Problemas para los cristianos en Argelia, donde el Islam es religión de Estado, como lo ha denunciado la ONG Porte Aperte (Puertas Abiertas). Ya han sido cerradas cuatro iglesias a lo largo de solo 4 meses, una en Azaghar, las otras tres en las inmediaciones de Orán.
El gobierno, a través del Ministro de Asuntos Religiosos, Mohamed Aissa, intentó justificarse negando todo intento de carácter discriminatorio contra la minoría cristiana del país y aduciendo motivos de seguridad por la falta de observancia de las normas previstas para los lugares de culto. Pero las ONGs y organizaciones de derechos humanos no creen en dicha explicación: la consideran por el contrario un pretexto para justificar una auténtica y real represión.
Las leyes promulgadas en los últimos años penalizan severamente las confesiones no islámicas y establecen una autorización no fácil de obtener. Fundamentalmente el Estado no hace nada para ayudar a la comunidad cristiana obligada al alquiler de locales cuyos propietarios están sometidos a amenazas e intimidaciones. Además, los argelinos islamitas convertidos al Cristianismo -aproximadamente menos del 2% de la población – son discriminados, perseguidos y viven constantemente con el temor de ser acusados de blasfemia.