Informe de situación Una Voce: El Rito Extraordinario en China

Hoy puedo publicar otro informe de situación de la Foederatio Internationalis Una Voce (FIUV) sobre el Rito Extraordinario en China.

Aunque en las últimas semanas otras partes del mundo han acaparado nuestra atención, nos viene bien recordar el heroísmo de los numerosos fieles católicos chinos que han sufrido alguna forma de persecución a lo largo de tantas décadas. A pesar de ello, la Iglesia china crece a ritmo constante, y es necesario prestar atención a sus necesidades.

El presente documento llama la atención hacia varios factores importantes relativos a la situación de la Iglesia en China que ponen de relieve la importancia de la liturgia tradicional. Primeramente, que haya sobrevivido y siga celebrándose ampliamente en el país oriental: el Rito Ordinario no se introdujo en la China continental hasta la década de los ochenta. En segundo lugar, que la celebración litúrgica en lengua vernácula es particularmente difícil, dado que amplios sectores de la población hablan lenguas (como por ejemplo el cantonés) que carecen de una escritura a la que se pudiera traducir la liturgia, y se les ofrece una liturgia vernácula que puede llegar a ser totalmente incomprensible. Y por último, que la liturgia tradicional representa valores como la reverencia, la continuidad y la templanza, característicos de la cultura china y que hacen muchísima falta hoy en día en ese país, dado el acelerado desarrollo económico y urbano que está experimentando.

El informe incluye dos oraciones por la Iglesia china, La Iglesia del silencio, redactado por Pío XII y S. Juan XXIII, y que recomiendo a los lectores de este blog.

El próximo informe de situación tratará sobre las oraciones leoninas.

He añadido algunos comentarios en mi propio blog (en inglés, donde se pueden hacer comentarios).

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Positio 23: El Rito Extraordinario en China

La compleja historia reciente de la Iglesia en China ha dado lugar a la supervivencia del rito Extraordinario, junto con el Ordinario, que no se introdujo hasta la década de los ochenta.[1] Ello suscita un interrogante sobre la relación entre el Rito Extraordinario y la cultura china, la evangelización, la actitud del Estado y la las necesidades y recursos de la Iglesia en la China actual.

La Asociación Católica Patriótica China (ACPC), integrante de la secretaría nacional de asuntos religiosos, se creó en 1957 como una organización oficialmente aprobada para los fieles católicos, a diferencia de la Iglesia clandestina. Hoy en día, la mayoría de los obispos de la ACPC ejercen un ministerio legítimo [2], y los fieles de la Iglesia clandestina pueden asistir a sus cultos. No obstante, sigue siendo imposible crear una conferencia episcopal reconocida por la Santa Sede [3].

Calculando por lo bajo, entre la ACPC y la clandestina, tienen unos 15 millones de fieles. A pesar de las numerosas dificultades que atraviesa la Iglesia en China, crece con gran rapidez, si bien no con tanta como las organizaciones protestantes.

La misión jesuita y la cultura china

En vista del alto nivel cultural de la China imperial, la misión jesuita de los siglos XVII y XVIII, realizó grandes avances en el terreno de la inculturación, valiéndose de los aspectos de la cultura europea que los chinos encontraban interesantes y valiosos, e incorporando la cultura china a la vida de la Iglesia naciente en el país.

Una idea central del método jesuita, particularmente asociada a la obra del siervo de Dios P. Matteo Ricci S.J. (1552-1610), era la afinidad del confucianismo con la Fe.[4] El P. Ricci adoptó la expresión confuciana «Señor del Cielo» para referirse a Dios,[5] y emprendió la traducción de los principales textos del sabio chino. El confucianismo hace hincapié en los deberes individuales para con la familia y la sociedad, y manifiesta un profundo respeto por la tradición.

