En el C.I.C (punto 230.3) está la respuesta a la consulta hecha por no pocos lectores del blog sobre la posibilidad de dar la comunión por parte de un «ministro extraordinario» (que puede ser un fiel laico). Con la base del derecho canónico se consideran situaciones de excepción donde se permite esa opción. Esas situaciones extraordinarias se dan, por ejemplo:
– Cuando el sacerdote celebrante tenga problemas de salud que le impidan estar de pié dando la comunión
– Cuando el muy elevado número de fieles aconseje que, además del sacerdote y diácono, otra persona de la comunión
Básicamente son las dos excepciones (puede haber más, pero derivadas de éstas). El problema está cuando NO se dan situaciones excepcionales y entonces se produzca el ABUSO LITÚRGICO de que reparta la comunión quien no debe hacerlo. Y aquí hay que pararse porque detrás de esta práctica abusiva hay una desviación teológica de alto calado: la clericalización del laicado que, precisamente, acaba de denunciar el Papa Francisco en una de sus últimas homilías. Es una clericalización laical unida paradójicamente a la secularización del clero. Es la mezcla explosiva fruto de la bomba herética del modernismo progre que quiere igualar la «Encarnación de Cristo» a la desacralización de la fe y la mundanización de la Iglesia.
Por tanto:
– No tiene sentido alguno que el sacerdote celebrante se quede sentado, o purificando, mientras otros laicos den la comunión.
– En caso de que sea necesario que un laico de la comunión, si es OBLIGATORIO que previamente el sacerdote que preside imparta la BENDICIÓN a ese laico con la fórmula «Que el Señor te bendiga para que des dignamente la comunión a tus hermanos» mientras el laico baja la cabeza con reverencia y el sacerdote hace sobre él la señal de la cruz.
– No pasa nada «grave» porque la Misa dure un poco más por el hecho de que la comunión sea más larga de tiempo. Incluso puede ser positivo para que se haga una acción de gracias mejor al tener más tiempo.
* Paréntesis: Recordemos que al comulgar, Nuestro Señor está REALMENTE presente en nuestro cuerpo durante unos minutos (algunos creen que sobre 10) y es una falta de cariño y respeto que se acabe la Misa de inmediato y la gente salga del Templo sin apenas dar gracias a Dios.
– Siempre será mejor….SIEMPRE…..que el Cuerpo de Cristo sea SOLAMENTE TOCADO POR EL SACERDOTE, pues solo el sacerdote tiene UNGIDAS las manos en el sacramento del orden. La comunión dada por laicos ROMPE con esto. Y por eso es mejor que se reserve solo a casos de excepción.
Por último, y quizás sea motivo de otro artículo: la participación del laico en la liturgia no consiste en imitar al sacerdote!!! sino en vivir la liturgia en Gracia de Dios con devoción y fervor. Por favor, queridos laicos: ¡NO TENGÁIS COMO OBJETIVO LLEGAR AL ARMARIO DE LA SACRISTÍA!………esa actitud desmerece vuestra vocación, vuestra llamada de Dios a la Santidad por el BAUTISMO y no por la «admiración hacia lo clerical». Los laicos han de descubrir la riqueza de su vocación. La llamada a la SANTIDAD es la misma para todos (laicos, sacerdotes y religiosos) aunque los caminos sean diferentes ( y no tan diferentes…). Pero lo idóneo es que el sacerdote se santifique como tal y no como «medio laico» y que el laico se santifique como tal y no como «medio cura».
Queridos laicos: al ir a Misa que sea vuestro deseo VIVIR la MISA con amor de Dios: olvidaos de poneros Albas, Sotanas….y de «mendigar» las miguitas que caen de la mesa del sacerdote. Que así sea.