Víctima de los partisanos comunistas, Rolando Rivi acercó muchas almas a Dios

(Maria Bigazzi, Informazione cattolica – 13 de abril de 2021) El 13 de abril de 1945, el seminarista Rolando Rivi fue asesinado por partisanos comunistas. Sólo tenía 14 años, pero su fe en Jesucristo lo convirtió en el más fuerte de este mundo. Tuvo que soportar violencia de todo tipo mientras le gritaban blasfemias al oído.

La figura del Beato Rolando Rivi representa un gran ejemplo de fe y de virtudes heroicas. Rolando nació el 7 de enero de 1931 en San Valentino, en la provincia de Reggio Emilia, en la comuna de Castellarano. Era hijo de campesinos, Roberto Rivi y Albertina Canovi, que le transmitieron lo que hace a todo hombre el más fuerte y el más rico: la Fe.

Muy inteligente y vivaz, el pequeño Rolando ya mostraba, como un don del Señor, las virtudes que le permiten rezar con un corazón sincero y gran recogimiento, llevando una vida santa y alegre como un niño, jugando, estudiando y ayudando a sus seres queridos.

Gracias a la proximidad de su parroquia y al ejemplo de su párroco, pronto madura en él una auténtica vocación al sacerdocio.

A la edad de once años, el Señor le habla en su corazón y lo llama a convertirse en su humilde servidor: “Ven y sígueme”. Una llamada a la que Rolando no tarda en responder. Así, en 1942 ingresa en el seminario de Marola, en el Municipio de Carpineti (Reggio Emilia), y viste la sotana, ese hábito que, como testimonio de su plena pertenencia a Jesús, no dejaría hasta su muerte.

Rolando, con el corazón lleno de alegría ante la llamada que le dirigió su amado Jesús, respondió con gran heroísmo y amor: «Ahora yo también quiero ser soldado y defensor de Jesús, amarlo, honrarlo con mi vida».

La imagen del Sagrado Corazón en la que se representa a Jesús con su Sacratísimo Corazón en la mano, mientras lo señala y lo entrega a quienes quieren seguirlo y amarlo, representa plenamente el abandono de Rolando en manos de su Señor, que acepta verdaderamente Su invitación: «Si alguno quiere venir en pos de Mí, renúnciese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Quien quiere salvar su vida la perderá y quien pierde su vida por a causa de Mí y del Evangelio, la salvará» (Mc. 8, 34-35).

Y será precisamente el martirio lo que le hará ganar la Vida eterna y le abrirá inmediatamente las puertas del Paraíso. En aquellos años se desata en Italia la guerra que continúa cobrándose vidas y aumentando la pobreza de la población. Rolando se muestra siempre caritativo con sus compañeros de seminario más necesitados, privándose a menudo, siempre en silencio, de comida y mantas para donársela a los demás.

Además, iba creciendo en él el deseo de ser sacerdote y misionero, siguiendo el ejemplo de su párroco, el P. Olinto Marzocchini, una figura de gran importancia por su riquísima vida interior.

Con la Segunda Guerra Mundial comenzó la lucha partisana1, que también pretendía eliminar a los sacerdotes y a los seminaristas que se preparaban para serlo.

Durante el verano de 1944, los soldados alemanes ocuparon el seminario de Marola, expulsando a los seminaristas y sacerdotes que allí vivían. Rolando volvió a su casa y continuó sus estudios como seminarista, bajo la dirección de su párroco. En ese período su presencia fue un gran testimonio para el pueblo por su gran fe y caridad que siempre lo distinguieron.

Rolando nunca se separó de su sotana, signo de su pertenencia a Jesús, a pesar de que representaba un riesgo para él y de que sus padres le aconsejaron que la ocultara, para no llamar la atención de los partisanos comunistas que odiaban a los sacerdotes. Pero él con firmeza y amor afirmó: «Yo no tengo miedo. No puedo esconderme, pertenezco al Señor».

Pronto, un grupo de partisanos comunistas de la zona lo ponen bajo observación y un día, mientras Rolando iba a estudiar a un prado cercano a su casa con el permiso de su padre, le tendieron una emboscada y lo capturaron. Dejaron a sus padres una nota que decía: «No lo busquen: viene con nosotros los partisanos».

Fue secuestrado y hecho prisionero en Piane di Monchio, Municipio de Palagano, en los Apeninos de Módena, donde lo encerraron en una casa de campo durante tres días, sometiéndolo constantemente a palizas y torturas. Los verdugos le pidieron que renegara de Jesús, pero el respondió con firmeza: «Yo pertenezco a Jesús».

El día de su martirio, después de haber sido despojado a la fuerza de su hábito talar, es arrastrado a un bosque donde será asesinado sin piedad. Rolando sabía a lo que se enfrentaba, pero abrió los brazos al suplicio por amor al Señor al que quería servir sin miedo.

Sometido a humillaciones, torturas, insultos y palizas, los verdugos le hicieron cavar su propia tumba y arrodillarse en el borde, le dispararon dos veces, una al corazón y otra a la frente. Luego convirtieron su sotana en una pelota para ser pateada.

Y así, después de rezar por su mamá y su papá, repitiendo con gran fuerza las palabras «Yo soy de Jesús», el pequeño pero gran mártir murió en los brazos de Jesús y de la Virgen María, que lo esperaban para acompañarlo a la gloria que corresponde a los mártires.

Era el 13 de abril de 1945, alrededor de las tres de la tarde, la hora en que Jesús murió en la cruz. Rolando sólo tenía 14 años. El 5 de octubre de 2013, Rolando fue declarado «Beato» por la Iglesia.

Como dice Jesús en el Evangelio: «Si el grano de trigo arrojado en tierra muere no muere, se queda solo; mas si muere produce fruto abundante» (San Juan XII, 24); así Rolando con su martirio acercó a muchas almas a Dios, y su vida y su valentía son un gran ejemplo para todos, especialmente para los jóvenes y los futuros sacerdotes.

Como él, muchos otros hombres, mujeres, niños, sacerdotes, religiosos y religiosas fueron brutalmente asesinados. Entre 1944 y 1951 fueron asesinados unos 130 sacerdotes en toda Italia.

La historia está hecha del sacrificio de miles de personas que dieron su vida silenciosamente en aras de un Bien mayor.

1 N. del Traductor: Resistencia partisana fue un movimiento armado de oposición al fascismo y a las tropas de ocupación nazis instaladas en Italia durante la Segunda Guerra Mundial.

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