Sermón para el Miércoles de Ceniza en Fontgombault: ¡Tiempo para las Obras de Misericordia!

Sermón del Reverendísimo Don Jean Pateau

Abad de Nuestra Señora de Fontgombault

(Fontgombault, 10 De Febrero de 2016)

Queridos Hermanos y Hermanas,

Mis amados Hijos:

«La Cuaresma de este Año Jubilar sea vivida con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios.»  (Papa Francisco, Misericordiæ vultus, n. 17)

Tal es el deseo que ha expresado el Papa Francisco en la Bula de Convocación del Jubileo extraordinario de la Misericordia. El experimentar la misericordia de Dios implica que debemos aceptar la mirada misericordiosa con la que el Padre mira nuestras vidas y a nosotros, pero también implica que debemos imitar al Padre, el Misericordioso, cuyo Hijo es icono Suyo, y quién concede la misericordia.

Las oraciones y las lecturas de la Misa de hoy se refieren especialmente a este primer aspecto. Esta llamada a la misericordia no puede ir sin la conversión; sin la voluntad de cambiar nuestras vidas para volver a Dios. Debemos revivir la parábola del hijo pródigo: «me levantaré, e iré a mi padre«. (Lc 15:18) Si mediante la conversión y la abnegación nos abrimos hacia una relación con Dios, también nos abrimos a una relación con nuestros vecinos.

Esta relación significa que debemos practicar las obras de misericordia. El Catecismo de la Iglesia Católica las define como » acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales.» (CEC, n. 2447) La Tradición nos ofrece la oración, el ayuno, y la limosna, como ejemplos en nuestro camino cuaresmal. Durante este año, podríamos centrar nuestra atención en las obras de misericordia.

Obras Corporales de Misericordia:

– Dar de comer al hambriento

– Dar de beber al sediento

–  Vestir al desnudo

–  Dar posada al peregrino

– Visitar al enfermo

– Visitar a los presos

–  Enterrar a los difuntos

Obras Espirituales de Misericordia:

– Enseñar al que no sabe

–  Dar buen consejo al que lo necesita

 – Corregir al que se equivoca

– Perdonar al que nos ofende

– Consolar al triste

– Sufrir con paciencia los defectos del prójimo

– Orar a Dios por vivos y difuntos

Hay muchas de entre estas obras, que podríamos poner en práctica dentro de nuestras familias, de nuestras comunidades, de nuestra sociedad. Cualquier relación que no se encuentre estrictamente limitada con la justicia depende de la misericordia. Durante este tiempo que aceptamos, durante estos días santos, puede que nos maravillemos de las siempre renovadas bondades de nuestros vecinos, y también libremente nos podemos dedicar a ellos. Encomendemos a María, Madre de la Misericordia, en nuestro itinerario Cuaresmal, y preparémonos para permanecer con ella durante la hora en que su Hijo nos concederá la misericordia, la hora de la Cruz. Amén.

[Traducción de Miguel Tenreiro. Artículo original.]

RORATE CÆLI
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