El concepto confuciano de li, con frecuencia traducido por «los ritos» si bien comprende a la vez ritos sociales y religiosos, enlaza la idea de la importancia objetiva de la conducta religiosa y cultural con la vida moral, como se puede observar en los dos textos confucianos reproducidos en el Apéndice A. Sorprendentemente, aunque no excluye la importancia de los sacrificios paganos en el primero de los textos, en el segundo los jesuitas traducen li como «primaevum temperamentum naturae rationalis»,[6] que refleja su amplitud semántica y su relación con el dominio de sí mismo y la vida moral. Las ideas de Confucio encuentran numerosos ecos en la tradición católica, como por ejemplo la integración de la cultura como un todo en el campo de las artes, la música, el intercambio epistolar y la cortesía. El papel de la liturgia como fundamento de la vida cristiana,[7] y la importancia objetiva de los ritos como actos de habla y no sólo didácticos, que se manifiestan de manera notable en la oración litúrgica en silencio.[8]

La misión jesuita se vio gravemente impedida por la prolongada controversia sobre los ritos chinos,[9] cuya compatibilidad con la Fe estuvo durante mucho tiempo en disputa y dio lugar a una larga persecución de la Iglesia. En 1939, S.S. Pío XII decretó que los católicos podían asistir a dichos ritos.[10]

La Iglesia en medio del comunismo

Sin embargo, a partir de 1949, el nuevo régimen comunista rechazó la cultura china tradicional y todo lo que oliera a injerencia extranjera. Esta norma se aplicó con particular ferocidad durante la Revolución Cultural (1966-1976). Cristianos de todas las confesiones siguen siendo víctima de restricciones y de persecución en la China actual, lo cual se hace patente en el hecho de que no existen más de ocho templos católicos [11] en el centro de Pekín, ciudad con más de 21 millones de almas.

En los últimos años, el Estado ha moderado su actitud hacia la cultura clásica y las religiones tradiciones, llegando al extremo de fundar institutos confucianos por todo el mundo para promover la cultura china y la enseñanza de su idioma. La ideología comunista se ha visto socavada por el colapso de la Unión Soviética y el acelerado desarrollo económico. La incredulidad se considera un grave problema social, incluso a nivel gubernamental.

Aquí se plantea la cuestión de si es posible ver oficialmente el catolicismo como una fuente de estabilidad social en vez de como una forma de subversión fomentada principalmente desde el extranjero.[12] Se puede encontrar un paralelo histórico prometedor  en el momento en que Bismark puso fin en 1878 a su ataque a la Iglesia, el célebre Kulturkampf. Aunque había considerado a la Iglesia Católica una afrenta al poder del Estado, llegó a ver en ella un baluarte que se alzaba contra el socialismo.[13] Mediante su lengua y su ritual, la liturgia tradicional expresa valores como la continuidad, la integridad y el respeto a lo sagrado, valores que están ampliamente reconocidos como algo que hace muchísima falta en la China del siglo XXI.[14]

Empleo de la lengua vernácula en la Iglesia China actual

Una de las primeras tareas emprendidas por los jesuitas fue la traducción del Misal romano al mandarín. ,[15] que en la cultura clásica china parecía apropiado para la liturgia, incluso –o quizás sobre todo– porque no era la lengua de todos los días. Debido a la controversia en torno a los Ritos Chinos y a la persecución de la Iglesia, nunca llegó a imponerse el uso de dicho misal.

A partir del Concilio Vaticano II, el proceso de adopción de las lenguas vernáculas se ha llevado a cabo desligado de la misma conexión con la cultura clásica. El mandarín utilizado hoy en día en el Rito Ordinario es moderno en cuanto a estilo y vocabulario y se sirve de caracteres simplificados,[16] y también se han adaptado oraciones que desde hacía tiempo se rezaban en la lengua vernácula.[17]

Ahora bien, el mandarín no es el único idioma de la China continental, y las otras lenguas (para las cuales no existen misales) presentan varias dificultades. Una de ellas es que la liturgia no está traducida a idiomas no chinos hablados por amplios sectores de la población, como el hmong, el tibetano, el uigur y el mongol.[18]

Se dan también otros problemas entre los fieles que hablan dialectos chinos u otras lenguas regionales. La más importante es el cantonés, que es también el idioma de Hong Kong y Macao, además del más utilizado por la diáspora china. El método empleado en las congregaciones en las que predominan los hablantes de tales idiomas que son mutuamente incomprensibles es leer el texto mandarín con la pronunciación local. aunque esto puede volver el texto inteligible, ni muchísimo menos se puede decir que las palabras, tal como se entienden en un lugar determinado, sean necesariamente las que elegiría un traductor competente del texto original. No sólo eso; la gramática sigue siendo la del mandarín.

