No hay forma agradable de decir esto: el clero en Francia se está muriendo. Pero no hay forma desagradable de decir esto otro: en medio de la decadencia y la muerte, se advierten claros brotes de esperanza:
«Iam enim hiems transiit, imber abiit, et recessit.
Flores apparuerunt in terra nostra, tempus putationis advenit.«
Primero, palabras del Padre Blake:
El nuevo espíritu del Relativismo es, como ha dicho el Papa Benedicto, “letal” para la Iglesia y para la fe, no hay más que echar un vistazo a este pequeño extracto de Eponymous Flower:
En Francia, hay sólo 14.000 sacerdotes diocesanos. En torno a la mitad de ellos superan los 75 años. Esto significa que la situación es dramática. Llevar una sola parroquia es ya un gran trabajo. En Francia se ha convertido en algo “normal” que un pastor tenga que cuidar de una docena de parroquias. Es imposible celebrar de forma regular el Santo Sacrificio de la Misa. En la mayor parte de las parroquias se celebra sólo de forma ocasional. En la diócesis de Langres, cada sacerdote debe llevar una media de 50 parroquias. En resumen, está casi destinada a una catástrofe espiritual. Las cifras de ordenaciones sacerdotales también son desalentadoras. En 2009, en Francia, sólo se ordenador 89 sacerdotes diocesanos. Demasiado pocos para compensar las bajas de los que van muriendo. Estas cifras parecen los informes que llegan del frente con las bajas de un ejército. Es para llorar.
Afortunadamente, hay noticias buenas y alentadoras que llegan de los seminarios tradicionalistas. Las comunidades y diócesis tradicionales están dando frutos. Además, sus seminarios están llenos. Por lo tanto, se puede esperar que se abran más seminarios del viejo rito. No hay peligro de que se queden vacíos, ya que hay un fuerte interés por la tradición entre los fieles jóvenes.
Francia se lanzó en brazos de la agenda relativista del “Espíritu de…’ tanto como cualquier otro país, excepto quizás, Alemania. La Iglesia francesa, sin embargo, no tenía dinero para convertir la comunidad de los fieles en un negocio eficiente en el que los obispos se han convertido en CEO muy bien remunerados. Hay algunos puntos positivos en Francia como la diócesis, bastante tradicional, de Frejus-Toulon que tiene tantas vocaciones como todas las demás diócesis de Francia juntas, exceptuando París. La otra esperanza para Francia son sus monasterios, que también son con frecuencia grandes bastiones de la ortodoxia, los que no han desaparecido. El movimiento ‘La manif pour tous’, que es claramente no relativista y que ha sacudido al establishment francés, ha traído nueva esperanza, y está fuertemente influido por el cristianismo tradicional.
Lo que está sucediendo en Francia sucederá en otros lugares, quizás no tan rápidamente, ni con tanta virulencia, pero en diez años, si seguimos en esta línea relativista, Europa y las Américas seguirán ese camino. Nueva York, por ejemplo, anunció esta semana el cierre/fusión de más de 100 parroquias. Esto va a suceder por todas partes, simplemente debido a que el relativismo es letal, no es atractivo y no ofrece esperanza, puede atraer a la gente de cierta generación, pero repele a los jóvenes.
El consejo que yo le daría a un General que participe en una guerra en la Iglesia, es esperar, quizás rezar ‘santo subito’, porque la “solución biológica” resolverá muchos de nuestros problemas, y bastante más rápidamente de lo que la ley natural tardará en preparar los interruptores naturales. En el ínterim, para que las tropas no se vuelvan auto-complacientes, redoblemos nuestros esfuerzos y empleemos todos los medios que tenemos a nuestra disposición para “convencer, reprender y exhortar”, como dijo el Apóstol a Timoteo:
Te encargo en presencia de Dios y de Jesucristo que juzgará a los vivos y a los muertos, que ha de venir y reinar: predica la palabra, urge a tiempo y a destiempo, convence, reprende y exhorta, infatigabls en la paciencia y en la enseñanza. Porque se acerca el tiempo en que la gente no soportará la sana doctrina, sino que buscarán maestros que se adapten a sus propios deseos, se alejarán de la escucha de la verdad y se desviarán hacia falsos mitos.
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Hemos considerado durante algún tiempo la comparación entre el catolicismo en Francia y en Alemania. Los tres países que “hicieron” el Concilio Vaticano Segundo (los países del Rhin) fueron Alemania, Francia y los Países Bajos. Por eso, cabría esperar que durante el pasado Sínodo hubiera prevalecido la misma lógica. Pero no es eso lo que ha sucedido.
¿No han reparado en que prácticamente no se oyeron voces francesas a favor de la proposición del Papa en el Sínodo? Ni abiertamente, ni de otra forma. Pensemos en ello: es algo bastante chocante, considerando que, tanto la propia elección de Juan XXIII como el Concilio tal y como fue su desarrollo, fueron acontecimientos eminentemente franco-alemanes. Cuando el Cardenal Vingt-Trois de París (que no es conservador) habló durante el Sínodo, fue para defender las posiciones Wojtylianas.
Parece que hay un doble motivo: el cuasi-hundimiento del clero en Francia, que dejará una mayoría de conservadores en muy poco tiempo, y puede que incluso una mayoría tradicional en un futuro no muy distante. Y las manifestaciones (La Manif pour Tous) contra el «matrimonio» homosexual y a favor de otros temas relacionados con la familia, en 2013 y 2014, que unieron a todos los católicos conscienciados, conservadores y tradicionales de Francia en la defensa abierta de lo que Benedicto XVI llamó «valores no negociables» (una expresión despreciada por el principal asesor teológico del Papa, Tucho Fernandez, y diluida por el propio Francisco). Estas manifestaciones fueron protestas explosivas, enormes e inesperadas que no se produjeron gracias a los obispos franceses, sino a pesar de la mayor parte de ellos. Pero lo que saben es que no pueden ignorarlo.
La situación alemana está completamente distorsionada por el impuesto de la Iglesia que pagan todos los católicos, nominales o “culturales”, independientemente de su verdadera vida de fe; en Francia, como el clero depende de los católicos que realmente van a la iglesia, resulta muy complicado para el episcopado posicionarse contra los que, de hecho, les sostienen. La evolución de la situación en los vecinos del Oeste y del Este de Alemania, es decir Francia y Polonia (donde el Estado financia muchas actividades de la Iglesia, pero donde el 80% de los gastos de la Iglesia se cubren con donaciones voluntarias), no parecen augurar nada bueno para las intenciones radicales de la jerarquía alemana a largo plazo. Esto explica también por qué la coalición radical Kasper-Marx ha emprendido una carrera contra-reloj para aprovechar el pontificado actual para lograr sus fines anti-católicos. En un par de décadas, no será tan fácil. (Y todo esto, sin contar el considerable peso que tendrá el clero africano, demográficamente en auge, que es claramente conservador en temas morales)
New Catholic
[Traducido por: Blanca Lozano Martinez. Artículo original]