Entrevista exclusiva al profesor Sandri

Les ofrecemos una entrevista en exclusiva al profesor Andrea Sandri, Doctor de Investigación en Derecho público en la Universidad Católica de Milán, donde ha impartidolecciones de Teoría General del Estado durante diez años.

El profesor Sandri reside en Seregno, en Lombardía, Italia y es autor de abundantes y serias publicaciones sobre asuntos teológicos, filosóficos, jurídicos y políticos, así como de traducciones al italiano de obras de otros autores, sobre esas mismas cuestiones.

Para quienes aún no conozcan su obra, les recomendamos encarecidamente su blog Vigiliae Alexandrinae en donde encontrarán numerosos escritos de nuestro entrevistado, desde el año 2013 hasta la actualidad, principalmente de contenido teológico y religioso. Aunque en lengua italiana, el estilo del autor es claro y con la ayuda de un buen diccionario, una decente gramática y las suficientes dosis de sentido común, su lectura les abrirá puertas y ventanas en el alma, de cuya existencia siquiera podían sospechar. En la atmósfera enrarecida que nos rodea es necesidad vital.

El profesor ha tenido a bien contestar nuestras preguntas en español sin necesidad de traducción. Vayamos con la entrevista que les ofrecemos íntegra.

(P)– Profesor, la Iglesia está viviendo momentos dramáticos, muchos sitúan el inicio de la crisis en el Concilio Vaticano II pero otros lo señalan en el actual pontificado. Cree que habrá un antes y un después de este Pontificado? De ser así, ¿Cómo cree que será ese “después”?

Creo que bajo este Pontificado se está consumando la realización de las doctrinas nuevas y no tradicionales, en sí mismas no vinculantes, que caben en algunos documentos del Concilio Vaticano II al lado de doctrinas ya definidas por la Iglesia (y por eso vinculantes) y de doctrinas teológicas comunes que no se pueden considerar contrarias a la verdad revelada. En este sentido muchos documentos y declaraciones de la jerarquía católica siguen estando en la legalidad formal (y sustancial respecto de las doctrinas nuevas del Vaticano II), aunque corrompan la enseñanza del dogma.

La Iglesia como Corpus Mysticum de Nuestro Señor permanece en su esencia divina, pero la imagen de ella, la cual produce esta difundida dificultad para los hombres de acceder perfectamente a su obra de salvación, es la de un cuerpo llagado hasta lo irreconocible. El “después” de este Pontificado depende del grado de choque que la catástrofe en curso esté obrando y obrará en los Cardenales todavía amantes de la Iglesia que entrarán en el próximo Cónclave, y eso a pesar de sus posiciones teológicas. Y naturalmente de la acción del Espíritu Santo y de la Divina Providencia. En el momento de los Concilios de Constancia y de Basilea no se podía humanamente esperar la llegada de un San Pio V. En cualquier caso hay que rezar mucho por el actual Pontífice que por supuesto guarda el poder y la autoridad de guiar el Barco de la Iglesia hacia su justo puerto.

(P)– Con la exhortación Amoris Laetitia muchos que estaban callados alzaron la voz, la doctrina milenaria y permanente está siendo destrozada. ¿considera que en estos momentos de confusión y caos que vive la Iglesia es mas que nunca necesario estar en primera fila, en lugar de esconderse como hacen otros y vivir la Fe en cierta tranquila clandestinidad? ¿Realmente Vd cree que se puede frenar este declive con actuaciones como la corrección filial?

La Corrección filial se conforma a una regla general de la Iglesia que considera la posibilidad de corregir al superior cuando es evidente su desviación de la Fe y de la ley natural. Es lo que puede hacer el hijo con el padre por amor a él, lo mismo que hizo Paulo con Pedro, y que según la Regla de San Benito está autorizado a hacer el monje con el abad. En particular los suscriptores de la Correctio filialis, que es un documento teológico redactado por teólogos, son todos estudiosos titulados en varias materias – sobre todo teólogos, juristas, filósofos, historiadores – que han ejercitado su propia competencia y autoridad o sea, como lo definiría el gran jurista católico que fue Álvaro d’Ors, un saber socialmente reconocido.

