E
l año pasado, en respuesta a una encuesta de la Pew Research mostrando a la Iglesia Católica en declive, Elizabeth Scalia (ahora en mando de la editorial de Aleteia) posteó un desafío en su blog Patheos “The Anchorness”:
Si eres católico y tienes acceso a una página web, un programa de radio, una página de Facebook, lo que sea, tómate unos minutos y cuéntale al mundo por qué permaneces siendo católico; en una era donde ser católico no sólo parece estar contra la cultura, sino también contra la intuición, incluso, pudiendo ser un poco riesgoso.
Pensativas y conmovedoras fueron las respuestas dadas en todo el Internet, y continúan haciéndolo hasta hoy:
Para mi participación, formulo la pregunta de la siguiente manera:
-¿Por qué permanecería católico incluso cuando el mundo se vuelva contra la Iglesia y me hayan tildado de tonto por seguir siendo un creyente?
La respuesta corta: “porque el mundo entero está equivocado”
Pero es una pregunta que se merece una respuesta más larga y completa, entonces, aquí va…
Primero, debo definir mis términos: por “el mundo”, realmente me refiero al subconjunto estrecho de las cosas mundanas que forman parte de la cultura occidental americana y europea; por “equivocado”, me refiero a, bueno… EQUIVOCADO. Peligrosamente equivocado, rodando fuera de control equivocado, en el proceso de autodestrucción equivocado.
Si el título de este artículo te ha llevado a dar click a este link es porque posiblemente tienes una fuerte opinión acerca de la Fe Católica; simplemente: la amas o la odias. De cualquier manera, probablemente ya estés al tanto del “botón caliente”: problemas sociales en los cuales el mundo y la Iglesia no están de acuerdo «aborto, contracepción, el casamiento gay, eutanasia, la investigación con células madres, el “Nuevo Ateismo”, etc». En cada uno de éstos y muchos más por nombrar, los problemas del “botón caliente” apenas rasgan la superficie; sin embargo, donde sea que el mundo llame a algo “bueno” y la Iglesia lo defina como “malo”, particularmente creo que el mundo está 100% equivocado y la Iglesia 100% correcta.
Digo esto porque estoy segura que esos problemas mundanos del “botón caliente” son simplemente síntomas visibles de una enfermedad más profunda y peligrosa infectando a la moderna (y “post-moderna”) psique occidental.
La cultura occidental ha perdida la cabeza.
En su libro Teología y Sanidad, el gran apologista católico Frank Sheed lo puso de esta manera:
… si vemos las cosas en existencia y no en el mismo acto ven que se llevan a cabo en la existencia de Dios, entonces igualmente estamos viviendo en un mundo de fantasía, no el mundo real. Viendo a Dios en todos lados y todas las cosas sostenidas por él no es un asunto de santidad, sino de simple sanidad, porque Dios ESTÁ todos lados y todas las cosas ESTÁN creadas por él. Lo que hacemos con ello puede considerarse santidad, pero a simple vista es sanidad. Para pasar por alto la presencia de Dios no es simplemente irreligioso, es más o menos insano, es como pasar por alto cualquier cosa que en realidad está ahí…
Matamos bebés en el útero y jugamos al Frankenstein con sus células, no porque seamos malos, sino porque estamos locos. Tratamos al sexo como juguete y nuestros cuerpos como objeto, no porque seamos malos, sino porque hemos perdido todo nuestro auto control. Hombres se casan con hombres, y mujeres con mujeres (o en algunos casos tienen su sexualidad reasignada quirúrgicamente), no porque seamos malvados, sino porque hemos perdido el sentido de lo que es ser un hombre o una mujer. Cegados a la realidad de Dios en todos lados y atados a todas las cosas, caemos víctimas de falsos dioses. Primero y más que otra cosa somos víctima de nuestra vanidad y de nuestro cargado ego. Nos convertimos en nuestros propios dioses y giramos cada vez más lejos del centro de la moral y de cualquier apariencia de piso sólido de realidad bajo nuestros pies.
Esta locura que afecta a la cultura occidental no es para nada “moderna”; entró al mundo con la caída de Adán y Eva, es la locura del pecado original.
Por el bien de nuestra cura de esta antigua aflicción, el verdadero Dios que los ateos dicen que no existe, el mismo que creó al hombre y a la mujer, y al sacramento del matrimonio, quien teje cada bebé en el útero y cuenta cada cabello de la cabeza de un viejo hombre, quien está todos lados y crea todas las cosas, quien se convirtió en uno de nosotros en un cuerpo físico, siendo verdadero Dios y verdadero Hombre
Él realmente estableció una Iglesia (la Iglesia Católica, de la cual todas las otras denominaciones cristianas se han separado a través de los tiempos), fue realmente crucificado, realmente murió; en verdad se levantó de entre los muertos para hacer posible para ti, para mí, y para muchos luchar contra el pecado y la muerte y ganar nuestra sanidad.
Esa es la realidad y solamente la Iglesia Católica posee la entera verdad sobre eso.
Lo que sea que en el mundo no esté de acuerdo con esa verdad o contradiga es una desilusión, así de simple.
Entonces, la verdadera pregunta no es, “¿Permaneceré católico o abrazaré los valores mundanos?”
La pregunta real es “¿permaneceré sano o abrazaré la locura?”
Yo elijo la sanidad, yo elijo la Iglesia Católica, siempre
En respuesta a mi elección, el mundo es bienvenido a llamarme tonto; pero no me importa, no espero un comportamiento racional por parte del hombre. Eso ¡SÍ sería tonto!
[Traducido por Sarita Riveros. Artículo original.]