarían la Introducción encontrada en la página web de USCCB. Aunque lo que me perturbó fue que haya sido encontrada en la página de los Obispos Católicos del EEUU. La página web de los pastores que se supone son los que cuidan y a quienes importan las ovejas. Por ejemplo, los obispos son los “adultos” de mi analogía al principio.
No sabemos quién fue comisionado a escribir la introduction encontrada en la página de USCCB. El nombre del estudioso no ha sido provisto, hasta donde sé. Suficientemente irónico, él es “un autor desconocido”. ¡Sin embargo, no teman! Por razones de conveniencia, llamaremos al autor del artículo “La Conferencia de Obispos Católicos de los Estado Unidos” o USCCB. Así, que ahí lo tienen: La USCCB no sabe quien escribió el Evangelio de Mateo”. Sin embargo, querido católico, Usted no necesita aceptar esa baba, que se enmascara como el fruto de los verdaderos estudios católicos. ¡No solo deben no aceptarlos, sino deben objetarlos! Consideremos lo siguiente tomado de la introduction to the Gospel of Matthew de la USCCB. (énfasis añadido abajo):
Las preguntas sobre autoría, fuente y tiempo de la composición de este evangelio han recibido muchas respuestas, ninguna de las cuales puede reclamar un mayor o menor grado de probabilidad. La única favorita por la mayoría de los escolares actuales es la siguiente:
La Antigua tradición de que el autor era el discípulo y apóstol de Jesús llamado Mateo (ver Mt 10:3) es insostenible porque el evangelio está basado, en gran parte, en el Evangelio según Marcos (casi todos los versículos de aquel evangelio son utilizados en este) y es poco probable que un compañero de Jesús haya seguido tan extensamente una cuenta que venía de alguien que admitió no haber tenido dicha asociación, que confiar en sus propias memorias. La atribución del evangelio al discípulo Mateo puede ser debido a que tuvo responsabilidades por algunas de las tradiciones contenidas en él, pero eso está lejos de ser cierto.
El autor desconocido a quien continuaremos llamando Mateo, por razones de conveniencia, escribió no solo sobre el evangelio según Marcos, sino sobre un largo cuerpo de material (principalmente, dichos de Jesús) no encontrados en Marcos, que corresponde, algunas veces exactamente, con el evangelio según Lucas. Este material, llamado “Q” (probablemente por la primera letra de la palabra alemana Quelle, que significa “fuente”) representa tradiciones orales y escritas, usadas por ambos, Mateo y Lucas. Marcos y “Q” son fuentes comunes de los otros dos evangelios sinópticos; por lo tanto, de ahí, el nombre de la Teoría de las Dos Fuentes, dado a la explicación de la relación entre los evangelios sinópticos.
En adición a lo que Mateo tomó de Marcos y Q, su evangelio contiene material que solo se encuentra ahí. Frecuentemente es llamado “M”, tradición oral o escrita que fue accesible al autor…..
La Introducción hecha por la USCCB sugiere que ninguna de las teorías en cuanto a la autoría, fuentes y tiempo de la composición puede reclamar un mayor o menor grado de probabilidad. ¡Ridículo! La USCCB reclama que el origen apostólico de San Mateo como autor del Evangelio es insostenible por estas razones: Casi todo el Evangelio de Marcos se encuentra en San Mateo. Esto no es algo, dice la USCCB, que un compañero de Jesús hubiera hecho, si hubiera tenido sus propias memorias. Esta sugestión de la USCCB es un absoluto disparate. No solo es un non sequitur en vista de la lógica y ofensivo al sentido común, es un peligro para ambos, seguidores de la verdad de Jesucristo y para los católicos que investigan las bases históricas de su fe. La USCCB reclama nulificar el testimonio apostólico del Evangelio de San Mateo.
