De la cuarta petición de la oración dominica: el pan nuestro de cada día dánosle hoy

Punto PRIMERO. Considera lo primero, que nos manda Cristo pedir, el manjar y mantenimiento del cuerpo, porque advirtiésemos que nos viene de la mano de Dios, y que él nos sustenta como padre amoroso y solícito de sus hijos, según aquello de David [1]: Los ojos de todos esperan en ti, y tú le das el manjar a su tiempo, abres tú la mano y llenas a todos de bendición. De lo cual has de sacar afectos de agradecimiento al Señor que te sustenta, y juntamente de confianza de que nunca te faltará, pues tienes Padre tan benigno, tan próvido y tan solícito para con sus hijos, pues si los de la tierra tienen por caso de menos valer que les falte a los suyos, mucho más se preciará el del cielo de que sus hijos tengan todo lo necesario cumplidamente.

Punto II. Considera que nos manda pedir pan y no otros manjares, porque el pan es el manar necesario para la vida, conforme a lo que dijo el Eclesiástico[2]: el fundamento de la vida del hombre es el pan y el agua; el pan para manjar y el agua para bebida, y no quiere el Señor que pidamos lo superfluo que sirve para el regalo, sino lo necesario solamente que sirve para el sustento, en que nos encomienda la templanza y destierra la gula y la superfluidad en las comidas, repasa en tu memoria la sentencia del apóstol san Pablo[3] Teniendo alimento y con qué cubrimos estamos contentos, y saca de aquí resolución de contentarte con lo necesario solamente, y desterrar la gula y embriaguez y la diversidad de manjares y bebidas de tu mesa, que no sirven sino de incentivo de lujuria, y la pompa de los vestidos que engendran soberbia y vanidad.

Punto III. Considera que nos manda decir nuestro, porque ha de ser común y para todos el pan que Dios te diere, y debes considerar que no te le da para ti solo, sino para tus prójimos; también con ellos has de partir como buen hermano sustentándolos en cuanto pudieres, con pena de que te quitará Dios el pan y lo dará a ellos, considera si lo haces así y si cumples tu obligación, y con qué cara pedirás a Dios que nos de el pan, si concediéndote no cumples con tu petición, pues le pides para todos y te le apropias a ti solo, si ves a tu hermano en necesidad y le cierras las puertas de tu hermano en necesidad misericordia de él. ¿Cómo hay en ti caridad? Y si tú cierras las puertas de la misericordia a tus prójimos, Dios cerrará también las suyas para ti, piensa en esto en el acatamiento de Dios, y saca resolución de usar de misericordia con tus prójimos en cuanto diere lugar tu posibilidad.

Punto IV. Considera el resto de la petición, en que nos manda Cristo pedir el pan para hoy no más, cada día para cada día, por muchas razones. La primera, porque estuviésemos siempre pendientes de la divina providencia, esperando de su mano el sustento necesario para la vida. La segunda, porque avivásemos la confianza, esperando con viva fe que el que nos da hoy la comida nos dará mañana, y que no faltara a su providencia si no falta nuestra confianza, y así dijo Cristo por San Lucas[4]: no queráis estar solícitos de lo que comeréis mañana. El mismo Dios tenéis mañana que hoy, el cual os sustentará de la misma manera que os sustenta hoy. La tercera, porque el día de mañana es incierto, y que sabes tú si amanecerás mañana; cada día le has de tener por último, y vivir como si en el hubieras morir, y no quiere el Señor que pidamos más que para hoy, sin asegurarnos de vivir mañana, en figura de lo cual todos los días enviaba Dios el maná a los de Israel en el desierto, y si alguno le guardaba para el día siguiente se le podría de gusanos, porque los quería Dios muy confiados y dependientes de su providencia, medita estas verdades y pide a Dios que te de la confianza que debes tener en su piedad, memoria de tu fin, y gracia para vivir conforme a su voluntad.

Padre Alonso de Andrade, S.J

[1] Psalm. 103.

[2] Eccl. 39

[3] 1. Timoth.6

[4] Luc 12

Meditación
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Meditaciones diarias de los misterios de nuestra Santa Fe y de la vida de Cristo Nuestro Señor y de los Santos.

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