En general, los oyentes entienden en la medida en que la lengua vernácula se aproxima al mandarín, y además a los fieles se los ha educado en mandarín. Los hablantes de cantonés, sobre todo los de la diáspora que no han podido estudiar el mandarín y cuya segunda lengua, si la tienen, es más probable que sea el inglés y no el mandarín, la encuentran en muchos casos totalmente incomprensible. Para resolver el problema no basta con traducir el misal al cantonés y las otras lenguas regionales, ya que estas carecen de una forma escrita oficial.[19]

De hecho, no se puede considerar lengua natural un texto mandarín leído con una pronunciación correspondiente a otra lengua. Tradicionalmente, la escritura china ha ayudado a los hablantes de lenguas diferentes al mandarín a entender los textos escritos por hablantes de esta última, e incluso a redactar otros que a su vez se entenderían. La lectura en voz alta de un texto mandarín con pronunciación local es un idioma que en la práctica nadie hablaría. Se plantea entonces la cuestión de si dicho idioma artificial es apropiado para la liturgia. Desde luego, está lejos de ser lo ideal.[20]

Una última dificultad estriba en que la Iglesia corre el riesgo de presentarse como partidaria de la política estatal de promoción del mandarín.[21] Ello es inevitable, no sólo a expensas de las lenguas minoritarias, sino de las culturas que se expresan en ellas, culturas que ya están sometidas a la presión de un un desarrollo económico y una urbanización acelerados.

Por todos estos motivos, el empleo del latín en la liturgia tiene evidentes ventajas.[22]

Necesidades y recursos de la Iglesia en China

La celebración del Rito Extraordinario en China está limitada actualmente ante todo por la falta de conocimiento de la lengua latina por parte de los sacerdotes más jóvenes. Benedicto XVI ya señaló las deficiencias en la formación impartida en los seminarios chinos en su Carta a los católicos chinos de 2007.[23] La ausencia del latín en la liturgia agrava la ausencia del mismo en el estudio de la teología,[24] a pesar de que en China está cada vez más extendido el estudio universitario de dicha lengua.[25]

El papa Benedicto manifiesta asimismo en la mencionada carta su preocupación por una catequesis insuficiente, incluida la de los conversos adultos, [26] y por problemas de disciplina, particularmente en el ámbito del celibato sacerdotal.[27] La disciplina y el contenido teológico del Rito Extraordinario tiene ciertas ventajas en este contexto, y puede ser un  testimonio eficaz de muchas enseñanzas de la Iglesia, aunque no sea el Rito que más se celebre.

También han hecho su aparición prácticas litúrgicas no permitidas, como recibir la Sagrada Comunión de pie y en la mano. [28] En este contexto, la disciplina litúrgica asociada al Rito Extraordinario es particularmente útil.

Últimamente ya se pueden encontrar en China medios para aprender el Rito Extraordinario,[29] y se está produciendo además un resurgimiento del Canto Gregoriano.[30]

Conclusión

En el presente documento hemos defendido una afinidad particular entre la tradición litúrgica con la cultura china, y las necesidades de la sociedad china actual, junto con su utilidad para responder a los desafíos que afronta la Iglesia en el país oriental. La situación particular de China se deriva tanto de su diversidad, incluida la diversidad lingüística, como de su extraordinariamente rápido desarrollo y de la pérdida de continuidad con relación a su propia cultura clásica y valores autóctonos por culpa del gobierno comunista. Cualidades como la estabilidad y la universidad, representadas por la Forma Extraordinaria del Rito Romano, su reafirmación del valor de la reverencia, y la riqueza teológica de sus ceremonias y textos, parecen particularmente adecuadas a esa situación. Los avatares de la historia de China han llevado a que hoy en día los fieles chinos puedan disfrutar y apreciar el Rito Extraordinario en mayor medida que en prácticamente ningún otro país. No obstante, para que siga siendo así, es muy importante formar a una nueva generación de sacerdotes que puedan celebrarlo.

