¿Un Hombre de palabra? ¡Pero el problema es su palabra!

“Una dictadura necesita de tres cosas: un hombre, una idea, y seguidores prestos a vivir por el hombre y la idea y, de ser necesario, a morir por ellos. Si falta el hombre, es inútil; si falta la idea, es imposible; si faltan los seguidores, la dictadura es un chiste.”

Esto dijo Joseph Goebbels, el “Ministro para la Ilustración Pública y Propaganda” de la Alemania nazi entre 1933 y 1945. A su lista de tres requisitos para una dictadura, yo agregaría un cuarto muy obvio (considerando su cargo, me sorprende que Goebbels no lo haya mencionado): propaganda. Para que un hombre y sus ideas reúnan seguidores – especialmente si el hombre o sus ideas son malos – es necesario propagar un relato favorable, uno que apele antes que nada a las emociones en lugar del intelecto y omita las verdades incómodas.

Propaganda

Decidí ir a ver El Papa Francisco: Un Hombre de Palabra el fin de semana de su estreno (se estrenó el 18 de mayo en Norteamérica) – solo para realizar periodismo de investigación – y si tuviera que utilizar una sola palabra para describirla, elegiría propaganda. De principio a fin es evidente que el propósito de la película es (1) propagar un relato favorable que (2) apele a las emociones en lugar del intelecto y (3) omita verdades incómodas.

Como decidí no tomar notas en la oscura sala del cine, intentaré recordar lo mejor posible los detalles de la película. (Seguramente el papa Francisco y su querido amigo ateo, Eugenio Scalfari, estarían de acuerdo.)

Comparación Falsa

En primer lugar, uno de los temas centrales del film es la comparación equívoca entre San Francisco de Asís y el papa Francisco. El primero es retratado como un “apóstol de la nueva clase de diálogo y ecumenismo del Vaticano II” (citando a John Vennari), mientras que el segundo es representado como una “reencarnación” de San Francisco.

Por ejemplo, hacia el final del film se muestra una grabación de la ceremonia de la Jornada Mundial de Oración por la Paz de 2016 en Asís (una reunión sincrética modelada según la escandalosa reunión de Juan Pablo II de 1986), seguida por un narrador que decía algo como, “Aquí, en Asís, el legado de San Francisco sigue vivo.”  Es una sandez absoluta, ya que el verdadero San Francisco fue un acérrimo católico que llamó a todos los hombres –el sultán islámico de Egipto inclusive – a convertirse a la única religión verdadera para su salvación.

Trotamundos: ¿Para Cristo o el Nuevo Orden Mundial?La “trama” de la película se centra en los viajes del Papa argentino alrededor del mundo, no para predicar el evangelio y convertir almas como lo hacía San Pedro (ej. “Arrepentíos, y bautizaos” – Hechos 2:38), sino para promover causas “progresistas” tales como el ecologismo, el cambio climático, los derechos de los trabajadores y los inmigrantes, el fin de la pobreza, el diálogo interreligioso, la armonía fraterna entre los hombres, etc. (Para los interesados, la hermana Rose Pacatte describe con más detalle estos asuntos en su análisis de la película, escrita como era de esperarse, para el National Catholic Reporter.)

“Por primera vez en la historia,” dice el narrador en el avance de la película, “el Papa abre sus puertas para abordar preguntas y temas que enfrentamos todos juntos [.] … En un mundo dividido, un líder tiene la misión de unirnos.” ¿Unirnos en Cristo y Su única Iglesia verdadera? ¿O unirnos en una especie de hermandad masónica de hombres separados de Cristo? Como en el film Francisco enfatiza otra vez más que aborrece fuertemente el “proselitismo” (es decir, intentar convertir almas a la fe verdadera), que el lector decida qué clase de “unidad” busca el actual Romano Pontífice. En lo que a mí respecta, una de las cosas que viene a mi mente son las palabras del cardenal Willem Jacobus Eijk, arzobispo de Utrecht (Países Bajos), al final de su reciente artículo sobre la propuesta de “inter-comunión” de los obispos alemanes (la recepción de la eucaristía de esposos protestantes “en algunos casos”):

Observando que los obispos y sobre todo el Sucesor de Pedo fallaron en mantener y transmitir fielmente y en unidad el depósito de la fe contenido en la sagrada tradición y en las sagradas escrituras, no puedo más que pensar en el artículo 675 del Catecismo de la Iglesia Católica:

‘La Última Prueba de la Iglesia

‘Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes. La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra  desvelará el «misterio de iniquidad» bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad.’

Verdades Incómodas

En cuanto a las numerosas verdades incómodas sobre Francisco y su pontificado – por ejemplo, “la propagación de herejías provocada por la exhortación apostólica Amoris laetitia y otras palabras, hechos y omisiones” (Correctio filialis) –  están completamente ausentes en el film, el cual es en esencia un ejercicio vergonzoso de auto-proclamación.

