nero de 2017, Mons. Bernard Fellay otorgó una entrevista a un programa de radio de una cadena independiente de Francia. Durante ese breve diálogo el Superior General de la FSSPX respondió algunas preguntas que dieron pie a interpretaciones en el sentido de un cercano final de las largas negociaciones para una regularización canónica. Puede leerse enteramente en francés en este link del sitio oficial, DICI.
Para introducir la cuestión haremos la traducción de los párrafos más relevantes sobre estos puntos.
Pregunta: El 21 de noviembre pasado, por medio de la carta Misericordia et Misera, el papa Francisco ha renovado a los sacerdotes de la Fraternidad San Pío X los poderes para conferir válida y lícitamente las absoluciones sacramentales. Al mismo tiempo la declaración post-sinodal Amoris Laetitia, acuerda, bajo ciertas condiciones, la posibilidad de que los divorciados recasados puedan acceder a la santa comunión no es ciertamente un texto que lo satisfaga. ¿Cómo interpreta Ud. estos actos a priori contradictorios?
Mons. Felllay: A riesgo de engañarme, pienso que provienen del mismo movimiento. Y ese movimiento es la preocupación del Santo Padre por los rechazados de todos lados.
Pregunta. ¿Por las periferias?
Mons. Fellay: Eso es. Por las periferias. Y, en o que hace a nosotros, estamos en las periferias materiales, no estamos más en prisión, pero somos rechazados, digamos, por la corriente dominante en la Iglesia. Y en ese sentido, estamos marginados. Creo que, aunque me puedo engañar, que esto viene de su preocupación por las personas sobre las que el papa reprocha a la Iglesia, digamos a su modo, el haber olvidado o mirado de reojo. […]
Pregunta: En esta reflexión de sus relaciones con Roma, el papa Francisco les ha hecho la proposición de un prelatura personal para la Fraternidad San Pío X. Esta situación canónica los conservaría en una independencia total ante los obispos. Mons. Schneider, que ha visitado varios de sus seminarios, los ha exhortado a aceptar satisfactoriamente en un 100%. ¿Existe el riesgo de que se cree una Iglesia autónoma, autocéfala, en caso de que perdure esta situación, digamos, de distanciamientos constante ante Roma, el papa, la curia, los obispos, etc.? ¿Consideran que para firmar un acuerdo con la Santa Sede debe darse la elección de un Pío XIII, aunque esta aspiración no sea más que una hipótesis de trabajo?
Mons. Fellay: Pienso que no es necesario que (para llegar a un acuerdo) todo esté en regla en la Iglesia, que todos los problemas esté solucionados. Pero, sin embargo, hay un cierto número de condiciones que son necesarias y para nosotros esenciales, las condiciones de la supervivencia. Por lo que he hecho saber a Roma sin ambigüedad ninguna, de la misma manera que Mons. Lefebvre lo había dicho en su tiempo, hay una condición sine qua non. Es decir, que si esta condición no se da, no nos movemos.
Y esta condición es que podamos permanecer como somos. Es decir: consevar todos los principios que hemos mantenidos para conservarnos católicos. Tenemos efectivamentes graves reprocher parar hacer a lo que pasó después del Concilio: la manera en que se condujo el ecumenismo, por ejemplo; el llamado a la libertad religiosa, que es un término muy complicado, que regula la relación de la Iglesia y el Estado; la libertad de dar o no dar, y a qué título a algunos, la libertad de profesar su religión. La Iglesia explica que en ciertas circunstancias se debe tolerar, y podemos decir que hoy, dada la situación, la confusión…, esta tolerancia debe ser muy grande, pero cuando uno tolera, tolera un mal. No se puede decir que sea un bien. Y para cierta religión, no vamos a decir cual, cuando comienza a abundar, se convierte en un argumento de terror. Así pues, haremos bien en considerar todo esto.
Yo pienso que avanzamos por ese lado en la buena dirección. Roma está en tren de levantar el pie. Es algo bastante nuevo, de un par de años. No decimos que no haya problemas, no solamente problemas, sino también las proposiciones enunciadas por el Concilio, que ya no son criterios de catolicidad. Esto es decir, que tenemos el derecho de no estar de acuerdo y sin embargo seguir siendo considerados católicos. Es esto precisamente el conjunto de problemas sobre los que disputamos.