Apéndice A: Dos textos confucianos

La afinidad del confucianismo con la doctrina católica propugada por el P. Matteo Ricci y sus sucesores, así como la exitosa adaptación de estos a la cultura china, queda de manifiesto en dos pasajes de las Analectas de Confucio con relación a la traducción al latín realizada por los padres de su misma orden jesuita que sucedieron al P. Ricci. Dicha obra se publicó en 1687 con el título Confucius Sinarum Philosophus sive Scientia Sinensis Latine Exposita.

Traducción del latín

VIII 21: Dijo Confucio: No encuentro faltas en el emperador Yu. Era parco y notoriamente moderado en la comida y la bebida. Por otra parte, en todo lo que tuviera que ver con los Espíritus se comportaba con excepcional generosidad, esplendor y elegancia. En general, su indumentaria era bastante sencilla; pero siempre que desempeñaba sus ritos sagrados lucía exquisitas y esplendorosas vestiduras y tocados sacerdotales. El palacio era modesto y nada lujoso; pero utilizó y agotó los recursos de su inventiva y su tesoro en canalizar aguas que era necesario llevar al mar y en construir embalses en previsión de las sequías. Por tanto, no encuentro falta alguna en Yu.

XII 1: Vencerse y recobrar la juvenil moderación de la naturaleza racional [li], es adquirir perfección [ren] e inocencia de corazón. Si todos los mortales se vencieran a sí mismos tan sólo un día y recuperaran la moderación, el mundo entero volvería a su inocencia y perfección original.

Texto latino

VIII 21: Confucius ait: Quod attinet ad Yu Imperatorem, ego non habeo nec invenio, quod arguam. Parcus erat ac mire temperans potus et cibi: Idem tamen maxime liberalis, magnificus, ac mundus erga spiritus. Admodum vulgaris passim erat ei vestitus: Eiusdem tamen summus quidam ornatus ac splendour erat in veste sacerdotali et tiara, quotiescumque sacris operabatur. Humile erat minimeque sumptuosum Palatium: Idem tamen exerebat et exhauriebat omnes animi, et aerarii facultates in aquarum in mare derivandarum ductus et earumbem receptacula pro siccitatis tempore. In Yu ergo non habeo ego nec invenio quod arguam.

XII 1: Vincere seipsum, atque ita reidire ad primaevum illud temperamentum naturae rationalis [li], hoc est obtinuisse cordis innocentiam et pefectionem [ren]. Mortales universi vel unico die si vincerent seipsos et redirent ad temperamentum illud; tunc orbis universis redirect ad innocentiam nativam et perfectionem.

Traducción del latín [31]

VIII 21: Dijo el Maestro: No encuentro falta en Yu . Comía y bebía lo más humilde, hacía ofrendas a los espíritus de los antepasados y a los dioses con la mayor devoción que pueda manifestar un descendientes. Vestía prendas toscas, pero a la hora de ofrecer sacrificios no escatimaba esplendor. Vivía en moradas humildes y puso todo su empeño en construir canales y acequias. No encuentro faltas en Yu.

XII 1: Volver a la observancia de los ritos [li] venciéndose a uno mismo es benevolencia [ren]. Si un hombre volviera un solo día a la observancia de los ritos venciéndose a sí mismo, el Imperio entero lo consideraría un hombre bueno.[32]

Apéndice B: Oraciones por la Iglesia del Silencio

Redactada por S. S. Pío XII; promulgada con indulgencia el 16 de julio de 1957.[33]

Señor Jesús, Rey de los mártires, consuelo de los afligidos y firme sostén de todos los que sufren por amor a Ti y por lealtad a tu Esposa la Santa Madre Iglesia. Presta tus oídos misericordiosos a nuestro ferviente ruego por nuestros hermanos de la «Iglesia del Silencio» para que jamás se desanimen en la lucha ni vacilen en la fe, sino que prueben la dulzura de los consuelos que tienes reservados para las almas a las que has concedido que te acompañen en el Calvario.

Sé un bastión de fuerza invencible para los que tienen que padecer tormentos, violencia, hambre y fatigas, sosteniéndolos en sus pruebas y dándoles sin falta los galardones que has prometido para los que perseveren hasta el final.

Por otro lado, hay muchos que sufren coacciones morales que en muchos casos resultan mucho más peligrosas por ser más engañosas. Ilumínalos para que distingan con claridad el camino cierto. Sé también para ellos fuente de fuerza de voluntad para que triunfen en toda crisis sin ceder jamás a vacilaciones ni debilidades.

