Miedo a no mostrar el Magisterio de la Iglesia, desde la conformidad con el mismo. Es decir, no se trata de negar el magisterio sino de ¡NO MOSTRARLO!…..como si el mismo fuera de verdad conocido por el pueblo de Dios. El catecismo está ahí, sin duda. Pero….¿se recuerda a los fieles su existencia y sobre todo su vigencia?…..¿o más bien se cae en el error de no mostrarlo con la excusa de que cualquier fiel puede acceder a él?; y con el catecismo enlazamos todo el magisterio católico, al menos el más reciente. Miedo a romper la ignorancia de los fieles……y miedo de raíz muy diabólica: «dejémoslos en la ignorancia para que no sientan culpabilidad moral» (es un pensamiento inconsciente pero REAL). Terrible: el gran triunfo de Satanás es conseguir que el ser humano no se sienta culpable de nada, pues así no ha de arrepentirse delante de Dios.
Miedo a incluir la exhortación en las homilías. Miedo a remover las conciencias de los que acuden a Misa y que en el fondo desean formar sus conciencias en la verdad desenmascarando las mentiras. No pocas homilías (ésto me lo han expresado a mi muchos fieles) son «refritos» de la Palabra proclamada, sin la más mínima exhortación concreta para la vida moral. Se desea que cada fiel actúe en «conciencia» pero se le priva al fiel de formarse la conciencia, y, de ese modo, se empuja a los fieles hacia un protestantismo práctico de libre interpretación de la Palabra de Dios.
Miedo que se confunde con la virtud de la prudencia. Miedo que solo se asienta desde la cobardía y el pecado de omisión que nace de esa cobardía. Miedo que a veces bebe de una causa aún peor: el afán inconsciente de hacer CARRERA en la Iglesia: llegar a ser Cargo Superior, Obispo, Cardenal….y desde ese deseo la valentía aparece como un obstáculo para llegar al objetivo…..¡qué pena!
Padre Santiago González