Por estas razones la Corrección filial fue un acto público conveniente en la Iglesia y debido frente al Papa. El riesgo no está hoy en actuaciones como la Corrección filial, sino en una forma de activismo que caracteriza algunos ambientes políticos que se dicen “tradicionalistas” y que consideran la tradición católica un capitulo, entre otros, de su programa. Por ejemplo, en Italia el “tradicionalismo católico” del partido Forza Nuova o del sitio web Riscossa Cristiana no acaba de ser problemático y tal vez dañoso.

Por otro lado no se trata tanto de esconderse o de vivir la Fe en una tranquila clandestinidad sino de actuar cada día tranquilamente en la convicción de que nuestra religión se funda irrevocablemente en unos semper eadem, en la constancia de ritos y de verdades reveladas por Dios. Entonces, ni el dinamismo modernista de la acción política ni el ocultamiento como renuncia a cada relevancia histórica y exterior de la Fe que se parece mucho a la “scelta religiosa” (Dossetti) del catolicismo progresista.

(P)- ¿Cree Vd. posible un cisma o quizás pienso, que de hecho, ya estamos en él?

Naturalmente quién permanece en la totalidad de la Fe católica no puede ser considerado un cismático, a pesar de lo que pueden contar los medios de comunicación con el beneplácito del mundo. Expresiones como “cisma Lefebvre”, “cisma tradicionalista”, “jefe de los cismáticos tradicionalistas” no resisten a una análisis más cuidadoso y honesto (lo que nos dice hoy un poco paradójicamente el mismo Papa Francisco). El “cisma” hoy se realiza en forma de error y de herejía sobre todo, dentro del perímetro de la legalidad canónica de la Iglesia produciendo un inaudito y peligroso abismo entre legalidad y legitimidad hasta los niveles más altos de la jerarquía eclesiástica. El desarrollo radical de las doctrinas nuevas o inciertas del Concilio Vaticano II y de teorías inventadas por las escuelas teológicas se difunde hoy entre los fieles por las homilías en las parroquias, las declaraciones de sacerdotes y religiosos exaltados y fanáticos en los programas televisivos y hasta por el magisterio ordinario de algunos obispos.

El hecho de que hasta ahora se ha evitado la forma de la definición dogmática para afirmar estos errores (y esta es una prueba de la santidad de la Iglesia a pesar de sus hombres y de la insistencia del siglo: piénsese en el sacerdocio de las mujeres), ha favorecido el formarse una sustrucción (1) de doctrinas y de instituciones que se dicen católicas sin serlo realmente. No se trata de una “nueva iglesia”, como alguien sigue llamando este fenómeno, aunque esta sustrucción tiene todos los rasgos de un “cisma” en la estructura legal de la Iglesia.

(1) Nota aclaratoria. Con “sustrucción” el entrevistado entiende un sustrato ajeno que se forma bajo una cosa y que no le pertenece realmente. Bajo el nivel dogmático se “sustruye” un nuevo cuerpo de doctrinas y instituciones que se dicen católicas.

(P)– La Liturgia Tradicional cada vez gana más seguidores en todo el mundo, en una entrevista con Monseñor Schneider, él señalaba que ahí está la solución al mal que asola la Iglesia, ¿Comparte Vd ese pensamiento, la vuelta a la Misa Tradicional podría frenar el caos y las derivas reinantes? ¿Por qué razones?

