“Oh, yo no me disculpo. Toda mi vida he ambicionado rodearme de gente y de cosas hermosas. De pronto encontré esta oportunidad de oro…” ~The Lavender Hill Mob
¿Cuán estúpidos nos considera el Vaticano? Su desprecio por los laicos no tiene límites. El pueblo de Dios es tratado como ovejas ignorantes que solo saben lo imprescindible y no necesitan saber nada más.
Silencian a las ovejas.
Ahórrense la lamentable y conveniente narrativa Bergogliana del Quien Soy Yo Para Juzgar. No olvidemos que la canasta de colectas semanales de las parroquias les ayudan a pagar sus alquileres, sus comidas, sus birretes escarlata, sus báculos, sus anillos episcopales, sus autos, sus departamentos lujosos y sus fiestas.
Hablando de fiestas y departamentos lujosos, a pesar de los grandes esfuerzos del Vaticano por silenciar a la gendarmería vaticana, a los medios y a la curia, el infame Mons. Luigi “Cocaína” Capozzi, Secretario del poderoso cardenal Francesco “Realidades Positivas de los Homosexuales” Coccopalmerio, Presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, fue arrestado por albergar una estridente orgía homosexual con consumo de drogas.
La primavera pasada, tarde en la noche, en una sección exclusiva de la Santa Sede, a pocos metros de Casa Santa Marta, la residencia del Papa, se desarrolló una orgía y borrachera en un lujoso departamento del Vaticano. Afuera, habían aparcado lujosos autos con exclusivas patentes de la CV (Cittá del Vaticano), arriba en el departamento, un ruidoso y tempestuoso desenfreno se extendía en la noche. Los demás residentes del edificio se vieron afectados por el elevado ruido y la constante entrada de hombres en los aposentos elegantes de Capozzi. Tal como Francisco recuerda a los católicos, la tierra se está calentando, sin duda con la asistencia del departamento de Capozzi, que hervía con una cama ardiente de hombres desnudos, borrachos, y drogados.
Sin embargo, el clima cambió cuando la gendarmería del Vaticano entró en escena para arrestar a Capozzi. Este es el estado de ecosistema Vaticano bajo la tutela del papa Francisco.
Así comenzó la travesura de Capozzi, que generó más silencio en el Vaticano que en una iglesia cerrada.
A pesar de los grandes esfuerzos del Vaticano por borrar la noticia de la turbulenta redada por la orgía, Il Fatto Quotidiano lanzó la noticia en julio. Las drogas ilícitas corrieron y se compartieron con tanta libertad (un crimen bajo el código penal del Vaticano) que Mons. Capozzi fue arrestado por la policía y llevado a la clínica Pío XI para desintoxicarse de los narcóticos. Luego, fue enviado a un monasterio. Y “Quién soy yo para juzgar” Bergoglio impuso su infame omerta sobre todo el sórdido incidente criminal.
Vale la pena conocer cardenales del Vaticano que sean amigos cercanos de Bergoglio, el Papa de los Pobres. ¿Hay alguno que siga engañado por la cháchara de Bergoglio con un dejo de socialismo, en favor de los pobres, tal como “por eso quiero una Iglesia pobre y para los pobres.”? (Evangelii Gaudium, 198).
Corran la cortina de este humilde espectáculo sobre la pobreza, y observen el desarrollo del espectáculo escabroso.
El Vaticano Bergogliano opera como la Costa Nostra, prevalece el miedo, se retribuye la lealtad, y domina el dogma de la omertà. No nos sorprende, dado que los cardenales que se identificaron como la Mafia de San Galo alardearon sobre su poderosa influencia en la elección de Bergoglio como Papa.
Aceptémoslo, Mons. Cocaine Capozzi tiene una curiosa e importante palanca del cardenal Coccopalmerio. Los reportes italianos de noticias alegan que no es la primera vez que el afortunado Luigi Capozzi llevó un par de esposas por drogas ilícitas. Sin embargo, la afición de Capozzi por las drogas de diseño no detuvo a Francisco de elevarlo a una posición prominente dentro del Vaticano, que incluye un lujoso departamento normalmente reservado a los cardenales.
¿No es esta una gran noticia de último momento? Que los clérigos del Vaticano celebren orgías con drogas en el territorio Vaticano, a poca distancia de la residencia personal del Papa, es una enorme noticia. Sin embargo, la gendarmería del Vaticano recibió órdenes del Papa y su amplio equipo de medios. Alguien dijo a la policía que elimine el reporte del arresto y guarde silencio.
Aquí vamos de nuevo. Los laicos católicos no tenemos derecho a saber nada de esta redada policial, de una actividad ilegal e inmoral en el territorio de la NonSancta Sede. Podríamos hacer preguntas como: ¿quién más estaba allí cuando la policía allanó la fiesta? ¿Había obispos o cardenales participando en la orgía? ¿Había menores de edad presentes? ¿Qué revelan las fotos policiales sobre esta sórdida escena?
Seguramente los juerguistas jóvenes y viejos de la travesura de Capozzi provenían de múltiples países. ¿Fue Capozzi la única persona arrestada? ¿Quién proporcionó y pagó por las drogas y el alcohol? ¿Capozzi fue acusado por posesión, distribución, y tráfico de sustancias ilegales, irrupción de la paz, contribución a la delincuencia de menores u otros crímenes similares bajo el Código Penal del Vaticano?
“El gorro de un Cardenal aparta los pecados anteriores.” ~ The Millenari, The Shroud of Secrecy*.
