Santidad:
Esto es lo que el mundo necesita saber de usted.
Esto es lo que el Islam necesita saber de usted.
Transcripción y comentario del vídeo:
En un lugar de la ciudad Londres, a menos de cien metros del archiconocido Marble Arch de Hyde Park, existe un rincón para los oradores públicos llamado Speaker’s Corner.
El origen de su nombre se remonta a la época en la que se celebraban las ejecuciones públicas en él. Por aquel entonces este lugar era conocido como Tyburn; y según la tradición anglosajona era en este preciso sitio donde a los condenados a muerte les era permitido decir sus últimas palabras antes de morir.
Pues bien, en este emblemático lugar, en donde tantos mártires ingleses dieron su vida por la fe Católica, es donde se desarrolla la acción del vídeo que se describe a continuación.
En una primera toma, podemos observar a un nutrido grupo de personas que recitan cánticos islámicos – ¡Ya Ali Madad! ¡Ya Ali Madad! ¡Mahoma… Alá!
En medio de esta algarabía se vislumbra la imagen de un venerable anciano de barbas blancas, con gorra roja y una especie de estola de piel al cuello.
De repente, y en medio de todos, este anciano grita – ¡Jesús! – lo que dará lugar a que las mantras se transformen en sonoras risotadas.
– ¡Jomeini! – le grita uno.
El anciano sin más se sienta y les responde -Podréis hacer bromas y reíros; pero no podréis suprimir el nombre de Jesús.
En medio del tumulto uno le responde -¡Alá!
Pero el anciano sin miedo alguno le responde – Alá es un dios del demonio. No es un dios verdadero, es un dios mentiroso.
-¡Alá! – le increpa otro.
Este le responde – ¡Escucha! Mahoma es un falso profeta.
Haré una pausa. En este escenario en medio de Londres, nadie está obligado a permanecer. El anciano es libre de recoger su taburete en cualquier momento. Pero no lo hace. La turba moruna es también libre de no escuchar lo que este venerable anciano tenga que decir. Nadie les obliga a formar un círculo a modo de auditorio o de formar su propio grupo particular sin el anciano. Pero tampoco lo hacen. Podrían escuchar respetuosamente y entablar un debate razonado; pero esto no es lo que ocurrirá a continuación.
De entre el tumulto, se distingue la figura de un agitador. Este se coloca al lado del valiente anciano para increparlo; para intimidarlo; para violentarlo; para importunarlo y para alborotar a la audiencia islamista.
Continúo con el relato:
-Mahoma es un falso profeta- dice el anciano; y apuntando con su dedo hacia al agitador le increpa -¡Sí! Tú eres un falso profeta.
-¡Mentiroso!- alega el agitador, -Mahoma es real…
-Jesús es el único- le responde el anciano, -Infórmate antes de hablar. ¿Quieres la verdad o quieres irte al infierno?
-¡Mentiroso!- le responde el agitador.
El anciano le contesta: -Yo no miento. Te digo la verdad: la palabra de Dios- Y levantando la Biblia en alto continúa: -Satán es un mentiroso; sin embargo Jesús nunca dijo mentira.
-Escucha, escucha- le interrumpe de nuevo el agitador.
-Jesús…
El agitador le grita al oído -¡Escucha!- mientras la turba islamista reacciona con nuevas risotadas frenéticas.
-Esto me ha hecho daño al oído- Les dice el anciano -Esto es intimidación. Intimidación, eso es lo que musulmanes sabéis hacer.
-¡Quizás!- Le responde a modo de chanza el agitador.
-¡Intimidación!- Exclama el anciano. Y levantándose del taburete prosigue su mensaje. Mensaje que se apagará bajo las voces del agitador y de las risas del auditorio por un momento.
El anciano se vuelve a sentar. Y cogiendo la Santa Biblia en sus manos recita: “Que un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; sobre sus hombros el imperio, y su nombre será: Consejero admirable, Dios potente, Padre eterno, Príncipe de la paz,” Y les dice -El niño que nació aquí en la Tierra es Dios Todopoderoso. Y yo sé que Jesús es real.
A partir de este momento no seguiré con la transcripción del agitador ni de con las risas del auditorio islamista, ya que los gritos, los insultos, las mantras y demás impertinencias se suceden de manera continuada. Haré una relación de las sentencias que este venerable anciano deseó comunicar a este ingrato auditorio de sarracenos integristas:
-La Biblia es la palabra de Dios.
-En Siria se matan entre ellos. Los de ISIS se matan entre ellos. Jesús nunca mató a nadie.
-Y os digo esto: Mahoma nunca hablaría así. Jesús ya estaba vivo antes de nacer.
-Más quiero decir lo siguiente: Jesús es el único camino. Jesús es aquel que murió y se levantó de nuevo. Vosotros moriréis e iréis al infierno. Cada uno de vosotros estaréis perdidos. ¡Perdidos! ¿Sabéis esto? ¡Perdidos para siempre! ¡En el infierno!
-¡Os estoy avisando! En el nombre de Dios y en el nombre de Jesús. Vosotros decís mentiras mientras yo hablo la verdad. Yo hablo la verdad de acuerdo a la Palabra de Dios.
-La Palabra de Dios es más poderosa que Mahoma; más poderosa que el Corán. La Palabra de Dios vive.
-Jesucristo es el camino hacia el Cielo y la única forma de ir al Cielo. Cualquier camino diferente os llevará al infierno, sin que importe la religión que sigáis.
-¡Escuchadme! Alá es un dios muerto y no un Dios viviente. Yo conozco al Dios vivo. Vosotros conocéis a un dios muerto y moriréis con él.
-Pero yo hablo la verdad y la verdad es real: porque Jesús sufrió y murió en la Cruz para que vosotros podáis obtener la vida eterna.
-El camino hacia el Cielo es el camino a través de Jesucristo.
-¡Dadle vuestra vida a Jesús! ¡Dadle vuestra vida a Jesús! ¡Dadle vuestra vida a Jesús!”
Y así concluye el testimonio valiente de este venerable anciano.
Debido a que el mundo no está oyendo esto de usted, sino de hecho todo lo contrario. . .
Debido a que el Islam no está oyendo esto de usted, sino de hecho todo lo contrario. . .
Su Santidad representa un peligro claro y presente para la vida de la Iglesia, para las almas de los fieles y para la vida misma de nuestros hijos.
Por consiguiente le recordamos respetuosamente sus propias palabras, y lo animamos a ser consecuente con ellas:” «Porque nuestra vida se alarga y a una cierta edad no tenemos capacidad para gobernar bien, porque el cuerpo se cansa; la salud puede ser buena, pero no se tienen fuerzas para atender todos los problemas de un gobierno como el de la Iglesia.» dijo el Papa Francisco, al hablar sobre la renuncia de Benedicto «Y creo que el Papa Benedicto XVI hizo un gesto que de hecho instituye los Papas eméritos. Repito: quizás algún teólogo me diga que no es exacto, pero yo lo veo así. Los siglos dirán si es o no así, veremos. Usted podría decirme: ‘¿Y si usted no se viera capaz, en un momento dado, de continuar?’. Haría lo mismo.»”
Gracias por su servicio, Francisco. Y ahora es el momento para que renuncie a su cargo. Retírese en paz para amar y servir al Señor.
Michael Matt
[Traducción y transcripción Miguel Tenreiro. Artículo original]