Sin duda alguna Monseñor Schneider tiene razón. La Misa antigua, que según el mismo Benedicto XVI nunca fue abrogada y no sería posible abrogar, es en un cierto sentido la Iglesia misma o su mismo corazón. La Misa fue instituida por Nuestro Señor, es la “representación” de la vida de Él hasta su Sacrificio que se repite en forma incruenta en el Altar. Con alguna aproximación histórica y lógica se puede afirmar la misma antigüedad de las formas litúrgicas. Al principio del siglo XIX el teólogo anglicano Richard Froude, que murió todavía muy joven a un paso de la conversión al Catolicismo y del cual el Beato Cardenal Newman, su amigo durante los años del Movimiento de Oxford, guardaba celosamente el Breviario romano, en su ensayo Antiquity of Existing Liturgies (1835) catalogó las principales liturgias ocidentales y orientales existentes según sus orígenes apostólicas (St. Peter’s Liturgy: romana, milanesa, africana; St. James’s Liturgy: oriental; St. Mark’s Liturgy: egipcia, etiópica; St. John’s Liturgy: galicana, efesina, mozarábica).

A pesar de que esta representación de las liturgias pueda aparecer filosóficamente ingenua, seguramente revela algo verdadero, sobre todo si se piensa que la principal reforma antigua de la Misa romana, la de Gregorio el Grande, que linda con la Época patrística (la cual solamente la separa de la Época apostólica), fue fiel, según lo que nos dicen los liturgistas, a las formas antiguas recibidas, y que también la Reforma tridentina no hizo más que transmitir el culto católico con algunas variaciones no esenciales. Lo mismo no se puede decir del Misal del 1970 cuya arquitectura, donde no queda lo tradicional que la hace seguramente válida, es producto de abstracción. En este sentido la Misa tradicional pertenece a lossemper eadem de la Iglesia, es un culto ciertamente agradable a Dios porque instituido por su Hijo y guardado durante siglos por su Iglesia, introduce los fieles y el mismo sacerdote en la tradición y en el tiempo de la Iglesia que es el tiempo de Dios y puede guarecer las heridas profundas que se han producidos en los fieles en estos años de extravío.

(P)– En estos momentos de desconcierto para los fieles, surgen, aparentemente, lo que muchos querían escuchar, mensajes de la Virgen en distintos lugares del mundo, adaptados a las distintas “sensibilidades eclesiales”. Vd. ha traducido al italiano libro “entender Medjujorje” de Donal Anthony Foley, ¿Cuál es su opinión sobre los hechos que allí están aconteciendo, “visiones celestiales”, un burdo engaño o quizás algo peor?

Antes de leer el libro de Donal Anthony Foley conocía desde lejos el fenómeno de Medjugorje, nunca me entusiasmó particularmente, pero cuando me sucedía que escuchaba a alguien reírse de estas “apariciones” diarias de la Gospa, advertía la vieja irrisión racionalista e iluminista de lo milagroso y sobrenatural y me parecía natural contestar que “la Virgen puede aparecer cuando ella lo quiera si Dios se lo permite”. Hoy creo que quien lea el libro de Foley sin prejuicios y con un mínimo de sentido católico no puede seguir reconociendo de alguna manera el origen divino del fenómeno. No se trata sin embargo, según el Autor del libro, de un mero engaño humano porqué hay elementos suficientes para afirmar que las primeras visiones y también algunas sucesivas se pueden atribuir a intervenciones preternaturales, es decir, demoníacas.

(P).- Medjujorge a día de hoy mueve miles de millones, ¿le interesa a la Iglesia parar esto o más bien participa activamente en su difusión desde todas las Diócesis y parroquias? ¿Por qué piensa usted que hasta la fecha la Iglesia no se ha pronunciado definitivamente sobre las apariciones?

La Iglesia se ha pronunciado con una cierta definitividad por los juicios negativos de todos los Obispos que se sucedieron hasta hoy en la Cátedra de Mostar los cuales tienen competencia primaria en estos asuntos. Cuando el fenómeno empezó a tener relevancia internacional empezaron a interesarse también las autoridades romanas hasta la última Comisión Ruini. El fenómeno en más de treinta años ha alcanzado una dimensión enorme, sobretodo en Europa y en los Estados Unidos, que comprende órganos de prensa, radios (Radio Maria en Italia), editoriales, institutos universitarios, agencias de viajes y muchos miles de fieles muy motivados, algunos de los cuales están convencido de haberse convertido en Medjugorje y de haber recibido gracias especiales.

