Sacerdotes que se oponen a su Obispo y Obispos que se oponen a su pueblo

Esta música suena en nuestras latitudes. Los sacerdotes que se opusieron a don Marcelo, el obispo de Barcelona. Pero eso pasa también en Aragón, por contigüidad y contagio con Cataluña. Es que suena también la cuestión de fondo: hay sacerdotes díscolos que rechazan al obispo (que aún no ha podido tomar posesión) por razones étnicas. Pero no se asusten, eso ocurre en África. ¡Ah, bueno, en África! En Europa, más refinada, se premia a los sacerdotes levantiscos (¡y cómo se les premia!) para que no den guerra; en África se les castiga (¡y cómo se les castiga!) para que no den guerra. El fin es el mismo pero los medios son distintos. En Europa, suavidad, dulzura y comprensión para con los curas rebeldes; en África, mano dura y severidad extrema. Por algo somos la refinada vieja Europa.

Menudo susto cuando he leído el título en Religión en Libertad. El cuerpo de la noticia dice: “Desde que el papa Benedicto XVI nombrara al sacerdote Peter Okpaleke obispo de la diócesis de Ahiara, muchos sacerdotes diocesanos se han negado a obedecerle por razones étnicas, puesto que no pertenece a la etnia Mbaise”. Razones étnicas. Lo veo: una etnia (la que tiene el obispo) que va de superior y pretende prevalecer también en la Iglesia sobre la otra etnia. Y lo más probable es que cada etnia tenga una lengua distinta, y que la etnia dominante quiera imponer su lengua también en la iglesia y los sacerdotes de la etnia dominada se suban por las paredes. Eso son cosas de África, ¿eh que sí?

De desobediencia al obispo y de montarle escraches para echarlo, sabemos bastante en la que antaño se llamó la puerta de África. ¿Recuerdan? África empieza en los Pirineos, se decía antes de montar la Unión Europea. Pues sí, sí, aquí en Cataluña, en la que fue la parte más septentrional de África, aún ocurren cosas así. Y cual corresponde a la que fue primera región de África, ocurre por razones étnicas. Pero el Vaticano ya tiene muy bien aprendida la lección y brillantemente resuelto el problema. El modus operandi es el más sencillo del mundo: darle la razón al que más resistencia opone. La respuesta a la expulsión del obispo nombrado por el Vaticano, es una lección maravillosamente aprendida. El Papa sabe algo tan simple como que para Cataluña sólo puede nombrar obispos de la etnia dominante. Y claro que vale que sean de “La Franja”. Es un valor añadido, por ser del lebensraum (el espacio vital que reclamaba el nacionalsocialismo) de la etnia dominante. Vamos, que al Vaticano ni se le ocurre soñar con mandar a Cataluña obispos, ni que sean auxiliares, de la etnia dominada. ¡Ni en sueños!

Pero es que aquí estamos en un fenómeno dizque religioso muy genuino. No son ni los sacerdotes ni los fieles los que rechazan al obispo, sino que son los obispos los que rechazan a los fieles. Genial: el niño que muerde al perro y los pájaros que les disparan a las escopetas. ¿Acaso le chirría a alguien esta conducta episcopal tan genuinamente catalana pero tan poco cristiana? No, no extraña a nadie que en Cataluña los obispos en vez de esmerarse en destacar por su catolicismo, pongan todo su empeño en distinguirse por su catalanismo y por su secesionismo. En Cataluña esto es lo normal: católicamente normal. Aquí nadie cuestiona la superioridad de la etnia que administra los derechos del territorio. La superioridad se impone y punto. Por eso todo el mundo ve normalísimo que los obispos, a la cabeza de los sacerdotes de la etnia dominante, se pongan prestos al servicio del sistema. ¿Algo que objetar?  

