En estos tiempos irenistas en donde pareciera que los católicos tenemos que pedir perdón por existir y donde florece una tendencia muy acusada a evitar todo aquello que pueda molestar o escandalizar a las falsas creencias o religiones de Satanás, es importante que aparezcan seglares católicos combativos que libren con valentía los nobles combates de la Fe, que manifiesten sin complejos su catolicidad y defiendan la sana doctrina. Hoy en día es muy importante evangelizar la cultura, pero hay que hacerlo con rectitud, sin edulcorar un ápice el Evangelio, sin componendas con el mal y el error.
Andrés García-Carro es un escritor coruñés, residente en Palma de Mallorca, muy comprometido con España y su esencia católica. Amante del tradicionalismo hispánico y asiduo participante en la Litugia de siempre, sus páginas destilan ese amor por sus dos grandes ideales: Dios y España. Recientemente escribió Por Dios y por España. Entre los anteriores destacan Pintadas contra Zapatero, Interactivo, Por amor a España, De mal en Rajoy, Católico, ergo antiliberal, Un aguafiestas en la fiesta de Satanás y Contra la demoniocracia. Además ha publicado otros de poesía, narrativa y aforismos. Su voz se ha escuchado en las tertulias políticas de Territorio Lince (Cadena Ibérica) y en la Boca del Lobo (Radio Ya).
De toda su obra quiero entresacar para ustedes una recopliación de la poesía religiosa que ha ido asomando la cabeza en cada uno de sus libros. Espero que sirva para su deleite y para su edificación. Las personas que lo deseen pueden contactar con el autor en el siguiente correo: [email protected]
NAVIDAD
Porque ha nacido en Belén
Jesús, hijo de María
y José de Nazaret,
brindemos con alegría.
Porque ha venido a hacer bien
con su ejemplo y con su guía,
hoy veinticinco del mes
de diciembre es un gran día.
Porque Él es Dios y yo sé
que nos alienta y nos cuida
y que nos tiene en su Edén
habitación escogida,
gocemos aquí también
del tránsito de esta vida.
Paremos el carrusel
de los odios, las inquinas,
amémonos como Él
nos ama sin escatima.
¡Qué alegría, qué alegría,
hoy ha nacido en Belén
nuestro Maestro y Mesías!
LA BUENA SENDA
Los primeros versos que escribí en mi vida
–tendría yo doce años–
trataban sobre la muerte.
Los recuerdo perfectamente:
«Quien a la nueva vida va
gozo eterno tendrá,
mas quien caiga en el Infierno
condenado para siempre está.
Aunque sea duro y crudo,
buen aviso Dios nos da».
Ahora que soy cuarentón
me reencuentro con aquel niño
y veo en él
el retrato fiel
de quien yo siempre he sido:
católico a machamartillo,
aunque largo tiempo
distraído.
Pido a Dios que me mantenga
en la buena senda hasta el final.
MI ARCÁNGEL SAN MIGUEL
Andaba yo extraviado
entre la niebla liberal,
cuando él se cruzó en mi camino
de modo providencial.
Fue en Bruselas, Place Jourdan,
aquel encuentro,
tras el cual
el sol del Catolicismo,
de claridad sin igual,
en el cielo de mis días
omnipresente empezó a brillar.
Descubrí el tesoro
de la Misa Tradicional,
la Confesión y la Eucaristía
volviéronse mi pilar,
el «Padre Nuestro» y el «Ave María»
cada noche me puse a rezar.
Mi vida entera, en fin,
hacia Dios la supe orientar.
Todo gracias a él,
a Miguel Toledano Lanza,
mi Arcángel San Miguel.
¡TODOS AL CIELO!
¿Qué deseo? ¡Ir al Cielo!
Que vayamos ¡todos al Cielo!
Mis padres, mis hermanas, mis sobrinos…
¡Todos al Cielo!
Tú que me estás leyendo
con esa cara de asombro,
tú que me estás leyendo
con el ceño fruncido,
tú que me estás leyendo
con una mueca burlona…
¡Todos al Cielo!
También tú, y tú, y tú, y tú…
¡Todos al Cielo!
Por eso me pongo tan pesao
recordando el camino
que tenemos que seguir
para llegar a la meta,
que no es, vive Dios, el que a mí se me antoje
sino el que Él mismo
(«Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida»)
con palabras inmortales
claramente señaló.
¿Vamos al Cielo?
RETIRO ESPIRITUAL
Me voy, me voy
a un retiro espiritual,
lejos de todo
lo mundanal.