Por último, hay otros a los que les resulta imposible profesar abiertamente su fe, vivir una vida cristiana normal, recibir los sacramentos con frecuencia y hablar en confianza con sus orientadores espirituales. Sé un altar escondido para ellos, un templo invisible, plenitud de gracia y voz paternal que los ayude y aliente, proporcionándoles el remedio a su doliente corazón y llenándolos de alegría y de paz.

Séanles de ayuda nuestras fervientes oraciones. Que nuestra solidaridad fraternal les garantice que no están solos. Redunde su ejemplo en la edificación de toda la Iglesia y ante todo nos sea provechosa a los que los miramos con no poco cariño.

Concédeles, Señor, que se abrevie su tiempo de tribulación para que muy pronto todos ellos, incluso sus opresores una vez convertidos, gocen de la libertad de servirte y adorarte a Ti, que con el Padre y Espíritu Santo vives y reinas por los siglos de los siglos, amén.

Redactada por S.S. Juan XXIII; promulgada con indulgencia el 23 de enero de 1959.

Jesús, Hijo de Dios, que por amor a tu Iglesia te entregaste por ella a fin de santificarla y hacerla aparecer gloriosa y sin mancha ante tu presencia  (Ef. 5,23-27), mira con ojos compasivos las aflicciones que sufre tu Esposa mística en algunos lugares del mundo católico, en particular en el inmenso país de China.

Conoces perfectamente, Señor,  las trampas que acechan a las almas de tus fieles. Conoces también las calumnias que se lanzan contra tus pastores, tus ministros y tus fieles seguidores, que están ansiosos de difundir el Evangelio y propagar tu Reino, ¡que no es de este mundo! ¡Sabes lo perniciosos y pertinaces que son los intentos de desgarrar la túnica inconsútil de tu esposa, la Iglesia que es una, canta, católica y romana, separando a la jerarquía y la congregación de ese país del único centro de verdad, autoridad y salvación, que es la Sede de Pedro!

Ante tan maligno espectáculo, te imploramos perdón por las ofensas de que has sido objeto. Ciertamente las palabras que dirigiste a Saulo de Tarso en el camino a Damasco, «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?», tan ciertas tanto en la historia antigua como en la reciente, se aplican también a nuestros tiempos.

Con todo, siempre confiamos en el poder de tu Padre cuando clamaste en la Cruz: «Padre, perdónalos, que no saben lo que hacen» (S. Lucas 23,24). Así como tu sacrificio fue la fuente de la salvación universal, ¡te pedimos que por tu gracia los martirios que sufre la Iglesia, Esposa tuya y Madre nuestra, redunden en la salvación de todos los hombres!

Príncipe de la paz, concede que los obispos, sacerdotes, religiosos y seglares y en todas partes sean «solícitos en conservar la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz» (Ef. 4,3). Que tu omnipotencia venza toda contingencia humana para que los pastores y la grey se mantengan obedientes a la voz del único pastor universal, el Obispo de Roma, que siente de corazón una gran responsabilidad que nace de esta suprema aspiración al amor: «Padre Santo, guarda en tu nombre a éstos que me has dado, para que sean uno como nosotros» (Juan 17,11).

Por último, Redentor nuestro, mira con benevolencia los méritos y oraciones de María, Madre tuya y nuestra, Reina de las misiones y de la Iglesia Universal. Mira también los esfuerzos, los sacrificios y la sangre derramada por innumerables mártires que en todas partes han dado y siguen dando por Titestimonio de la fe. Pero ante todo, recuerda tu preciosa Sangre, derramada por muchos para remisión de pecados, y concede tu paz a China y al mundo entero, porque sólo por Ti se alcanzan la esperanza, la victoria y la paz, Señor y Rey inmortal de todos los tiempos y naciones.

Joseph Shaw

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[1] La ACPC empezó a tener el cuenta el Rito Ordinario en 1984. La primera Misa rezada en chino en la diócesis de Shanghai se celebró en el seminario de Sheshan el día de San Jerónimo (30 de septiembre) de 1989. Un retraso similar en la puesta en vigor de la reforma tuvo lugar en algunos países del bloque soviético en Europa Central.
[2] En los últimos años la Santa Sede ha accedido por adelantado a la ordenación de algunos obispos de la ACPC, y otros ordenados sin mandato papal, se han reconciliado con la Santa Sede después de su ordenación.