Es irrazonable que este material sea encontrado en una página web llevada por obispos católicos, quienes son pastores de almas. En tanto esto sea verdad, ¿necesitamos aceptar las conclusiones de la USCCB? No. ¿Deberíamos hacerlo como católicos? No. San Mateo el apóstol, es el autor del Evangelio que lleva su nombre. Primero, todos los testimonios de la temprana Iglesia y los Padres de la Iglesia así lo afirman unánimemente. No hay disensiones. Segundo, hay varias formas de razonablemente entender la correspondencia de los evangelios sinópticos, sin rechazar el testimonio antedicho. Una forma de comprender las similitudes de los evangelios es esta: de acuerdo con los Padres de la Iglesia, el Evangelio de Mateo fue escrito primero en arameo. Seguramente, Pedro tendría una copia de él. El habría usado este evangelio escrito para presentar un esquema ordenado de su propia predicación pública. El testimonio de los primeros padres de la joven Iglesia es que a Marcos, seguidor de Pedro, le fue solicitado por los discípulos en Roma, que escribiera la predicación pública de Pedro. Eso hizo Marcos. Eso explica la correspondencia del material entre Mateo y Marcos. Lucas da fe al inicio de su evangelio, que el usó otros materiales escritos. (cf. Luc-1:1-4). Esta declaración explica la correspondencia entre el Evangelio de San Lucas, con el de Marcos y Mateo. Otros de los que Lucas pudo haber obtenido datos escritos incluyen, en mi parecer, al apóstol Santiago. Esta teoría es consistente con los escritos de los Padres de la Iglesia.
Mientras que hay otras teorías, tales como la teoría de los Dos Evangelios, que explica el “problema sinóptico”, el punto es que hay muchas formas de tomar en cuenta las correlaciones sinópticas, sin separar San Mateo del evangelio que él escribió. En otras palabras, no necesitamos tirar al apóstol abajo del autobús. Además, estas teorías tienen el beneficio de ser consistentes con el pasado, declaraciones autorizadas por el magisterio sobre el tema. El Vaticano II afirmo que los evangelios de Mateo y Juan eran autorizados por los apóstoles, y que los de Marco y Lucas eran autorizados por hombres apostólicos.
“La Iglesia ha siempre y en todas partes sostenido y aún sostiene que los cuatro Evangelios son de origen apostólico. Por lo tanto, lo que los apóstoles predicaron, en cumplimiento de la comisión de Cristo, por ellos mismos y por los hombres apostólicos, bajo la inspiración del divino Espíritu, nos fue entregado: el fundamento de la fe, a saber, los cuatro evangelios, Mateo, Marcos, Lucas y Juan”. (Dei Verbum, 18)
Si eso no fuera suficiente, la Pontificia Comisión Bíblica, (PBC) ha respondido dudas (dubia) relacionadas con el Evangelio de Mateo
I: Habiendo visto el universal e inquebrantable acuerdo de la Iglesia desde los primeros siglos, acuerdo atestiguado claramente por el testimonio expreso de los Padres, por los títulos de manuscritos de los Evangelios, las más antiguas versiones de los libros sagrados, y las listas tenidas por los santos Padres, por escritores eclesiásticos, por Papas y Concilios, y finalmente por el uso litúrgico de la Iglesia en Oriente y Occidente, puede y debe afirmarse como cierto que Mateo el apóstol de Cristo, fue de hecho el autor del Evangelio bajo su nombre?
Respuesta: En lo afirmativo.
II: Puede considerarse que el veredicto de la tradición da adecuado soporte a la afirmación que Mateo escribió antes de otros Evangelistas y escribió el primer Evangelio en la lengua nativa usada entonces por los Judíos de Palestina, para quienes ese trabajo estaba dirigido?
Respuesta: En afirmativo a ambas partes.
(Pontifical Biblical Commission. Concerning the Author, the Date, and the Historical Truth of the Gospel according to Matthew. June 19, 1911)[1]
Habiendo aclarado la autoría de Mateo, hay otra cosa con la que sigue diciendo la USCCB en su Introducción al Evangelio de Mateo. La USCCB comenta sobre la datación de este evangelio como sigue:
Desde que Marcos fué escrito por antes o poco después del año 70 (véase Introducción a Marcos) Mateo fue compuesto seguramente después de esa fecha, que marca la caída de Jerusalén por los romanos al tiempo de la primera revuelta judía (66-70), y probablemente, por lo menos, una década más tarde siendo que el uso por Mateo de Marcos, presupone una amplia difusión de ese evangelio. La fecha después del 70 está confirmada en el mismo texto Mt 22.7, que se refiere a la destrucción de Jerusalén.
