Cardenal Müller corrige la idea de permitir que «los divorciados vueltos a casar» puedan tomar la sagrada comunión

El 27 de octubre, poco después del final del controvertido Sínodo de los Obispos sobre la Familia, informé sobre el importante papel que el grupo de obispos de habla alemana había jugado en la búsqueda de una supuesta concesión entre Kasper y Müller, el cardenal Walter Kasper estando a favor de la admisión de los «divorciados vueltos a casar» a la santa comunión, y el cardenal Gerhard Müller -Jefe de la Congregación para la Doctrina de la Fe- siendo un defensor de la enseñanza tradicional de la Iglesia. La concesión había encontrado su camino en el informe final del Sínodo, es decir, en el párrafo 84-85 que el cardenal Raymond Burke posteriormente criticara por su ambigüedad. Según Edward Pentin:

Él [el cardenal Burke] se centra en los párrafos 84-86 sobre el divorcio y el nuevo matrimonio, diciendo que esta sección es de «preocupación inmediata debido a su falta de claridad en una cuestión fundamental de la fe: la indisolubilidad del vínculo matrimonial, que la razón y la fe enseña a todos los hombres».  También dice que la forma en que se utiliza la cita de Familaris Consortio es «engañosa».

Debido a esta ambigüedad, yo llamé a continuación al cardenal Müller para aclarar su posición y su papel en el Sínodo con el fin de evitar malentendidos que podrían tener efectos graves:

Sólo el futuro dirá si el papa Francisco hará un uso progresivo o cómo lo hará, de esta pequeña grieta con el fin de abrir un «camino penitencial» para «los divorciados vueltos a casar» para que algunos de ellos también puedan recibir la santa comunión.  Después de las declaraciones de los cardenales Marx y Kasper, mucho dependerá del mismo cardenal Müller que, esperamos, pronto hará su propia declaración y aclaración de cómo él mismo entendió y todavía entiende los dos párrafos 85 y 86 del Informe Final del Sínodo.

Durante su visita a la ciudad alemana de Colonia, el cardenal Müller finalmente hizo esa declaración tan esperada. En primer lugar, el 27 de febrero, la estación de radio de la diócesis de Colonia, Domradio.de, publicó una entrevista con el cardenal Müller en la que afirmó que «la enseñanza de la Iglesia no es de mi propiedad, se nos da» y que «es nuestra tarea también hablar claramente de la enseñanza de la Iglesia, del dogma de lo que Dios nos ha revelado». Continuó diciendo que la indisolubilidad del matrimonio es un dogma y que «no puede haber un segundo matrimonio».  Müller también preguntó: «¿Cómo podríamos hacer concesiones con la Palabra de Dios?» Uno puede no llegar a una concesión en términos sociológicos, dijo Müller. Y agregó: «No puedo estar de acuerdo con esto».

En una entrevista del 28 de febrero, el cardenal Müller se hizo aún más explícito. Dijo que con la clara Palabra de Dios sobre el matrimonio, uno «no puede hacer concesiones, con lo que nosotros, los hombres convertiríamos la clara Palabra de Dios en algo vago». Cuando el diario Kölner Stadt-Anzeiger en lo que respecta a la cuestión de la admisión de «los divorciados vueltos a casar» a la santa comunión, señalaron que el grupo de habla alemana en el Sínodo 2015 -con su aprobación- había considerado la admisión de «los divorciados vueltos a casar» a la santa comunión,  sobre este espinoso asunto Müller afirmó:

Cuando los cónyuges -como nos recuerda el papa Juan Pablo II en la exhortación apostólica «Familiaris consortio» (1981) sobre la enseñanza católica siempre válida sobre el matrimonio- «viven juntos como hermano y hermana». [ … ] Pero la Iglesia no tiene posibilidad de disolver o suspender un verdadero matrimonio sacramental contraído válidamente. Cuando se presentan con el argumento del progresivo cardenal católico Reinhard Marx de que una solución de este tipo -de vivir como hermano y hermana- es imposible, Müller respondió:

Eso es también lo que los Apóstoles estaban pensando cuando Jesús les explicó la indisolubilidad del matrimonio (ver Mateo 19 10). Pero lo que nos parece a nosotros los humanos imposible, es posible con la gracia de Dios.

Con esta declaración, el cardenal Müller corrige cualquier especulación de que él apoyaría la idea de que «los divorciados vueltos a casar» puedan vivir en una relación pecaminosa y al mismo tiempo podrían recibir el sacramento de la santa comunión. Con esta declaración, la rendija de la puerta se ha cerrado de nuevo por el jefe de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

[Traducción Rocío Salas. Artículo original]

 

RORATE CÆLI
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