Comidas de Navidad sin Dios

Nuestra sociedad está ya totalmente acostumbrada a las llamadas comidas de “navidad” que suponen de hecho, salvo excepciones, una verdadera burla hacia el sentido religioso (que debiera ser el único) de tan grande celebración. Para llamar la atención sobre esta dura denuncia apliquemos la metodología del contraste llamativo entre el concepto de comida navideña de, digamos, nuestros abuelos, y su evolución hasta el momento actual.

Desde la tradición cristiana la comida de navidad es una ocasión entrañable de reunión familiar por la alegría natural, y sobrenatural, del nacimiento de Cristo y su venida a este mundo. El punto álgido era la cena de nochebuena. Estaba claro que se celebraba el Niño Jesús y con tan elevado motivo se preparaba una comida especial con el colofón precioso de intercambio de regalos. Por supuesto se bendecía la mesa antes de empezar a tomar los alimentos, y se daba gracia a Dios por ello. La familia cristiana reunida en torno a la mesa estaba formada por padre y madre, abuelos, hijos y nietos; y la felicidad reinaba en el hogar donde se respetaba la ley Divina y la Sagrada Escritura. Al terminar la cena y los regalos, todos acudían a la Santa Misa llamada del “gallo” a la medianoche. En pocas (y hermosas) palabras así era.

Veamos la idea de comida navideña en la actualidad. Muchas comidas se adelantan a principios de diciembre; los dispendios son tremendos y dan la impresión de vivir en una sociedad en progreso económico (todo aparente sin duda). Comidas de empresa, de familia, de amistades….donde para empezar ni se bendice la mesa ni se hace alusión alguna al gran acontecimiento que, curiosamente, da nombre a la cita. La horterada de papá Noel se une al concepto cateto de “nuevo rico” que borra todo signo religioso. Comidas donde en no pocas ocasiones se gestan los inminentes adulterios y hasta culminan los mismos en las copas posteriores (y todo en nombre de la navidad). Si aterrizamos en las familias cristianas (al menos de nombre de bautizados en libros de parroquia) el panorama mayoritario es desolador. Cenas de nochebuena donde se omite toda oración previa; encuentros familiares donde ya no se esconde las situaciones de vida en pecado mortal (llamadas hoy “irregulares”) de miembros de la familia arrejuntados o casados solo por lo civil o abiertamente adúlteros y donde los que viven bien (desde la moral cristiana) son presionados con chantaje emocional de lo más indigno para que callen y soporten la vergüenza y ni siquiera se atrevan a hacer una sana corrección fraterna. Situaciones tales que constituyen una enorme ofensa y burla hacia Dios Nuestro Señor al estar celebrando eventos en su nombre y hacerlo riéndose abiertamente de sus mandamientos. Cenas que acaban en salidas a discotecas o fiestas variadas en vez de acudir a la Misa del gallo considerada en  sí misma un “atraso” por los que viviendo alejados de Dios, o en Gracia pero acomplejados cobardemente, consideran que si la mayoría familiar no es practicante hay que someterse a sus costumbres paganas.

Reflexionemos ante la inminente llegada de la navidad: felicitemos al Niño Dios no con palabras y gestos sino con obras y ejemplos de valentía y fidelidad. Es urgente recuperar el sentido cristiano de la Navidad. Seamos coherentes y luchemos por ello.

Padre Santiago González
Padre Santiago González
Sacerdote de la archidiócesis de Sevilla ordenado en el año 2011

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