A recargar las pilas
de mi alma,
a limpiar la maquinaria
de mi corazón.
Me voy, me voy
cerca de la Virgen María
y Jesús Nuestro Señor.
TE QUEDE EL TIEMPO QUE TE QUEDE
Te quede el tiempo que te quede
–pueden ser cien años, puede ser un instante–,
te queda muy poco tiempo.
No lo malgastes, aprovecha tu vida,
ponte en orden con Dios
mejor ya mismo que mañana.
Te quede el tiempo que te quede
–pueden ser cien años, puede ser un instante–,
te queda muy poco tiempo.
No seas frívolo, el aplauso del mundo no te importe,
pues todo aquí, ya se sabe,
es vanidad de vanidades.
Eleva tu alma, ensancha tu corazón, mira hacia lo alto,
llénate de amor a quien loco de amor
por ti murió en la Cruz crucificado.
Te quede el tiempo que te quede,
sabrás que era muy poco, sabrás que no era nada,
cuando tu suerte en el más allá
para siempre esté echada.
¡AYÚDAME, SEÑOR!
Señor, si me tambaleo,
sujétame para que no me caiga.
Señor, si flaqueo,
dame fuerzas, no dejes que desfallezca.
Te necesito, Señor.
Tan pronto me aparto de Ti,
me encamino hacia el abismo.
Débil soy, Señor.
Los placeres de este mundo me seducen.
Tantas veces me he caído
y tantas veces me has ayudado a levantarme,
que tengo miedo de agotar tu paciencia.
¡Ayúdame, Señor!
Ayúdame a caminar
hacia Ti con paso firme.
LA MEDALLA DE LA VIRGEN DE GUADALUPE
La medalla de la Virgen de Guadalupe
que de tu cuello colgué
brilla en tu pecho bronceado
como un solecito de plata.
¡Qué guapa eres, nena, y qué bien te queda
la medalla de la Virgen de Guadalupe
que de tu cuello colgué!
Sea Ella la luz que nos dé
calor y discernimiento
para hacer las cosas bien.
Sea Ella para siempre
el nexo de nuestra unión.
PLEGARIA ANTES DE UN VUELO
Si se cae el avión,
no me dejes, Señor, caer en el Infierno.
Llévame junto a Ti, aunque sea
haciendo escala en el Purgatorio.
Señor, mucho he pecado,
pero la lucha por estar
en orden Contigo
no la he abandonado.
Si se cae el avión,
que mis últimas palabras sean
para Ti, para pedirte perdón
de todo corazón.
LO QUE MI CORAZÓN SIEMPRE SUPO
Con los años he ido aprendiendo
lo que mi corazón siempre supo:
que todo en este mundo es pasajero,
que no hay más éxito que estar
en orden con Dios
ni más fracaso que el pecado,
que el perdón es el triunfo verdadero,
que lo único que importa es ir al Cielo.
AFÉRRATE A DIOS
Cuando vengan mal dadas,
cuando todo se derrumbe
a tu alrededor,
aférrate a Dios.
No dejes que la duda,
ese virus diabólico,
se infiltre en tu corazón.
¡Aférrate!
Aférrate a Dios con fe férrea
cuando todo se derrumbe
a tu alrededor.
¡VADE RETRO, SATANÁS!
¡Vade retro, Satanás!
Yo ya no peco más.
No quiero ser como tú,
una fiera condenada
para toda la eternidad.
¡Vade retro, Satanás!
Yo ya no peco más.
Atado a un barrote estás,
como dice San Agustín,
y hasta mí no puedes llegar
si yo no me acerco a ti.
¡Vade retro, Satanás!
Yo ya no peco más.
A Jesús y a la Virgen me acojo
frente a cualquier tentación,
a Jesús y a la Virgen que son
amor todopoderoso.
¡Vade retro, Satanás!
¡Que yo ya no peco más!
NADA SIN DIOS
Si Dios no está en el centro,
base y fundamento
de nuestra conversación,
digamos lo que digamos
hablaremos en el vacío
o en modo superficial.
Y da igual cuál sea
el tema que tratemos.
Bien observó Santa Teresa
que también el Señor
anda entre los pucheros.
No te engañes
y que no te engañen:
no hay filosofía que se sostenga
sin Dios,
no hay sistema político bueno
sin Dios,
no hay amor verdadero
sin Dios,
no hay nada que tenga sentido
sin Dios.