La gendarmería del Vaticano y la Oficina de Prensa del Vaticano se negaron a comentar acerca de la redada policial, a pesar de la violación potencial de varios crímenes durante la orgía en el departamento de Capozzi.
Perdóneme, Padre, por juzgar comportamientos criminales en la Santa Sede, pero los siguientes son algunos de los crímenes bajo el Código Penal del Vaticano que Francisco está obligado a defender:
- Quien, sin autorización, cultive, produzca, fabrique, extraiga, venda, ofrezca u ofrezca en venta, ceda, distribuya, agencie, transporte, provea, envíe, lleve o despache en tránsito, o entregue para cualquier propósito, drogas narcóticas y sustancias psicotrópicas, así como quien cultive la amapola del opio, el arbusto de coca o la planta de cannabis, para la producción de drogas narcóticas, será castigado con entre seis y veinte años de prisión y una multa de entre 26.000 y 260.000 euros.
- La misma pena aplica para quien posea o compre drogas narcóticas o sustancias psicotrópicas en vista de cualquiera de las actividades previstas en el párrafo 1, así como para quien fabrique, transporte o distribuya equipos, materiales o sustancias listadas en la Tabla I o Tabla II, sabiendo que son utilizadas para el cultivo, producción o fabricación ilícita de drogas narcóticas o sustancias psicotrópicas.
- Cuando la cantidad de las sustancias indique que estaban destinadas únicamente para uso personal, la pena será de entre un mes y un año de prisión y una multa de hasta 1.000 euros.
- La pena aumentará de participar tres o más personas en la perpetración del delito.
Estos estatutos penales solo hablan de la actividad criminal en el Vaticano relacionada con drogas, pero sin duda se habrán cometieron otros crímenes… Hablaremos más sobre esto en el próximo capítulo.
¿Dónde está la indignación?
“¿Debiéramos guardar los conocimientos secretos para nosotros mismos, o gritar desde los techos que el mal se ha infiltrado en la Iglesia? El silencio que, para evitar un escándalo, permite al mal continuar, puede ser confundido con complicidad. El silencio que refuerza la corrupción solo mantiene el status quo, y no frena la maldad desenfrenada en la casa de Dios.” ~The Millenari, The Shroud of Secrecy.
Misteriosamente, el silencio derrota al locuaz Francisco.
Este arresto sórdido y preocupante culminó con la típica solución clerical vista en incontables escándalos de abuso sexual de parte del clero norteamericano. El sacerdote abusador es enviado a tratamiento y escondido en un monasterio, sin que la policía presente cargos. Tal es el destino de Mons. Capozzi. ¿Y la reacción del Vaticano?
Silencio sepulcral.
Curiosamente, ni una palabra del parlanchín papal que pontifica a diario sobre cualquier cosa, desde el cambio climático a las candidaturas presidenciales, y todo lo del medio. Sin embargo, cuando uno de sus clérigos favorecidos queda atrapado en una orgía con consumo de drogas, Francisco guarda silencio.
Silencio sepulcral.
¿Dónde están los informantes del Vaticano? ¿No están agobiados y preocupados por todos los escándalos? ¿O le tienen demasiado miedo al tiránico Francisco? Hasta aquí el No Teman.
Esta redada criminal seguramente no es la primera que ocurre en el papado de Francisco. Después de todo, Francisco, El Misericordioso S.A., no juzgará el comportamiento inmoral e ilegal. Eso sería no tener misericordia.
¿Recuerdan el informe de 300 páginas encargado por el papa Benedicto en 2012? La investigación destapó una enorme red de sexo, drogas, chantaje y fraude financiero en el Vaticano. Ese informe escandaloso jamás vio la luz del día. Se encontró con un silencio sepulcral. Ahora está enterrado en un escritorio de Francisco, juntando polvo junto con los informes policiales de Mons. Capozzi.
Uno se pregunta si, junto con la cocaína, no habría menores de edad presentes en la orgía de Capozzi. Han habido rumores incontrolables de que el informe de 300 páginas de Benedicto documentaba redes de tráfico de niños operando en el Vaticano. ¿Acaso no se autoproclamó Francisco como el campeón de las víctimas de tráfico humano? Los laicos debiéramos exigir saber si había menores de edad en la orgía, y a pedido de quién. ¿Por qué el Vaticano no ha publicado toda la investigación y l ereporte policial de este incidente criminal?
¿Recuerdan la recaudación anual de Peter Pence, cuyas donaciones parroquiales se juntaban y se enviaban directamente al Vaticano? Todos esos euros y dólares arrojados a la canasta dominical dan derecho a los laicos a exigir respuestas. ¿Exactamente cómo gasta el Vaticano ese dinero que ganamos nosotros con nuestro esfuerzo? En primer lugar, Francisco, el Papa de los Pobres, debiera abrir el informe de 2012 y los informes de arresto de Capozzi.
Los fieles católicos tenemos el derecho moral y fiduciario de saber todos los detalles relacionados con la redada policial en el departamento de Capozzi. El silencio sepulcral es inaceptable.
“Ha llegado la hora de que la Iglesia busque el perdón, primero de Cristo, luego de la humanidad, por las muchas infidelidades y traiciones de sus ministros, especialmente de aquellos en la cima de su jerarquía eclesiástica.” ~The Millenari, The Shroud of Secrecy.
Elizabeth Yore
*Los Milenarios, El Velo del Secreto
(Traducido por Marilina Manteiga. Artículo original)