Lectura correspondiente a la Hora Sexta de ayer, día de San Lucas
1ª Pablo a Tesalonicenses, 2
Porque vosotros mismos sabéis, hermanos, que nuestra visita a vosotros no resultó vana;
pues habiendo antes padecido y sido ultrajados en Filipos, como sabéis, tuvimos denuedo en nuestro Dios para anunciaros el evangelio de Dios en medio de gran oposición.
Porque nuestra exhortación no procedió de error ni de impureza, ni fue por engaño,
sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones.
Porque nunca usamos de palabras lisonjeras, como sabéis, ni encubrimos avaricia; Dios es testigo
Esa pregunta tiene una respuesta en la misma Palabra de Dios, y de ahí el encabezado con un texto bíblico correspondiente a la Liturgia de las Horas en la Fiesta del Evangelista San Lucas. Creo que es de lo más apropiado como reflexión en este domingo, día destacado por tener lugar la clausura de este primer Sínodo sobre la Familia que tanta confusión y división está creando en el seno mismo de la catolicidad.
Como sacerdote observo, hasta ahora (en relación a todas las conclusiones que se van publicando) unas carencias graves que desconciertan tanto a los que, por razón de ministerio, hemos de predicar, como a los que esperan una predicación clara que ilumine las conciencias en el camino a la salvación, y son éstas:
1: ¿Donde aparece la llamada a la CONVERSIÓN de las almas?; parece que todo el empeño es justo lo inverso: que la Iglesia DES-CONVIERTA su Doctrina para avalar y sostener los pecados ya instalados en las conciencias colectivas y personales.
2: ¿Donde aparece enseñada la virtud de la PUREZA?; parece que la “nueva evangelización” se rinde ante la presión mundana y se considera INÚTIL toda predicación sobre esta Virtud, con lo que se somete a agravio comparativo a los que, aún, y de forma heróica, intentan vivir la castidad en sus relaciones afectivas (noviazgo, matrimonio, viudedad, celibato, voto de castidad…)
3: ¿Donde aparece la EXHORTACIÓN a los corazones?; parece que toda la orientación sinodal se dirige a que la Iglesia CAMBIE la doctrina (no ciertamente en la LETRA pero si en la PRAXIS) y no a que los hombres cambiemos todo lo que en nuestra vida no sea agradable a DIOS.
La clave por tanto está en esta pregunta: ¿Es un Sínodo para agradar a DIOS o para agradar a los Hombres?; como creyentes sabemos que agradar a Dios significa procurar la SALVACIÓN de las Almas. Pero si lo que se pretende es agradar a los hombres para que, en lugar de luchar contra el pecado, se sientan con la conciencia tranquila (o sea DROGADA) manteniendo a la vez la vida fde pecado y la seguridad de la salvación eterna, entonces se estará cayendo en el gravísimo error que el Apóstol Pablo enuncia en la Palabra de Dios arriba expresada y que intitula este breve artículo.
Reflexionemos, despertemos de la falsa alegría……….y, sobre todo, OREMOS
Padre Santiago González