Las autoridades de la Iglesia tienen miedo de que un juicio negativo del fenómeno pueda causar un vasto “cisma mariano” en todo el mundo y prefieren por eso soluciones interlocutorias y pastorales, sin darse cuenta de que con el tiempo el problema puede solo empeorar. Hasta ahora cada vez que un mensaje de la “Gospa” confluyó con los juicios de los obispos, los fieles hicieron prevalecer la opinión de la visión. Hay que añadir que a esta situación contribuyen algunos obispos favorables, incluso el Cardenal de Viena que visitó personalmente el sitio, muchos párrocos que siguen organizando peregrinajes. Según Foley resultó determinante el apoyo del padre René Laurentin que se considera el más importante mariólogo contemporáneo. Al contrario el teólogo Hans Urs von Balthasar luego de un primer acercamiento se retrajo.

(P)– Los dirigentes de Medjujorge han recorrido el mundo dando conferencias y éstas, han tenido lugar en los Templos diocesanos con la aprobación de los Obispos del lugar, ¿no cree Vd. que si en una Iglesia Diocesana se dan estas conferencias no es una aprobación “oficial” de estas apariciones?

No, se trata de una particular forma de sustrucción (1) en el sentido antedicho. En las iglesias y en las catedrales católicas se hacen hoy muchas cosas raras con la autorización de párrocos, superiores y obispos, y puede ocurrir también que alguien, lo hizo incluso el Cardenal Schönborn en Viena, llame a uno o más videntes para que vean a la “Virgen” y comuniquen con ella con una cita fijada por ellos mismos. Todo eso no tiene nada que hacer con la santidad de Tepeyac, Lourdes y Fátima.

(P)– En su presentación del libro de Foley, usted se refiere a la creación de una Iglesia paralela que “ya no reconoce la autoridad establecida por Cristo a través de los Apóstoles, sino más bien una autoridad” visionaria “fundada en supuestas apariciones y mensajes relacionados”¿No cree que todo esto tiene mucho que ver con la decadencia del clero, su falta de formación y su baja implicación en la vida espiritual de las almas a ellos confiadas? Podemos ver a muchos Sacerdotes que en vez de prevenir todo esto, lo que hacen es ir de guías turísticos a Medjugorje con sus parroquias.

Sin duda ha jugado desde el principio y sigue jugando un papel muy importante la falta de formación teológica, de sentido de la Fe y, a pesar de que actualmente se hable mucho de ello, de discernimiento de espíritus, sobre todo si se considera muy probable la explicación preternatural del fenómeno. Medjugorje, como sale en muchas partes del libro de Foley, es una gran experiencia sentimental hecha de visitaciones prêt-á-porter, de “milagros” solares, de prodigios aparentes, de mensajes diarios, de la incesante dramatización a nivel mundial por parte de los videntes y de una sed de Dios arraigada en una humanidad que ha perdido el dogma católico. Es claro que a muchos pastores, la potencia de esta experiencia, les parece una oportunidad fácil para conquistar el “sentimiento religioso” de los fieles. De esta manera el fenómeno se vuelve en un particular capítulo de la crisis neomodernista de la Iglesia.

(P)– En Medjugore, la “Señora” contesta a las preguntas de los videntes diciéndoles que “en el cielo se está con el alma y con el cuerpo” y que “antes de Dios, todas las religiones son auténticas¿Hay una incompatibilidad entre estos mensajes y otros habidos en Medjugore y el dogma Católico?

Sí, estos son dos ejemplos evidentes de las herejías enseñadas por la “Gospa”. Además ella recita el Padre nuestro pronunciando con los videntes las palabras “perdona nuestras ofensas”, lo que es bastante raro si se considera que la Virgen se llamó a si misma la “Inmaculada Concepción” en Lourdes. Los mensajes de Medjugorje cuando no son perfectamente triviales y baladíes, son teológicamente muy problemáticos, no se sabe si por las insuficiencias de los videntes o por la bien conocida maldad del “apuntador”.

