Es un hecho histórico bien documentado que Francia, el país más populoso de Europa desde hace varios siglos, fue también el primero en el continente en experimentar un estancamiento demográfico. Los especialistas han atribuido esa peculiaridad a un proceso de secularización precoz, que se inicia antes de la Revolución. La Revolución misma no podía haber ocurrido en un entorno que, en cierta medida, no estuviera ya secularizado.
Esto indica que las estadísticas de asistencia a misa en Francia, antes del Concilio Vaticano Segundo, indicaban ya un nivel de asistencia comparativamente más bajo que la de otros países, a pesar de que la estadística indicaba un nivel bastante alto de bautismos y matrimonios.
Nada, sin embargo, podía haber preparado a una Francia ya secularizada para la tormenta del Concilio Vaticano Segundo; y ningún dato estadístico ilustra mejor este hecho que el número de sacerdotes y la asistencia semanal a misa.

Esto está tomado de un programa especial navideño de France Info, una estación pública de radio:
Monseñor Bernard Podvin, portavoz de la Conferencia Episcopal de Francia, suena la alarma: «Carecemos de vocaciones» dentro de la iglesia. Esto es una realidad; aunque parte del cómputo es algo exagerado.
«Carecemos de vocaciones… Si ordenamos 100 sacerdotes por año y 800 mueren cada año en todo el territorio francés, resulta obvio; el déficit existe, es patente». En esta época simbólica de navidad Monseñor Bernard Podvin suena la alarma. El portavoz de la Conferencia Episcopal francesa está preocupado por las vocaciones, al igual que muchos otros dentro de la iglesia católica. A decir verdad, los datos que aporta son inquietantes, acertados con respecto a las vocaciones pero exagerados con respecto al nivel de defunciones.
De hecho el número de ordenaciones no deja de decaer. Durante los últimos tres años se ha mantenido a menos de 100, alcanzando su nivel histórico más bajo este año, con 82 sacerdotes ordenados a fines del mes de Junio, una época rica en ordenaciones. Por otra parte, hay que mencionar alrededor de 500 fallecimientos y jubilaciones cada año, de acuerdo con los datos estadísticos de la Conferencia Episcopal. Y todo esto en una Francia que cuenta con menos y menos sacerdotes: poco más de 13,000, o sea un sacerdote por cada 5000 habitantes. Había más del doble hace apenas 20 años.
Como ya habíamos mencionado aquí antes estos datos indican que, a pesar de estar un tanto estático, el número de sacerdotes tradicionalistas en Francia alcanzará una mayoría del total en las próximas décadas.
[Traducido por Enrique Treviño. Artículo original. Posteado por New Catholic]