Para combatir la propaganda, recordemos algunos ejemplos de sus más escandalosas “palabras, hechos y omisiones” que continúan causando estragos:

  • 25 de julio, 2013: durante su primera Jornada Mundial de la Juventud como Supremo Pontífice, le dijo a un grupo de 30.000 jóvenes argentinos reunidos en la catedral de San Sebastián en Río de Janeiro que “hagan lío, defiéndanse de lo acomodaticio.” (¡Sin duda, él dio el ejemplo en cuanto a esto!)
  • 28 de julio, 2013: durante el vuelo de regreso de la Jornada Mundial de la Juventud a Roma, cuando le preguntaron por monseñor Battista Ricca (un infame homosexual activo que Francisco había nombrado recientemente para supervisar el Banco Vaticano) y por “el lobby gay” del Vaticano, él respondió, “Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgar?”
  • 24 de nov. , 2013: en su primer exhortación apostólica, Evangelii Gaudium, el papa Francisco señaló a quienes se esconden “detrás de apariencias de religiosidad e incluso de amor a la Iglesia” (n. 93), así como a los que intentan “cumplir determinadas normas o por ser inquebrantablemente fieles a cierto estilo católico propio del pasado” (n. 94) – en otras palabras, católicos tradicionales – considerándolos culpables de ser fanáticos de “gnosticismo” y “neopelagianismo autorreferencial y prometeico” (ibid.). En el mismo documento, alabó a los “verdaderos seguidores del Islam” y afirmó falsamente que “el verdadero Islam y una adecuada interpretación del Corán se oponen a toda violencia” (n. 253).
  • Oct. 2014: durante el Sínodo Extraordinario de la Familia, el primero de los dos sínodos de la familia, aprobó el escandaloso reporte intermedio que incluía una sección llamada “Bienvenida a las personas homosexuales” que hablaba de “aceptar y valorar sus orientaciones sexuales.”
  • 19 de ene., 2015: en camino a Roma después de su viaje a Sri Lanka y Filipinas, al responder una pregunta sobre niveles poblacionales y anticoncepción, afirmó que “tres [niños] por familia” es el número “que los expertos dicen que es importante para mantener la población.” Luego opinó que los católicos no necesitan “tener hijos como conejos” (refiriéndose a las familias grandes).
  • Julio 2015: durante su visita a Ecuador, Bolivia, y Paraguay, el papa Francisco recibió un blasfemo “crucifijo en forma de hoz y martillo” de parte del presidente Evo Morales, líder comunista de Bolivia. Cuando le preguntaron por el incidente en su vuelo de regreso a Roma, alabó a Luis Espinal, S.J., el sacerdote marxista que lo diseñó (un diseño basado en “una teología que utiliza el marxismo”, según Francisco) y dijo, “Haciendo hermenéutica en este sentido [el de la teología de la liberación], entiendo su obra. Para mí no fue una ofensa.”
  • 16 de junio, 2016: en un congreso pastoral diocesano en Roma, Francisco afirmó sorprendentemente que las parejas que conviven (que viven como esposos fuera del matrimonio) y son fieles poseen “la gracia de un matrimonio real” mientras que “una gran mayoría de nuestros matrimonios sacramentales son nulos” porque los esposos no comprenden lo suficiente el compromiso de largo plazo que ello implica.
  • Nov. 2016: en una de sus infames entrevistas, el reportero italiano Eugenio Scalfari le preguntó al Papa si apoya “una sociedad de tipo marxista,” a lo que él respondió, “Ha sido dicho muchas veces, y mi respuesta siempre ha sido que, en todo caso, son los comunistas quienes piensan como cristianos.” (para quienes dudan de la autenticidad de la cita de Scalfari, consideren que cuadra perfecto con la alabanza que Francisco hizo del P. Espinal y su “crucifijo con la hoz y el martillo” antes mencionado.)
  • Ene. 2018: Cuando le preguntaron por el obispo Juan Barros, el prelado chileno acusado de encubrir crímenes de abuso sexual infantil cometidos por el P. Fernando Karadima (encontrado culpable por el Vaticano en 2011), el papa Francisco defendió a Barros (su elegido), afirmando que, “No hay una sola prueba en contra, todo es calumnia. ¿Está claro?” El afirmó esto a pesar de la evidencia sustancial en contra, y que en parte conocía bien, incluyendo el testimonio las víctimas de abuso tales como Juan Carlos Cruz.
  • Mar. 2018: en su entrevista más reciente con Scalfari, Francisco negó nuevamente el castigo eterno de las almas en el infierno, declarando en cambio que los condenados son simplemente “aniquilados” (dejan de existir). Sus palabras exactas citadas (no parafraseadas) por Scalfari fueron, “No existe un infierno, existe la desaparición de las almas.”

Estos ejemplos en realidad son solo la punta del iceberg, pero creo que el punto queda lo suficientemente claro. (Para los interesados en saber más, lean la “Lista de preocupaciones con el papa Francisco de la A a la Z” en LifeSiteNews.)

“No Confíen Ni un Poco en Él”

Para concluir con esta breve crítica, lo mejor es citar lo que me dijo Henry Sire, autor de The Dictator Pope, acerca del film, hacia el final de nuestra reciente entrevista:

Si ve el avance de este film, comienza: ‘No importa lo que nos divide, sus palabras nos unen.’ Este es tal vez el Papa más divisivo que la Iglesia haya visto en siglos. Es el argumento típico de la propaganda liberal, que consiste en poner la verdad de cabeza. … Si hubiera un productor listo para hacer su tarea, un buen tema para su película sería la carrera de Bergoglio en Argentina durante los 40 años previos a su elección papal. Se titularía: ‘Jorge Bergoglio: No Confíen Ni un Poco en Él.’

Bien dicho, Sr. Sire.

Matt Gaspers

(Traducido por Marilina Manteiga. Artículo original)

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