Hasta aquí, el análisis de la USCCB puede ser rechazado. El análisis de la USCCB descansa en la premisa errónea de que Mateo está basado en el Evangelio de San Marcos. Esta premisa errónea no sigue ni los hechos, ni la razón ni el sentido común. Faltándole no solo pruebas para recomendarlo, corre contra toda evidencia externa y contra el unánime e histórico testimonio de la joven Iglesia y de los padres de la Iglesia. Aun así, la USCCB reclama que una autoría posterior al 70 d. C. está confirmada por el texto de Mt 22,7, que se refiere a la destrucción de Jerusalén (énfasis añadido). El reclamo de que una autoría posterior al 70 d. C., “confirmada por el texto de Mt 22,7”, es un gran non sequitur. No es prueba de nada. Mateo 22,7 dice lo siguiente:
“Y Jesús respondiendo, les habló otra vez en parábolas, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un rey que iba a festejar las bodas de su hijo. Y envió a sus sirvientes para llamar a todos los que estaban invitados y no vinieron. Volvió otra vez a enviar a sus sirvientes, diciendo: hablen a los que fueron invitados: vean he preparado la fiesta de las bodas, los terneros y animales engordados y todas las cosas ya están preparadas, vengan a las fiestas. Pero no hicieron caso y se fueron cada quien a sus cosas: uno a su granja, otros a sus mercancías y el resto pusieron manos en sus en sus sirvientes y los maltrataron. Pero cuando el rey oyó esas noticias, se enfureció y enviando sus ejércitos destruyo a los asesinos y quemo su ciudad”. (Mateo 22:1-7)
Aquí Jesús dice la parábola del rey enviando a su hijo, quien es luego asesinado. Luego el rey, oyendo la noticia, se enfurece y destruye su ciudad. Mientras la parábola se refiere al destino de Jerusalén como castigo por la crucifixión de Jesús, difícilmente demuestra que fue escrito después de su destrucción por los romanos en 70 d.C. Decir que Mt 22, 7 prueba que el evangelio fue escrito después de 70 d. C., es negar, esencialmente, por implicación, que Jesús dijo esas palabras antes de 70 d. C. O aun que las haya dicho. Eso quieren decir o que, aun dichas por Jesús fueron solo insertadas como recuerdo de una profecía cumplida que Jesús había hecho. De todas formas, si esas palabras de Jesús fueran insertadas como un recuerdo, por qué no dejar la fecha de 70 d. C en forma escrita como lo está en el propio evangelio, que es un registro de las acciones y palabras de Jesús. Por qué deberíamos asumir que el autor inserto una profecía posfechada, antes que admitir una solución más obvia: que Jesús de hecho dijo las palabras atribuidas a El y que fueron registradas antes de la destrucción de Jerusalén, ya sea por ignorancia de toda su importancia o en una piadosa confianza de su eventual cumplimiento. Sin embargo, la USCCB se contradice a sí misma en que admite la posibilidad de que Marcos haya sido escrito antes de la destrucción de Jerusalén aun cuando Marcos registra una profecía de Jesús en el mismo sentido. (cf. Mc 13:1-23). Tal como con la autoría del propio Evangelio, vemos que el juego de fechar el evangelio después de la destrucción de Jerusalén, cualquiera que sea el intento, sirve solo para minar la credibilidad histórica del evangelio y los hechos que relata, y como consecuencia, mina la fe que describe y sostiene.
Dada la duda de la USCCB sobre la autoría de Mateo, ¿debemos compartir esa duda por la datación del Evangelio de Mateo? ¿Debemos admitir junto con la USCCB que esa autoría es posterior al 70 d C.? No. El argumento por la datación tardía del Evangelio de Mateo no está soportada por ningún recurso de los testimonios de la joven Iglesia o los Padres de la Iglesia. Está basada en una serie de premisas dudosas. Escritos cristianos tempranos indican que Marco escribió la predicación pública de Pedro. Pedro murió entre 64 y 67 d C. El sentido común sugiere que las fechas más tardías para el Evangelio de Marcos habrían sido en un periodo poco después de la muerte de Pedro, lo que hubiera necesitado absolutamente la escritura de sus palabras, si es que no hubieran ya estado hechas. En relación a esta última posibilidad, hay razones para creer que el Evangelio de Marcos fue escrito en fechas mucho más tempranas, posiblemente durante el reinado del emperador Claudio, cerca de 42 d. C. En cualquier caso, Lucas hubiera tenido acceso al Evangelio de Marcos, cuando mucho cuando Pablo llego a Roma, pero tal vez mucho antes. Como el Evangelio de Lucas precede a los Hechos de los Apóstoles, el cual no muestra conocer el martirio de Pablo, podemos concluir razonablemente que ambos fueron escritos antes de la muerte de Pablo (c 67 d. C.) La línea de tiempo, entonces sugiere que el Evangelio de Mateo fue escrito antes del de Marcos. Independientemente, todas las teorías reconocen que Lucas uso Mateo como fuente y, por lo tanto, se sigue que Mateo fue escrito antes de la destrucción de Jerusalén (70 d. C.) y posiblemente antes de 42 d. C. Tal como lo enseña la PBC:
III: Puede la composición de este texto original ser pospuesta hasta después del tiempo de la destrucción de Jerusalén, para que las profecías que contiene acerca de la destrucción, fuera escrito después del evento; o debería, el frecuentemente usado texto de Irineo (Ads. Haer. Lib. 3, cap. 1, n. 2), de incierta y controvertida interpretación, sea considerada tener tal peso como para imponer el rechazo de la opinión más en armonía con la tradición de acuerdo a la cual la composición del evangelio fue completada antes de la llegada de Pablo a Roma?