Ahora, ¿hay un cisma o un riesgo de establecimiento de una Iglesia paralela? Luchamos contra eso, y yo mencioné el problema ante el papa mismo. Y ambos estamos de acuerdo. Ya ha establecido un cierto número de disposiciones prácticas que hacen practicamente imposible el cisma. Es decir, que en la práctica, en los actos de todos los día, nos manifestamos a Roma, mostramos nuestra sumisión, reconocemos la autoridad, y no solamente en la misa al conmemorar el nombre del papa y del obispo del lugar en el canon.
Tiene el ejemplo del papa que nos ha dado del poder de confesar. También los actos jurídicos. Es un poco complicado de explicar, pero puede ocurrir que un sacerdote cometa actos delictivos, y nosotros informamos a Roma; Ella nos ha pedido que juzguemmos nosotros este caso. Estas son verdaderamente relaciones normales. No es solo la confesión. Es un hecho. Se ha confirmado que superior general puede ordenar libremente a los sacerdotes de la Fraternidad, sin pedir permiso al obispo del lugar. Es un texto de Roma que no ha sido publicado, pero que permite a la Fraternidad ordenar lícitamente. Estos son los actos jurídicos realizados, que son canónicos y ya están hechos. Y que ya, a mi criterio, suprimen la posibilidad de un cisma. Evidentemente esto se debe garantizar, con toda seguridad.
Pregunta: Entonces, concretamente, hoy qué falta?
Mons. Fellay: Falta el sello. Y después justamente, la afirmación clara de que se nos respetarán estas garantías.
Pregunta: ¿No es el papa quien puede colocar ese sello y dar esa garantía?
Mons. Fellay: Está en el papa hacerlo, sí.
https://youtu.be/wckvRsgz2II
Entrevista en vídeo en francés
A poco de esta entrevista, Mons. Guido Pozzo, Secretario de Ecclesia Dei, pareció salir a confirmar la existencia de un acuerdo a firmarse en forma inminente. De esa entrevista llaman la atención las frases en las que el funcionario vaticano contradice a Mons. Fellay afirmando que las ordenaciones sacerdotales y otros actos sacramentalees siguen siendo “ilícitos” (lo cual no podría ocurrir con un permiso de la Santa Sede como el que Mons. Fellay refiere como ya en vigencia, aunque no publicitado).
“«La Santa Sede – spiega il segretario di Ecclesia Dei – permette e tollera le ordinazioni sacerdotali della Fraternità San Pio X, pur continuando a ritenerle valide ma non lecite, previa comunicazione dei nomi degli ordinandi al vescovo del luogo. Papa Francesco ha concesso la legittimità soltanto dell’amministrazione dei sacramenti della penitenza e dell’unzione degli infermi. Proprio perché tutti gli altri atti sacramentali oltre che validi diventino anche legittimi è necessario arrivare a una soluzione canonica che configuri la Fraternità». Mons. Pozzo comentando la entrevista de Mons. Fellay. (Fuente, Vatican Insider).
Sobre la fechas de firma del supuesto acuerdo, Rorate Caeli ha dado inclusive algunas hipotéticas.
Nueva entrevista de Mons. Fellay en Radio Courtoisie
Ciertamente estas declaraciones dispararon, como hemos dicho en otro lugar, una cantidad de especulaciones tanto de la prensa laica como de los periodistas que conforman la blogosfera tradicional. Por poner casos muy significativos, mientras el Prof. Roberto de Mattei aconsejaba indirectamente a Mons. Fellay no firmar ningún tipo de compromiso canónico con un papa que no respeta la ley, desde Rorate Caeli, su fundador, New Catholic, abogaba por aprovechar esta oportunidad para que la FSSPX se integre a la Iglesia en una situación de regularidad canónica.
Resulta interesante observar que en Vatican Insider (notoriamente francisquista), donde aparecen las palabras de Mons. Pozzo, se concluye la nota diciendo que ven en Mons. Fellay una actitud similar a la de Mons. Lefebvre cuando en 1988 firmó un acuerdo con el Card. Ratzinger y luego lo denunció al día siguiente. Lo que hace pensar que a los ojos de quienes encarnan el pensamiento de cierta línea de la Iglesia, la actitud del Superior General, aunque negociadora, es dudosa. “La posizione di Fellay appare invece più in linea con quella del fondatore, l’arcivescovo Lefebvre, il quale nel 1988 era praticamente giunto a un accordo con l’allora cardinale Joseph Ratzinger, Prefetto della Congregazione per la dottrina della fede, poi saltato all’ultimo momento.