[3] Benedicto XVI, 2007: Carta a los católicos chinos 7

[4] En contraste con otros sistemas religioso-filosóficos chinos, como el taoísmo y el budismo.
[5] Tiānzhǔ, palabra que siguen utilizando los católicos chinos. Los protestantes emplean el término Shangdi.
[6] ‘Moderación juvenil de naturaleza racional’.
[7] Véase el decreto Sacrosanctum Concilium del Concilio Vaticano II sobre la liturgia, 14: la liturgia es ‘la fuente primaria y necesaria de donde han de beber los fieles el espíritu verdaderamente cristiano.’
[8] Véase Positio 9: Silence and Inaudibility in the Extraordinary Form, sobre todo el punto 10.
[9] Ceremonias en honor de la familia y los antepasados, así como del propio Confucio, celebras en un contexto doméstico y cívico.
[10] Decreto Plane compertum, de Píos XII, 8 de diciembre de 1939.
[11] Se incluye la capilla del seminario diocesano, pero no los lugares no públicos de culto. Con frecuencia la Iglesia clandestina se sirve de viviendas particulares para la celebración de la MIsa. Otra indicación de la falta de lugares de culto es la necesidad de recurrir a papeletas de entrada para acceder a la Misa de Gallo en Navidad. Las entradas se distribuyen gratis en la Misa los domingos tercero y cuarto de Adviento a los fieles que las solicitan, si bien en cantidad limitada.
[12] Un artículo de The Economist fechado el 1 de noviembre de 2014, decía: ‘En los últimos años, el centro de la preocupación del Partido Comunista Chino ha pasado de las creencias del pueblo a mantener la estabilidad y el monopolio del poder. Si la cooperación con las iglesias contribuye a lograr dichos fines, no vacilará en hacerlo, aunque seguirá encontrando motivo de inquietud por fomentar con ello una autoridad alternativa.’ El artículo señalaba que las autoridades solicitaron ayuda a cristianos de Hong Kong para crear ONG y entidades benéficas, y las autoridades de algunas regiones financian la construcción de iglesias privilegiadas, aunque en otros lugares se ordene derribar los templos. Destacó también la situación desfavorable que afrontan los católicos por la hostilidad del Estado a raíz de la fidelidad de estos a la Santa Sede.
[13] Esto quedó manifiesto en las elecciones con la creciente importancia del Partido Católico de Centro.
[14] Reconocimiento que no sólo se reflejó en la evolución de la actitud estatal hacia las religiones tradicionales y el confucianismo, sino en iniciativas como ‘Oxford Consensus’, declaración de intereses comunes de intelectuales chinos de la Nueva Izquierda, neoconfucianos y cristianos tradicionalistas en un encuentro celebrado en Oxford en 2013.
[15] La tradujo el P. Ludovic Bugli SJ, y Paulo V autorizó suuso en 1615.
[16] Como en otros contextos, en los misales se utilizan los caracteres tradicionales ein Hong Kong, Macao y Taiwán. Las autoridades chinas promueven la escritura simplificada desde los años cincuenta, y el Misal del Rito Ordinario en dichos caracteres comenzó a imprimirse por la ACPC en 1992.
[17] Siguen en uso versiones tradicionales junto con las nuevas traducciones.
[18] También se habla coreano, tanto por parte de los chinos étnicamente coreanos como por visitantes e inmigrantes. Si bien existe un misal en coreano, las congregaciones coreanas de China suelen encontrarse con liturgias celebradas principalmente en mandarín en las que los fieles responden en coreano. Esta confusión lingüística también se puede observar en congregaciones compuestas por hablantes de mandarín y de cantonés, e incluso en misas organizadas por la colonia china de Londres.
[19] Con cierto esfuerzo, es posible utilizar en cantonés una escritura de circunstancias empleando vocablos homónimos: un ideograma mandarín no representaría la palabra en mandarín ni su significado, sino un término cantonés que suene igual.
[20] El empleo en la liturgia de lenguas artificiales como el esperanto está más restringido que el de los idiomas naturales. Véase la Instrucción de la Congregación para el Culto Divino (2001) 17: ‘Acerca del uso de las lenguas «artificiales», que en el transcurso del tiempo se ha propuesto, la aprobación de textos así como la concesión de la autorización para emplearlos en las celebraciones litúrgicas, se reserva estrictamente a la Santa Sede; este permiso sólo se concede en determinadas circunstancias y por el bien pastoral de los fieles, después de consultar a los Obispos a quienes afecta de un modo particular.’ (‘Circa usum linguarum «artificiosarum» qui interdum temporum decursu est propositus, textuum approbatio, necnon facultatis concessio, eos in actionibus liturgicis adhibendi, Sanctae Sedi stricte reservatur, quae facultas solummodo in peculiaribus rerum adiunctis atque pro bono pastorali fidelium tribuitur, collatis consiliis cum Episcopis quibus maius interest.’) El pasaje concluye con una nota a pie de página relativa a la autorización concedida para el uso del esperanto en la liturgia. Por tratarse de una lengua creada deliberadamente para su utilización escrita y hablada, a pesar de ser más artificial es lingüísticamente más coherente que los idiomas aquí tratados.
[21] Por ejemplo, el chino normativo o mandarín es con frecuencia el idioma de instrucción escolar, con preferencia a los dialectos locales.
[22] Cf. Constitución apostólica Veterum Sapientia de S.S. Juan XXIII (1962) 3. ‘La lengua latina, por su naturaleza, se adapta perfectamente para promover toda forma de cultura en todos los pueblos: no suscita envidias, se muestra imparcial con todos, no es privilegio de nadie y es bien aceptada por todos’ (‘Suae enim sponte naturae lingua Latina ad provehendum apud populos quoslibet omnem humanitatis cultum est peraccommodata: cum invidiam non commoveat, singulis gentibus se aequabilem praestet, nullius partibus faveat, omnibus postremo sit grata et amica.’)
[23] Carta a los católicos chinos 8
[24] Positio 12: Latin in Seminaries
[25] Es de destacar la Latinitas Sinica y el Centro de Latín de Pekín en la Universidad de Estudios Extranjeros de Pekín; también hay escuelas universitarias de lengua latina en la Universidad de Renmin, también en Pekín,  la Universidad Sun Yat-sen de Cantón y la UniversidadFudan University de Shanghai.
[26] Carta a los católicos chinos 17

