Los encuentros con familias y jóvenes, en Manila, fueron momentos significativos de las visitas a Filipinas. Las familias sanas son esenciales para la vida de la sociedad. Ver tantas familias que reciben a los niños como un verdadero regalo de Dios proporciona consuelo y esperanza. Ellos saben que cada niño es una bendición. He escuchado – algunas personas dicen – que las familias con muchos hijos y el nacimiento de tantos niños están entre las causas de la pobreza. Pienso que esta es una opinión algo simplista. Puedo decir, todos podemos decir, que la principal causa de la pobreza es un sistema económico que ha removido a la persona como su centro, remplazándolo con el dios del dinero, un sistema económico que excluye, siempre excluye: que excluye a los niños, a los ancianos, a los jóvenes, a los desempleados… – y que crea la sociedad expulsora en la que vivimos. Nos hemos acostumbrado a ver descartar a la gente. Esta es la principal causa de la pobreza, no las familias. Al evocar la figura de San José, que protegió la vida del “Santo Niño”, tan reverenciado en este país, mencioné que necesitamos proteger a las familias, que enfrentan diversas amenazas, para que así pueden ser testigos de la belleza de la familia en el plan de Dios. Las familias necesitan ser defendidas de las nuevas formas de colonización ideológica, que pretenden amenazar su identidad y misión.
Francisco
Audiencia General, Roma, 21 de enero de 2015
[Traducido por Ramses Gaona. Artículo original]