Evidentemente se hizo necesaria una aclaración más extensa, en este caso una entrevista de 60 minutos, de radio con el P. Lorans, a cargo de DICI. Publicada por ahora en inglés y francés. De esta larga charla tomamos algunos párrafos relevantes como para complementar el cuadro de situación.
[…]
Padre Lorans: Ud. habla de una sociedad marcada por la esterilidad en el más concreto sentido de la palabra: no más niños, no más fecundidad: es una forma de suicidio. ¿Incluye a la Iglesia? ¿ Está también Ella afectada y encaminada a un suicido por infecundidad? ¿Especialmente desde que hay tan pocas vocaciones?
Mons. Fellay: Sí, exactamente. Podemos ver que al adoptar las ideas modernas, la mentalidad moderna que vino con el Concilio –estas ideas ya estaban latentes antes, y el Concilio más o menos las incorporó, y así al final entraron realmente en la Iglesia con y gracias al Concilio- estas ideas del mundo moderno, estas ideas modernas tienen los mismos resultados. Puede parecer menos visible, pero no, el resultado está allí: seminarios vacíos, iglesias vacías, conventos y sociedades religiosas en estado de extinción o en vías de extinción. Hay tantas. Es un fenómenos que está presente hoy y que va en paralelo con lo que ocurre en la sociedad. En tanto la Iglesia parece rechazar, más o menos tímidamente, a veces con fuerza, los ataques contra la ley natural. Hay aún una lucha entre el mundo y la Iglesia. Todavía existe, por lo tanto no es exactamente lo mismo, pero hay un desarrollo paralelo. Y no dudo en decir que cuando la resistencia ceja, los frutos, los malos frutos, vienen del mismo espíritu, el espíritu del mundo.
[…]
Lo interesante en la economía de la salvación es que el orden que debemos seguir para obtener la salvación y la vida eterna implica la muerte. Eso es lo que ellos ya no quieren. Quieren obtener la vida sin morir.
Lorans:¿De modo que niegan el “a menos que la semilla muera”?
Mons. Fellay: Exactamente. Eso es exacto. Ese es el problema de la Iglesia moderna.
Lorans:Y por lo tanto la semilla se mantiene sola y no lleva fruto. Se vuelve estéril
Mons. Fellay: Exactamente. No lleva fruto ya y se vuelve estéril. Todo el asunto está allí. Tan pronto como un obispo conservador abre un seminario en el que sostiene el orden y requiere una cierta disciplina, el seminario se llena. Pero ¡tan pocos obispos han entendido esto! Los otros no quieren ni oír hablar de ello: prefieren permanecer estériles. Estoy convencido de que no entienden por qué no funciona. Pero nosotros lo entendemos muy bien.
Lorans:Ud. dice que ellos se niegan al sacrificio; hubo mucha charla sobre la familia en el último Sínodo.¿Es lo mismo con la exhortación post-sinodal Amoris Laetitia: el rechazo de la disciplina, la autoridad, la enseñanza de Cristo y el sentido del sacrificio?
Mons. Fellay: no creo que sea un problema de principios. Es un poco un suceso inusual. Trataré de explicarlo. Lo que veo en el papa hoy, en el Papa Francisco, es su cuidado por las almas, pero especialmente por las almas que son rechazadas, y por lo tanto están solas, que son apartadas, despreciadas o simplemente en dificultad. Lo que él llama “periferias existenciales”. ¿Es realmente esta la oveja perdida? ¿Está el Papa Francisco dejando el rebaño de las 99 otras ovejas, pensando que es allí donde él debe estar, cuidando a la oveja perdida? ¿Es esto lo que está pensando? Digo que puede ser. No estoy tratando de dar una respuesta completa
[…]
De modo que tenemos un papa que tiene problemas con la ley que hiere a la humanidad, por decirlo así, y que trata de ver si hay o no otro camino –no para deshacerse de la ley, no creo que esa sea su idea- sino ver si hay otro camino para ellos. Estoy tratando de entender lo que hace, pero no es fácil.