Si Él no está en el centro,
base y fundamento
de nuestra conversación,
podremos a lo sumo
intercambiar mensajes,
transmitirnos información,
mantener una simple
comunicación.
Pero eso también
pueden hacerlo los animales,
los cuales nunca
hablan de Dios.
SAN ANDRÉS
Fuiste de Jesucristo el elegido
para ser su discípulo, el primero.
Tu hermano era Simón, más conocido
por San Pedro en la tierra y en el cielo.
Al Maestro seguiste en su camino
junto a los once más que lo siguieron
y recibiste de Él el pan y el vino
la noche que en el huerto lo prendieron.
Por dar prueba de Fe fuiste afligido,
martirizado y muerto en un madero
en forma de aspa y siempre bendecido.
Apóstol San Andrés, apóstol mío,
que intercedas por mí allá en el Cielo
en este día nuestro te lo pido.
Y EL NACIDO ¿DÓNDE ESTÁ?
Veo por la ciudad
arbolitos adornados
con bolas de colores,
estrellitas, lucecitas,
papanoeles colgados
de los balcones aquí y allá.
Y el Nacido ¿dónde está?
No lo veo, ni a Él ni a
su Papá ni a su Mamá
ni a los Reyes que del Oriente
el oro, el incienso y la mirra
en sus camellos le traen.
Veo grandes carteles
que felices fiestas nos desean.
¿De qué fiestas hablarán?
Si el Nacido no está en ellas,
serán lo que sean,
mas felices no serán.
Cristianos del mundo entero,
dejemos de hacer el canelo;
el Niño-Dios ha nacido,
celebremos su Navidad.
SIN TI NADA PUEDO
Sin Ti nada puedo, Señor.
Ayúdame, te lo ruego.
Ayúdame a tener Fe
y a obrar en consecuencia,
ayúdame a vivir
con sobriedad y con decencia.
Sin Ti nada puedo, Señor.
Sin Ti a expensas quedo
de Satanás,
que es mucho más fuerte que yo.
¡Ayúdame, Señor!
No me dejes caer en la tentación
y líbrame del mal,
te lo ruego.
FÁTIMA
Ante Ti, Virgen Santísima,
como un niño rompí en llanto
por todas mis congojas,
por haber pecado tanto.
Tú que el Infierno mostraste
a Lucía, Francisco y Jacinta,
también a mí ese espanto
me dejaste entrever.
Pero otro regalo me hiciste
que alegró mi corazón:
el honor tan dulce y tan alto
de elegirme abanderado
de la Santa Tradición.
Reina del Universo,
Madre mía del cielo,
con todo mi amor
yo te venero y te canto.
VINAGRE Y ESPINAS
Los días de vino y rosas,
cuando el vino lo sirve Satán
y las rosas las corta la concupiscencia,
seguidos siempre van
de días de vinagre y espinas.
No, amigos, no nos engañemos,
los placeres mundanos no dan
al alma satisfacción ni gozo pleno.
Sólo de lo alto, sólo de Dios
viene la felicidad
que sacia la sed de nuestros corazones.
La auténtica alegría bebe en fuente divina.
SAN SEBASTIÁN
Porque tú eres el patrón
de Palma, donde resido,
este poema te escribo
con especial devoción.
Militar de vocación,
famoso por aguerrido,
supiste decir que no
a todo un Emperador
al ser por él compelido
a renegar del buen Dios.
Por ello como castigo
a muerte te condenó.
Por mil saetas herido
fuiste, mas no te mató
ninguna y restablecido
volviste a hacer profesión
de Fe ante tu malhechor,
que atónito al verte aún vivo
tu martirio consumó.
Sebastián, santo patrón
de Palma, donde resido,
infúndeme tu valor
en la lucha, te lo pido.
EL CAMINO DE SANTIAGO
Con el peso de un mal de amor
y la mochila a mis espaldas
camino de Compostela salí
una madrugada de invierno
desde Tui.
Tui-O Porriño,
O Porriño-Redondela,
Redondela-Pontevedra,
Pontevedra-Caldas de Reis,
Caldas de Reis-Padrón,
hasta llegar a mi destino
para abrazar al Patrón.
La carga de mi mochila
se había hecho más pesada,
en cambio mi mal de amor
ya casi no me pesaba.
Santiago, Santiagón
(como un poeta te llamara),
gran honor fue para mí
recorrer en pos de ti
a pie mi tierra gallega.
¡Hasta siempre, Compostela!
Javier Navascués