El Cardenal Castrillón, antiguo prefecto de la congregación para el clero, ha dicho a un grupo tradicionalista que el Papa Francisco no tiene intención alguna de restringir el acceso a la forma extraordinaria de la liturgia latina.
«Me reuní con el Papa Francisco recientemente y me confirmó que no tiene problemas con el rito antiguo y que tampoco tiene ningún problema con grupos laicales y asociaciones como la suya que lo promueven» El Cardenal Dario Castrillon Hoyos le comentó a los miembros de la (Federación) Internacional Una Voce (FIUV) los cuales estaban reunidos en Roma para su asamblea general.
Al responder a preguntas de los miembros de la FIUV acerca de tensiones dentro de los frailes de la Inmaculada, el cardenal colombiano comentó que el Papa insistió en el uso del Novus Ordo en esa comunidad religiosos debido únicamente a disensos internos y no debido a un juicio negativo de la liturgia tradicional.
En su asamblea general, la FIUV eligió a su nuevo presidente: James Bogle, abogado, autor y presidente de la Union Católica de Gran Bretaña. «Estamos muy agradecidos con su Eminencia el Cardenal Castrillon Hoyos, con su Eminencia el Cardenal Brandmüller y con el Arzobispo Pozzo por tomar parte en nuestra Asamblea General de la Federación Internacional Una Voce», Bogle afirmo en una breve declaración a CWN. «Estamos muy contentos con la manera en que la celebración de la misa tradicional va progresando mundialmente. Obviamente estamos muy agradecidos con Benedicto XVI y con nuestro Papa actual Francisco por todo el apoyo que han dado a nuestro derecho para participar en el rito Romano tradicional».
COMENTARIO

La Misa en modo «extraordinario», o Misa gregoriana como le gusta llamarla al Cardenal Cañizares, no sólo es buena por la riqueza y tesoros litúrgicos que aquilata y que no se pueden dejar perder, sino porque su difusión, aún minoritaria, contribuye por la propia solemnidad y esplendor del rito como importante contrapeso a la desacralización y excentricidades extendidas en muchas celebraciones según el Novus Ordo, no por el rito en sí mismo sino por la extensión generalizada de abusos totalmente arbitrarios que las autoridades no han podido frenar de forma contundente hasta la fecha. Es el «enriquecimiento» que esperaba Benedicto XVI cuando promulgó
Summorum Pontificum.
En cierto modo Benedicto XVI se puede decir que con su iniciativa dejó que fueran los fieles quienes determinaran el camino litúrgico de la Iglesia, puesto que si pidieran masivamente Misa gregoriana habría masivamente la misma, y lo extraordinario podría pasar a ser ordinario, por eso son tan importantes las asociaciones y movimientos de fieles que, en comunión con la Sede de Pedro, promueven de forma legítima la difusión de este tesoro que nos ha legado la Tradición.
Es importante que estas asociaciones, fieles y sacerdotes que quieran contribuir a participar o celebrar según la Misa gregoriana se desliguen y no contribuyan en modo alguno a las posturas de desligitimación del Novus Ordo y de la autoridad de los Romanos Pontífices, por ejemplo negándose a asistir o celebrar Misas Novus Ordo, o cuestionando su legitimidad cuando no validez.
Todos los que se mantienen en semejantes posturas, totalmente incompatibles con la fidelidad a la Iglesia, no hacen sino obstaculizar la sana y legítima difusión de la Misa gregoriana pues provocan con su actitud un rechazo, o un exceso de prudencia y celo, por parte de muchos obispos que terminan viendo la difusión de la Misa gregoriana como un ariete de grupos que mantienen estas posturas, cuando no debiera ser así y de hecho hay muchas congregaciones, sacerdotes y fieles que en perfecta comunión y disciplina con el Santo Padre celebran y promueven según el uso tradicional.
Todo ello sin quitar que, como hacía hace poco el Cardenal Ranjith y el propio Ratzinger, se puede hacer en perfecta comunión con el Santo Padre un análisis histórico de los resultados de la reforma litúrgica, se puede pensar ya con una amplia perspectiva histórica que los resultados no han reflejado lo que el propio Concilio esperaba de la misma y dar nuestra opinión respetuosa. Eso es una cosa y otra aquellos que se erigen en jueces supremos por encima de Roma determinando ellos que es legítimo y que no.
A su vez es igualmente importante que los fieles y sacerdotes contribuyan positivamente al mútuo enriquecimiento litúrgico que pedía Benedicto XVI, por un lado contribuyendo a la sacralización del Novus Ordo en aquellos sitios que por una incorrecta aplicación ha provocado una desacralización casi completa de lo litúrgico, promoviendo sanas iniciativas: denunciando abusos, promoviendo los reclinatorios, patenas, el esplendor de la liturgia en su ornamentación, la música sagrada con gregoriano y órgano como pedía el Concilio Vaticano II e incluso el mayor uso del latín, la orientación hacia Dios, todo ello estimulado por el propio Concilio y que, aunque muchos piensen lo contrario, no está prohibido bajo el Novus Ordo, de hecho hace poco el propio Papa celebro versus Deum y eran frecuentes las misas de Benedicto XVI en latín y orientado hacia Dios.