Lorans: Hablando de permitir a la Fraternidad entrar, naturalmente no podemos evirar el tema de las ofertas canónicas que se han hecho; hay rumores de una prelatura y recientemente Mons. Schneider dijo que lo había invitado a aceptar las propuestas canónicas pronto y a no ser demasiado exigente, o en cualquier caso, no esperar que todo esté perfecto. ¿Dónde están las cosas hoy? ¿Realmente recibió Ud. una invitación? Y en tal caso, ¿la unión doctrinal se convertirá en un tema secundario? ¿Cuál es exactamente la posición de la Fraternidad?
Mons. Fellay: en lo que respecta a Mons. Schneider, no me ha escrito por mucho tiempo, hace más de un año, quizás hace un año. No he recibido nada reciente de él. Recientemente no, nada.
Además de esto, la estructura no es el problema. La estructura, pienso, está bien establecida; hay aún algunos puntos, digamos, algunos puntos sutiles. La idea general es, realmente, adecuada, sirve a nuestras necesidades. Por esta parte estoy satisfecho. Pero de nuevo, están los detalles que necesitan mejorar y los temas que aún necesitan ser discutidos. El problema no es con esta estructura que nos están ofreciendo. ¡Si ese fuera el único problema diríamos “sí” al momento.
Pero no es el problema.
El problema es, nuevamente, la batalla de las ideas. ¿Acaso la Iglesia que por cuarenta años ha impuesto un modo de pensar, el modo de pensar modernista contra el que nosotros peleamos, contra el cual, o a causa del cual nos han declarado cismáticos y todo eso, fuera de la Iglesia; está esta Iglesia lista, sí o no, para dejarnos continuar nuestro camino?
Mons. Lefebvre solía decir “déjennos hacer la experiencia de la Tradición”. ¿Van a dejarnos, sí o no? ¿O acaso nos están esperando a la vuelta del camino, y nos dirán mañana que debemos “entrar en línea”? ¿Aceptar aquello contra lo que hemos estado peleando durante cuarenta años? Algo que no estamos dispuestos a conceder.
Todo está allí, realmente; allí es donde está la pregunta. Con estas nuevas y más abiertas actitudes, cuando nos dicen que ciertas cosas no son exigibles para ser considerados catóicos, parace que se estuviera abriendo un camino. ¿Bien, es solo una puerta o es realmente un camino? ¿Es este camino seguro? Quiero decir, ¿vamos a poder seguir siendo lo que somos? Para nosotros es obvio que esto no es el final.
El error permanece. Así estamos hoy, justo como antes, así de convencidos de que hay errores que se han dispersado por toda la Iglesia y la están matando.
Y por supuesto, entendemos que lleva tiempo purificar y corregir estos errores, lo entendemos. Los hombres no pueden cambiar así nomás; hoy se han impuesto toda clase de malos hábitos, (que obstaculizan) inclusive volver a la santa liturgia.
Entendemos bien que esto no puede ser hecho de la noche a la mañana. Por eso, si las cosas llevan tiempo, eso es una cosa, pero ¿es esa la intención? ¿Es la intención apartarse de este modo de pensar impuesto por el Concilio?
Y vemos, al menos en boca de voces autorizadas, digamos así, voces que deciden, que están diciendo, “No, no. No, no; seguiremos estas mismas líneas de pensamiento”. De modo que permanecemos fuera de la ley. Si bien tolerados, pero fuera de la ley, en las afueras.
Luego ¿las cosas van a permanecer como están? ¿Las cosas van a cambiar? ¿O mañana vamos a ser tragados por este movimiento, lo digo una vez más, que está matando a la Iglesia? Esa es la cuestión. Y hasta tanto tengamos una respuesta suficientemente clara, no podemos seguir adelante.
[…]
Comentario Druídico: Más allá de que las explicaciones de Mons. Fellay sobre la benevolencia de Francisco hacia la FSSPX suenen algo ingenuas, el resto de sus explicaciones nos dan luz sobre dos hechos interesantes:
– La crisis dentro de la Iglesia conciliar se siente cada vez con mayor inquietud. En esto Francisco a sido un notable catalizador. Sus actos autoritarios recientes lo han puesto en evidencia de un modo muy claro.
– En el futuro de la FSSPX, tanto por los dichos de Mons. Fellay como por el clima interno de desconfianza hacia Francisco, hoy por hoy compartido por la enorme mayoría del sector conservador y tradicional, no parece avistarse la firma de un acuerdo canónico, porque deriva doctrinal que obstaculiza esta regularización, lejos de amainar arrecia con más fuerza.