El domingo 7 de agosto de 1966, mientras en todo el mundo comenzaban los vertiginosos cambios por modernizar la liturgia, un grupo de fieles se reunió en la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria de la ciudad de Santiago de Chile, que entonces pertenecía a un convento de clarisas, para celebrar la Santa Misa conforme a la última edición aprobada por la Sede Apostólica de los libros litúrgicos correspondientes al venerable rito romano, vale decir, aquella que había sancionada por San Juan XXIII tras la reforma del código de rúbricas de 1960. Al entonces joven historiador Julio Retamal Favereau se debe la iniciativa que, a pesar de las contrariedades y el tiempo transcurrido, sigue sirviendo a la Iglesia desde su particular apostolado.
Con el nombre de Asociación Magnificat esta agrupación de fieles pasó a formar parte de la Federación Internacional Una Voce como capítulo chileno, siendo una de las primeras asociaciones surgidas en el mundo. Finalmente, en 2014 ella se constituyó como una corporación de derecho privado conforme a las reglas civiles bajo el nombre de Asociación de Artes Cristianas y Litúrgicas Magnificat, aunque conservando los mismos objetivos que llevaron a su creación hace cincuenta años. Su presidencia sigue correspondiendo a D. Julio Retamal Favereau.
Para celebrar sus cincuenta años, la Asociación ha organizado diversas actividades. Las más importantes de ellas tendrán lugar en agosto próximo, y el programa incluye un congreso con presencia de invitados internacionales, una Misa solemne y un almuerzo de camaradería.
