Paula, 14 años: «arrodillarme me parece una forma de darle gracias al Señor por poder recibir su Cuerpo»

Publicamos este bello testimonio de Paula, una niña de 14 años, que tiene el gran valor de exponer las verdades de nuestra Fe y el amor por Jesucristo de una forma inigualable y que impresiona para su edad, y los tiempos y ambientes que vivimos. Queremos recalcar que es un testimonio 100% auténtico escrito por ella, conocida de un colaborador de esta página web. Debería servir a muchos mayores para reflexionar.

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MI EXPERIENCIA CON EL SEÑOR

Me siento feliz de haber nacido en una familia cristiana y católica en la que desde pequeña he aprendido a rezar y a conocer a Jesús, el Hijo de Dios, y a la bellísima Virgen María. Hay muchos niños, e incluso personas en el mundo, que desde que eran pequeños no han tenido esa oportunidad.

Así que quien lea esto, Dios le abra las puertas de su corazón, a su humildad, a su protección desde ahora y por siempre.

En numerosas ocasiones me pregunto cómo es que hay gente que no crea sabiendo que existe el bien y el mal. Yo creo que es porque no creen que después de la vida pueda subir el alma al Cielo o no; y de esta forma Jesús y Dios te den una vida eterna, perfecta y bella. O de lo contrario ir al infierno si no has sido buen cristiano, y de ahí no poder salir nunca. Al saber que hay Cielo e infierno, Dios te abre una puerta a su Corazón como una pista para estar con los ojos y el alma bien abiertos a Él para no equivocarte nunca.

Algunas personas piensan que si eres cristiano ya no vas a tener problemas en la vida. Pero la vida nos ocasiona circunstancias complicadas, pues es como un examen antes de la muerte, que puedes suspender o aprobar. Antes de este examen final puedes elegir el buen camino o no, en ese caso sería estudiar o no, y respecto a la religión sería practicarla o no.

Cuando se tienen problemas no se puede culpar al Señor, pues Él lo que quiere es nuestro bien, nunca quiere hacernos mal. A veces es el maligno quien tiende a equivocarnos y ponernos en contra de Cristo.

Para algunas personas el ir a Misa, comulgar o confesar no es importante, y yo me pregunto cómo puede ser posible. Lo que ocurre en realidad es que no entienden su verdadero significado. Yo cuando asisto a Misa con mi familia me sirve de aprendizaje para saber más de Dios y así ser mejor cristiana.

Confesar es algo importantísimo, y, aunque cuentes cosas personales al sacerdote, lo que estás haciendo es comunicarte con Jesús para que te perdone los pecados y así poder estar a bien con Él. De esta forma tendré el alma limpia para poder realizar bien el examen final y aprobarlo con sobresaliente.

Me encanta tomar la Comunión, pues me proporciona protección. Es como que parte del Señor entra en mí y me llena el alma y el corazón, pero, claro, para ello tengo que estar limpia de cuerpo y alma, lo que consigo con la confesión.

Algo importantísimo para mí es que cuando comulgo me arrodillo, y el sacerdote me da la Comunión arrodillada. Para mí arrodillarme me parece una señal de respeto hacia el Señor, una forma de darle gracias por poder recibir su Cuerpo.

Para ser buen cristiano hay que cumplir los mandamientos de la Ley de Dios. Los principales para mí son:

  1. Amar a Dios sobre todas las cosas. Y santificar las fiestas.

  2. No tomar el nombre de Dios en vano. Ni hacer malas obras, como matar.

  3. Amar al prójimo como a ti mismo.

Los mandamientos de la Ley de Dios son muy importantes, estos los he puesto porque son para mí los más significativos. Os preguntareis por qué, por una sencilla razón:

  1. Dios es el que nos proporcionará el descanso eterno si hemos buenos. Él nos ayuda, nos protege y también nos da la vida. Es importante santificar las fiestas porque pertenecen a su divinidad. Para mí todos los días son un regalo, como una fiesta. Encima la suerte que tenemos es que cada día es su santo.

  2. Sería un pecado muy grave tomar el nombre de Dios en vano, cuan es Él el que pretende proporcionar todo lo bueno, te ayuda y te regala todo. Y sería muy feo si ofendemos a Dios con nuestros pecados, cuando fue el Hijo del mismísimo Dios el que murió por nosotros.

  3. Siempre que veo a una persona que está mal la intento ayudar como pueda, como me gustaría que me ayudasen a mí cuando esté mal. Me da igual del país que sea, o del color de su piel, ya que son personas igual que nosotros. Dios nos ayuda a todos, seas ladrón (aunque esté mal), seas millonario (aunque seas avaricioso y estés equivocándote), seas pobre (aunque no tengas nada que ofrecer). Él te ayudará. De igual forma henos de hacer nosotros.

Me encanta hablar del Señor e intentar convertir, informar sobre la religión y proporcionar el bienestar a otras personas. Pues lo que pretendo hacer con todas estas cosas es acercarme cada vez más al Señor para ser buena cristiana, o católica, y en el último momento poder estar en el Paraíso con el Señor.

Un cordial saludo.

Paula
14 años

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