Aquellos que habían atacado el pontificado de Benedicto XVI ahora se encuentran ellos mismos defendiendo el de Francisco. Mientras tanto, escritores católicos como Messori y Socci están siendo condenados por Avvenire [el diario de la Conferencia Episcopal Italiana].
Matteo Carnieletto
IL GIORNALE
Enero 3, 2015
Seamos honestos: al ala más progresista de la Iglesia le gusta Francisco. Esta es el ala que durante el pontificado de Benedicto XVI se dedicó a atacar al Papa, y ahora, ataviados como animadoras papales, siempre están disponibles para defender al Papa- el Papa, hay que notar, que es Francisco, no el papado como institución. Desde la época de la publicación de Non e Francesco de Antonio Socci, los nuevos defensores de la “Iglesia que es pobre y para los pobres”, no han dudado en acudir a la defensa del Papa atacando duramente a ese periodista de Siena. Lo mismo pasó con la publicación del artículo de Vittorio Messori este pasado 24 de diciembre. De hecho, Paolo Farinella, sacerdote y escritor para IL Fatto Quotidiano, que definió el pontificado de Benedicto XVI como “un desastre para la Iglesia”, lanzó un llamado para terminar con los ataques al Papa Francisco. ¿Será que Farinella habrá experimentado la conversión al catolicismo ortodoxo? Para nada. Simplemente ha encontrado en Francisco un portavoz ideal.
Entre los que firmaron el llamado se encuentra el grupo “Nosotros somos la Iglesia” el cual con gran gusto expresó su aprecio por la renuncia de Benedicto: “el acto más innovador de su pontificado”; Alex Zanotelli, el misionero pacifista que dijo haber entendido quién era Cristo gracias a Gandhi, Martin Luther King, Don Milani y Don Mazzolari; las Comunidades Cristianas de Base quienes, en su página web, publicaron una reseña de un libro llamado “El Dios Maricón” o “el Dios marica, el Dios gay”, publicado por Claudiana, la casa editorial valdense. Y finalmente, (pero la lista pudiera seguir y seguir) entre las firmas está la de don Aldo Antonelli, “un sacerdote rojo y problemático” el que, candorosamente, escribió el 01 de noviembre de 2007: “Querido Papa Benedicto, no lo entiendo”. Después de una larga serie de recomendaciones que no fueron solicitadas, concluyó: “en mis estudios teológicos aprendí que los sacerdotes deberíamos de hablar con los pobres limosneros de esta tierra, como Lázaro (Lc. 16, 19-31). Pero tengo la impresión de que usted prefiere tener conversaciones con hombres como Epulón”, es decir, con los ricos y poderosos.
De este modo, los papeles se invierten. Los apologistas como Messori y Socci que siempre han defendido la Iglesia, ahora se encuentran en el rol de “adversarios”, quienes son atacados por aquellos que, tirando la ropa del sacerdote de calle, ahora visten el uniforme papal. (fuente, en Italiano)
Nota: Como lo hemos hecho notar aquí frecuentemente, tanto Socci como Messori fueron considerados apologistas católicos convencionales (ni siquiera exactamente conservadores, más apropiadamente favorables al conservadurismo), probablemente los más importantes de Italia en los últimos 40 años. Ellos siguen siendo extremadamente populares en Italia, precisamente porque siempre han defendido la verdad católica en una sociedad secularizada, sin nunca haber sido, incluso, cercanos a los tradicionalistas. Por lo que la actual ola de odio contra ellos, incluso por fuentes noticiosas “oficialmente católicas”, es nada menos que increíble.
A pesar de muchos errores, Juan Pablo II y Benedicto XVI sabían lo que estaban haciendo con respecto a las perspectivas a largo plazo de la Iglesia en un mundo altamente secularizado.
[Traducido por Ramses Gaona. Artículo original]