¿Y espera alguien que el Papa ponga firmes a los obispos de Cataluña, incluido el recién creado cardenal, y les haga enviarle una carta personal pidiéndole perdón por semejante atropello? ¿Poner firmes a los obispos? ¿A los obispos de Cataluña? ¡Ay, Señor! Los obispos no están para eso, y el Papa tampoco. Y ojo, que lo de África no es para las calendas griegas sino a fecha muy breve: el 9 de julio tienen que haberle enviado la carta todos los sacerdotes rebeldes. Y aunque les diese el Papa más tiempo, ¿no podría exigirles a los obispos de Cataluña que le pidan perdón por haberse posicionado contra la mitad étnica indeseable de sus diócesis?

Y por supuesto con la amenaza correspondiente de la suspensión a divinis. Poca broma. La disciplina eclesiástica lo requiere, ¿no? La infidelidad de los sacerdotes a su obispo ha de ser castigada canónicamente. ¿Y acaso no merecería el mismo castigo canónico la infidelidad de todos los obispos de Cataluña a sus fieles? La infidelidad de todos los obispos y de gran número de sacerdotes. Como en África, suspendidos a divinis por la gravísima infracción de la disciplina canónica, ¿no? Es que al fin y al cabo, como en África, es la cuestión étnica la que lo envenena todo.

Pero no, no estamos en la África profunda, donde hay que tratar al clero levantisco con mano de hierro. Esto no es África, es Europa. Y aquí en Europa, pase lo que pase (¡y son muy gordas las cosas que pasan!), los curas ¡y mucho más los obispos!, han de ser tratados con guante blanco. Así que no pasa nada, absolutamente nada porque conspiren todos los obispos a una para aliarse contra la mitad de sus diocesanos. El Vaticano tiene asumido ya que esto es así y actúa en consecuencia. Alta política vaticana.

¿Una delegación de fieles de nuestras diócesis al Vaticano, recibida en audiencia por el Papa para quejarse del desprecio de sus obispos? No, no, las diócesis africanas sí; y en todo caso para ir a hablar bien del obispo. ¿Y para quejarse no? No, no, no, de ninguna manera. El obispo, sea el que sea, aunque sea de la tribu enemiga, siempre tiene razón y los fieles no tienen por qué quejarse. Si los obispos dicen que es dogma sacrosanto la identidad del pueblo catalán y los derechos derivados de esa condición divina, y todo lo que deriva de esos sagrados dogmas, al pueblo fiel sólo le toca callar ante sus pastores. Callar y obedecer. ¡Esto no es África! O quizá no sea el estrecho sino los Pirineos, lo que separa a África de Europa. ¡Ay, ay, ay, los derechos étnicos: presididos, ay, ay, ay, por los derechos lingüísticos!

Lo de África, decía el Papa, parece muy duro. Pero era inevitable porque el Pueblo de Dios está escandalizado. Y obviamente había que actuar. Pero en nuestro caso no es lo mismo. Aquí, a causa de la conducta recalcitrante de los obispos y de tantos curas que les siguen (volem bisbes catalans), la porción residual del pueblo de Dios procedente de la tribu maldita, ya ni se escandaliza; y el resto de ese pueblo de Dios, el grueso de ese pueblo, huyó a causa del hostigamiento que hubo de sufrir en los mismos templos por parte de curas y obispos proselitistas que se empeñaron en convertirlos a la fe de la etnia verdadera. Como en África las guerras entre etnias. Pero esto no es África, por más que los conflictos étnicos (¡oh, sí!, aquí se trata de etnocultura) nos induzcan a creer que sí, que somos igual de tribales. ¿Sí? ¿No? ¿Es todo esto un espejismo? Eso nos pasa por andar en el desierto. Otros más ilusos ven vergeles y oasis maravillosos donde sólo hay arena. Protejámonos de la arena que amenaza con lijarnos los ojos; y de los espejismos, que tan cruelmente los engañan.  

Virtelius Temerarius

Del mismo autor

Una oportunidad perdida

(Imagen: San Carlos Borromeo dando la Sagrada Comunión a enfermos de...

Últimos Artículos

La santidad de la Iglesia y los escándalos en su seno

Como explican los teólogos, la Iglesia fundada por Jesucristo...

El concepto católico del derecho

Introducción El 25 de marzo de 1953 el cardenal Alfredo...