(P)¿Qué opina Vd. del resto de apariciones de este último siglo que no están reconocidas por la Iglesia, como por ejemplo, Garabandal, que está de plena de actualidad en estos momentos por un documental que se ha realizado allí? ¿qué opina de las conversiones que se producen en estos lugares, por ejemplo en Medjugore? ¿Se pueden considerar una prueba o signo del carácter sobrenatural de las apariciones y de que éstas son queridas por Dios?

Los autores espirituales nos enseñan que el diablo puede querer la realización de un bien a corto plazo para lograr un daño a largo plazo y en el caso de falsas apariciones podría causar la conversión de una muchedumbre de hombres para conducirlos a la rebelión y al error en el momento de aceptar el juicio de la Iglesia. Hay que considerar también la naturaleza de la conversión. Foley introduce una analogía un poco sorprendente pero bastante explicativa de lo que puede ocurrir: como los ansarinos, según la lección del etólogo austriaco Konrad Lorenz, siguen al primer ser que ven en el momento de salir a la luz tomándolo por su madre, así los hombres que han perdido o nunca han tenido la luz de la Fe pueden tomar la primera “visión” de la “Virgen” por su verdadera Madre del Cielo. Finalmente hay también la posibilidad de conversiones verdaderas de personas que en Medjugorje, en Garabandal o en otros lugares parecidos, donde hay templos, altares y sacramentos como en todo pueblo o ciudad, han encontrado la gracia de Dios a pesar de las falsificaciones circunstantes.

(P)– ¿No cree que se ha relegado las apariciones oficiales de la Iglesia en favor de un desfile de videntes o supuestas apariciones (nota: algunos preconizan el fin del mundo, otros no tanto ni principalmente)? ¿Cuál sería su recomendación para las personas que en su ingenuidad acuden a estos lugares o a las que se propone acudir a ellos?

A todos los “anserinos” de la “Gospa” y de otras falsas apariciones y visitaciones la Iglesia tendría que reservar una auténtica pastoral para llevarlos a su verdadera Madre del Cielo y hacer finalmente de su mal un bien. Los católicos deberían tratar de convencerlos demostrándoles la verdad y la belleza del culto mariano tradicional, sus frutos individuales y sociales y la profunda paz de los corazones que se someten al amparo amoroso de la Madre del Señor. A los que quieren ir a Medjugorje o a lugares parecidos hay que explicarle sobre todo la importancia del mensaje de Fátima para cada alma y toda la humanidad y hacerle conocer la hermosa presencia de la Virgen en Lourdes y en otros santuarios marianos en todo el mundo, su sentido y su historia. Piénsese, por ejemplo, en la importancia de Nuestra Señora de Guadalupe para todas las Américas o de la Santa Virgen del Pilar para España y todos los pueblos de habla y cultura española.

(P)– Cambiando a otra materia y dado que me consta es usted un lector curioso e insaciable ¿Cual es la situación de la literatura católica en la actualidad, en su opinión?. ¿Existen escritores católicos, como los hubo en otros momentos, por ejemplo en el primer tercio del siglo XX? ¿A qué puede deberse esa falta?

Existen todavía muy buenos ensayistas católicos en todo el sector litúrgico, teológico, filosófico, histórico, jurídico, también en el ámbito de las llamadas ciencias exactas. Siempre ha habido, pero durante el Pontificado de Benedicto XVI, hemos sido testigos de un particular renacimiento del catolicismo intelectual. Unos liturgistas como el oratoriano Uwe Michael Lang, el benedictino Alcuin Reid o, en Italia, Monseñor Nicola Bux, nos devolvieron las categorías católicas después de décadas de inmanentismo litúrgico. En particular, el redescubrimiento de la obra teológica del Cardenal Newman impuso la vuelta a una teología que podemos definir “alexandrina” y la idea de un “desarrollo homogéneo del dogma” más allá de una escolástica sin Dios, de las teologías inmanentistas y del modernismo postconciliar. El pensamiento filosófico volvió a considerar a autores contemporáneos ortodoxos como Cornelio Fabro y Romano Amerio. En Italia las obras de Robert Spaemann o del filósofo del derecho Giovanni Turco dejaron de ser enclaves para especialistas.

