El 15 de noviembre la Iglesia celebra la memoria de San Alberto Magno.
Dominico, Obispo y Doctor de la Iglesia Católica y patrón de las ciencias naturales. Explicó con argumentos sólidos que nuestro planeta no es plano sino redondo
Nació en Alemania el año 1206 y murió en 1280. Estudió en Padua y en París e ingresó en la Orden de los Predicadores (Dominicos). Ejerció con notable éxito la docencia y fue ordenado Obispo para la sede de Ratisbona. Puso todo su empeño en la pacificación de Europa en ese siglo XIII que le tocó vivir. Es autor de muchas obras de teología y de ciencia. Y fue maestro de Santo Tomás de Aquino, el mayor teólogo de todos los tiempos.
Alberto fue el iniciador de la escolástica, pues aplicó el método aristotélico a la teología. Se dice que él puso los fundamentos para que luego Tomás de Aquino construyera el edificio. Esta es la gran aportación de este santo a la teología católica, como precursor del sistema predilecto de la Iglesia.
Cuando era joven, tenía la sensación de no poder con los estudios y decidió dejarlos. Al marcharse de su colegio salió por una escalera donde tuvo un feliz encuentro con la Virgen María que se le apareció para decirle que»¿porqué en vez de huir del colegio me rezas a mi que soy la Causa de la Sabiduría?; si tienes fe y confianza te daré una memoria prodigiosa, y para que sepas que fui yo quien te la concedía, olvidarás todo lo aprendido antes de morirte». Y así sucedió: dos años antes de morir, en plena clase, tuvo un fallo de memoria que le debilitó su entendimiento.
San Alberto Magno, humilde y fecundo doctor, intercede por nosotros
