Me encontraba estos días recogida en oración en una Iglesia de mi ciudad, en su día, cuna de Santos Sacerdotes y me quedé largo rato, observando la grandiosa imagen de Nuestro Señor, que se hallaba frente a mí. Lo que en otro tiempo fue un Cristo sobre un madero, ahora, reposa sin Cruz, en una fría pared. Esto es lo que nos trae el modernismo que asola nuestra Iglesia, un clero que busca reinar sin amor a la Cruz, sin amor a Dios. Observaba las llagas de Jesús, las mismas que en su día fueron traspasadas por nuestros pecados y las veo, otra vez, sobre su Cuerpo clavado e ignorado por todos nosotros, que como fariseos miramos para otro lado y dejamos que nuestros Templos sean copados por el maligno. No estamos fuera de la Iglesia, estamos dentro y por ello, nos tiene que preocupar y doler toda esta debacle, todos estos latigazos que vuelven a infringirle a Jesús, delante de nosotros, sin ningún tipo de pudor.
Mientras las cofradías preparan sus trajes para procesionar, las almas de muchos de ellos revisten suciedad y podredumbre. Cuántas personas son capaces de tocar las Santas imágenes y de llevar a hombros al Cristo de la Pasión, mientras sus vidas son un contraejemplo de lo que debe ser la vida de un Católico. Políticos, actores, futbolistas, toreros, personajes de renombre que buscan su espacio al lado de una talla de madera, pero no en el Sagrado Corazón de Jesús. Como en la primera estación del Vía Crucis, nosotros mismos Te condenamos a muerte.
Pro peccátis suae gentis,
vidit Jesum in tormentis,
et flagellis subditum”
¿Nos dará la salvación acariciar una imagen? La vida eterna sólo se gana tocando el rostro de Dios y para ello, nuestra alma debe ser limpia y pura a imagen y semejanza del que tanto nos Ama. La vida de pecado no es compatible con el camino al cielo.
Nos quejamos de que los gobiernos quieran cambiar el nombre de la “Semana Santa”, pero sin embargo, no reparamos con la misma intensidad en nuestra vida incongruente. ¿Semana Santa? Viajes, comidas, vino, vicio, ocio, no señores, los gobiernos cambiarán el nombre, pero hace tiempo que nosotros ya hemos cambiado el sentido, todo esto, tiene poco de santo.
Homosexuales viviendo en pecado, parejas amancebadas, matrimonios que cuentan su días fértiles, personas que no van a Misa en todo el año, mujeres indecentemente vestidas en las procesiones, gente que no sabe ni lo que es el confesonario…Y Vds. ¿Son capaces de llevar la imagen de Nuestro Señor, sin sentir que lo están crucificando nuevamente? Y los Pastores, ¿No tienen nada que decir en todo esto?
¿Dónde está la medida de la falda? ¿Dónde están los Católicos de Misa diaria? ¿Dónde están los antiguos misales? ¿Dónde están los directores espirituales?… ¿Hacia dónde camina nuestra Iglesia?… ¿Dónde están nuestros Obispos? Muy sencillo, lo pueden ver en la prensa, practicando el ecumenismo, inaugurando la “catedral de la natura”, donde tendrá cabida todo, desde el budismo hasta el catolicismo del Concilio Vaticano II y así, con el tiempo, quizás el año que viene, conjuntamente con nuestras Santas imágenes, veamos un buda gordinflón, al lado del cuerpo mancillado de Nuestro Señor Jesucristo. Esta es la realidad de lo que nos espera.
¿Semana Santa? ¿Cómo la vivían Vds. de niños? Yo recuerdo perfectamente como mi madre no nos dejaba poner la radio ni la televisión, ni comer entre horas, ni muchísimo menos probar la carne. Austeridad. Éramos pequeños pero entendíamos perfectamente lo que implicaba el ayuno y la abstinencia y sabíamos que de incumplirlo, aunque fuera a escondidas, pecábamos, es decir, ofendíamos al Señor. En familia íbamos a “visitar las Iglesias”, mi madre guiaba nuestra oración y vigilaba que desde nuestro pequeño entendimiento, comprendiéramos que algo grande y quizás inexplicable para un niño, iba a suceder, Jesús entregaba su Preciosísimo Cuerpo por nosotros. Íbamos a los oficios religiosos sin cuestionarnos si era obligación o devoción, sencillamente había que ir.
Todo esto que a veces se escapa al entendimiento de un niño, hace que en nuestra etapa adulta, nos permite comprender lo que debe ser una vida coherente a la fe. ¿Qué nos propagan desde las altas esferas? Confesiones express, misericordia le llaman, pero ¿Cómo va a ser misericordioso el Padre si no le damos oportunidad? ¿Quién se puede creer que entrando en un confesonario cinco minutos, después de toda una vida de pecado, vas a encontrar el descanso del alma? “Misericordiosos como el Padre”, dice el penoso himno del año de la Misericordia y repite una y otra vez la letra, bajo una música cansina tipo taizé…No, Papa Francisco, eso es una falsa misericordia, ningún padre puede perdonar a un hijo, si este primero no vuelve a la casa, se humilla, se arrepiente, está decidido a dejar la vida de pecado y después pide perdón.
¿Y qué nos propone para esta Semana Santa, el Papa? Vayámonos preparándonos para que no nos coja de sorpresa, avisados estamos. El lavatorio de pies no dejará indiferente, quizás en cualquier momento propongan una terma romana…
Y yo sigo pensando en las llagas de Nuestro Señor Jesucristo, que vuelven a sangrar por la impiedad y la mundanidad que rodea todo lo Sagrado y sigo viendo su Preciosísimo Cuerpo sobre una pared, en lugar de en un madero y sigo viendo como todo esta gente que nos rodea y que hablan de misericordia, no la practican con nosotros, con los que propagamos la verdad de la Iglesia de Jesucristo…su falsa misericordia es sólo para el que no quiere convertirse, para el que desea seguir viviendo en pecado, para el que no respeta los Mandamientos, para el que quiere terminar con el Magisterio y la Tradición de la Iglesia.
No hay misericordia para el que pide a su Obispo la Santa Misa Tradicional, no hay misericordia para el que quiere elevar el canto gregoriano al nivel que le corresponde, no hay misericordia para los Sacerdotes que viven rectamente y mostrando su condición Sacerdotal, no hay misericordia para el que reclama que nos devuelvan los Templos.
Me quedo mirando tu imagen, la llaga de tu Santa Costado, tus Preciosos Pies traspasados, tus Benditas Manos perforadas por nuestros pecados…Y veo, Jesús mío, que nada ha cambiado, apenas tres personas limpiando la Bendita Sangre de tu Cuerpo Yacente, las Santas Mujeres, Juan y… ¿Nosotros?… ¿Vds., y yo? No lo duden, como en la decimocuarta estación del Vía Crucis, poniendo su Preciosísimo Cuerpo en el sepulcro.
Quando corpus morietur,
fac ut animae donetur
Paradisi Gloria. Amen.”
“Cuando quede en calma
el cuerpo, vaya mi alma
a su eterna gloria. Amén”
Sonia Vázquez