Respuesta: En lo negativo en ambas partes.
(Pontificia Comisión Bíblica. Concerning the Author, the Date, and the Historical Truth of the Gospel according to Matthew. June 19, 1911)[2]
Desafortunadamente, en la época que vivimos, los Católicos no podemos asumir la buena fe de escolares y teólogos católicos modernos. Un grano de sal es necesario cuando los leemos así como evaluar sus conclusiones a la luz de la historia, el sentido común y la Fe. Algunas veces, la teología es tan importante como para ser dejada a los teólogos. La teología y la escolástica en la Iglesia Católica, que una vez claramente proclamo la autoría apostólica del Evangelio de Mateo (cf PBC de 1911 y Dei Verbum (18) del Vaticano II) ha degenerado a tal grado y estado que ahora afirma como un hecho que el autor del evangelio es “desconocido” y que cualquier lazo, el que sea, entre él y san mateo está “lejos de ser cierto”. Muy frecuentemente, en las últimas décadas o un poco más, teólogos niños han sido dejados solos y sin supervisión, con sus crayones y marcadores indelebles navegando solos. Los papas y los obispos se suponen que son los adultos monitoreando sus actividades, asegurando que los teólogos niños no escriban fuera de las líneas de sus libros de colorear o, Dios no lo quiera, en las paredes. Insisto, no pretendo denigrar a todos los teólogos o escolásticos católicos. Es solo que mucho de lo que ha pasado en los últimos 50-60 año ha sido una celebración del culto a la duda. La prueba de la sofisticación de la escritura escolástica parece descansar no en su conocimiento, sino en el grado de duda que pueda crear respecto al conocimiento recibido y el orden de las cosas; considerando todo el tiempo, con aire de suficiencia, al fiel católico como palurdo que no se da cuenta de cuan poca razón tiene de creer lo que cree con certeza. O nosotros creemos mucho o ellos creen muy poco. No pueden ser ambas.
En lugar de pelear por el calentamiento global , los obispos deberían pelear por cuidar a las ovejas. Mientras uno debería cuidar los árboles, el pasto y el paisaje, es perverso hacerlo solo cuando la casa esta e llamas. Lo que está en la página de la USCCB es innegable. Los obispos de los Estados Unidos lo permiten. Los obispos son sus dueños. Aquellos que vieran esa página web como un recurso para el Evangelio de Mateo, ya fuera un católico o un sincero buscador de la verdad puede ser inducido a la duda y a falsas conclusiones peligrosas para una naciente o una fe largamente tenida y un ateo contumaz sería confirmado en su error. Si todo esto te perturba tanto como lo hizo conmigo podemos hacer algo acerca de ello. Es tiempo de quitarle los crayones y marcadores indelebles a los niños teólogos, de que empecemos a limpiar las paredes. Pregunte a su obispo, “¿Quién escribió el Evangelio de San Mateo” y entonces muéstrele la liga a la USCCB. Diga Usted a su Obispo: “Si, San Mateo el Apóstol escribió el evangelio atribuido a él”. Luego, propague la noticia para que sus amigos Católicos (respetuosamente), pidan a la USCCB que o corrijan los comentarios a su Introducción o los quiten (introductory comments). Es tiempo que nuestros pastores no sólo nos huelan, sino que también nos oigan!!
[Si Usted contacta a su Obispo o la USCCB, por favor déjeme saberlo a través del blog www.RomaLocutaEst.com]
Steven O’Reilly
[Traducido por Adelante la Fe. Artículo original.]