[27] Carta a los católicos chinos 14

[28] A falta de una conferencia episcopal reconocida por la Santa Sede, ni siquiera es posible socilitar autorización para hacerlo en China. La práctica se ha extendido en ambas formas del Rito Romano desde finales de los años noventa, en particular durante la epidemia de SARS (gripe aviar atípica) de  2003, aunque todavía dista de ser universal.
[29] Es de destacar el obispo Li Jingfeng de la diócesis de Fengxiang, provincia de Shaanxi, que ha publicado por su propia iniciativa una edición del Misal de 1962 con una traducción paralela para fines didácticos. También hay que señalar la aparición en el verano de 2014 de una versión del video para la enseñanza del Rito Extraordinario que realizó la Fraternidad Sacerdotal San Pedro, con comentarios en mandarín y cantonés, por iniciativa de la comunidad católica tradicional de Hong Kong.
[30] Se promueve de manera especial en la escuela de música Guang Qi, dirigida por la diócesis de Shanghai, a cuyos cursos asisten alumnos de toda China.
[31] Analectas de Confucio, trad. de D.C. Lau (Londres, 1979, Penguin)
[32] Otras traducciones modernas de esta pasaje coinciden con los jesuitas en entender que el resultado final como la conversión del mundo (o Imperio). La eficacia del buen ejemplo del gobernante para convertir a la gente común al celebrar los ritos se declara en muchos otros pasajes de las AnalectasCf. Analectas IX 14, XII 17-18, XIII 1-2, 6, 13, XIV 41 y passim.
[33] Las indulgencias concedidas a estas oraciones no se renovaron en la edición de 1968 del Enchiridion Indulgentiarum ni en las posteriores.

[Traducido por J.E.F.. Artículo original]

 

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