A partir de ahora y de forma oficial, maldigo al Dicasterio de la Doctrina de la Fe y no bendigo las actuaciones del Eminentísimo Prefecto. No se trata, por supuesto de que yo maldiga al Dicasterio y su Prefecto con lo que sería una verdadera maldición, sino que se trata de que aunque no es un rechazo completo del Dicasterio y su Eminentísimo Precepto, no pienso bendecir sus cartitas y sus declaraciones, aunque hayan sido leídas en el pasillo o en la sala de estar del Papa y éste las haya aprobado antes del aperitivo.
Que quede claro que sigue en pie la doctrina de que hay que respetar todo lo que diga el Santo Padre y el Dicasterio y su Eminentísimo Precepto, pero dejando clara la doctrina y sin hacer ninguna interpretación diferente, no bendigo estas Declaraciones y aunque no las maldigo utilizando ningún Ritual, no pienso obedecerlas.
¡¡Pandilla de Mangantes!!
¡¡De Dios nadie se ríe!!
Greto Rábano