La historia del Concilio Vaticano II del Professor Roberto de Mattei comprometió el monopolio de los modernistas de la “Scuola di Bologna” e inauguró una nueva comprensión de lo ocurrido. En este sentido se señala también el volumen recién publicado del Padre Serafino Lanzetta Il Vaticano II, un concilio pastorale. Si todavía se considera la literatura stricto sensu, como ficción, la situación parece menos floreciente. Excepto unos casos como el de Louis de Wohl, la literatura que habla directamente de héroes católicos, y que muchas veces linda con la hagiografía, apenas alcanza el gran público, mientras el éxito persistente (ahora también cinematográfico) de los libros de Tolkien muestra que la muchedumbre de los lectores secularizados todavía puede entender y apreciar la lógica y la dinámica católica que mueve estas ficciones. El ensayo de Tolkien On the Fairy Storiesproporciona muchas indicaciones sobre la “catolicidad” de los “mundos secundarios” y su poder de atracción. Lógica y dinámica católica mueven también las novelas y los cuentos del autor alemán Martin Mosebach cuya fortuna está excediendo los territorios de lengua alemana. De todo esto se puede concluir con suficiente aproximación que si la Iglesia volviera a su natural y ahora escondida hermosura también los héroes católicos del “mundo primario”, sobre todo los santos, podrían volver a ser interesantes.

(P)- Es usted un gran admirador de una escritora católica, tremendamente inteligente, Flannery O´Connor. ¿Que diría usted a los lectores para que se animaran a leer sus obras y a comprenderlas, considerando que no es una escritora fácil?

Flannery O’Connor pertenece sin duda a los autores católicos que prefieren escribir cuentos y novelas según una dinámica y una lógica católica sin sentirse obligados por ambientes y personajes de este tipo. Su ambiente y el de sus obras es el Sur protestante de los Estados Unidos habitado por predicadores, profetas, renteros y trabajadores negros, rancheros y vendedores de Biblias. Mi investigación sobre el derecho durante los últimos años me ha llevado a pensar que el desarrollo del derecho natural a partir de las neutralizaciones del siglo XV lleva a una regularidad sin Dios que hoy se presenta como una regularidad técnica en la cual el “derecho natural” se ha positivizado mudándose en un derecho positivo mundial, el de los derechos humanos. El contraste abismal entre esta regularidad y la gracia divina está perfectamente representado en los escritos literarios de Flannery O’Connor donde en situaciones de confortable secularización irrumpen personajes terribles que representan una paradójica ocasión de salvación.

En un mundo donde un orden moral autónomo ha sustituido, al menos en las cabezas de la mayoría de los sujetos, el orden creado, Dios juega el papel del “gangster” y los “violentos” son su cortejo (The Violent Bear It Away es el título, tomado del Evangelio de Mateo, de su novela principal). De este “world off balance” parece hablar Flannery O’Connor que, sea dicho, no amaba los intérpretes y las interpretaciones de sus cuentos, y este mundo resulta muy interesante no solo para el teólogo sino también para el jurista que no se contenta con ser exegeta obediente del orden positivo mundial. Se considere la criminalización actual de los críticos del aborto, del divorcio, de las “bodas” homosexuales y de las “familias” homoparentales” o simplemente del dominio tiránico de una moneda y se piense en la persecución en la misma Iglesia de los que han defendido la indisolubilidad del vínculo matrimonial.

(P)- Profesor Sandri, ya para terminar díganos en qué está trabajando en estos momentos, ¿algún libro del que nos pueda dar un adelanto?

Un libro sobre Flannery O’Connor, ya lo pienso desde hace dos años. Desde el Cielo ella me perdonará.

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