«La tolerancia igualitaria de todas las religiones es lo mismo que el ateísmo», Papa León XIII.
Aún no he salido de mi asombro. He tenido que ver el vídeo de intenciones de oración del Papa Francisco un par de veces, les puedo asegurar que la primera vez que lo vi pensé que era un burdo montaje, pero no, señores, es absolutamente verídico.
¿Qué mensaje se está transmitiendo en él? Creo que es evidentísimo y requiere poca explicación: todos somos Hijos de Dios, y pues todas las religiones no son más que expresiones “diversas” mediante las cuales los hijos se comunican con el Padre, cada una con su forma y modo, pero igualmente válidas. La supuesta realidad de que el Padre nos escucha a todos, independiente de la religión que profesemos, debe ser un punto común de unión entre todo el género humano para obtener la paz y el amor universal soslayando lo que nos separa. En la práctica, como conclusión del mensaje, todas las religiones, en tanto que tales, se convierten en medios válidos para llegar a Dios, lo cual se escenifica con las imágenes del niño Jesús junto a Buda y similares.
[mks_pullquote align=»right» width=»300″ size=»24″ bg_color=»#000000″ txt_color=»#ffffff»]cuantos se adhieren a tales opiniones y tentativas, se apartan totalmente de la religión revelada por Dios (Pío XI)[/mks_pullquote]¿Es esto nuevo? No, venimos soportando este discurso sincrético-indiferentista desde el Vaticano II y se ha explicitado en múltiples documentos y actos públicos (Asís), pero al menos, a donde me llega la memoria, la doctrina subyacente a todo esto no se había explicitado de una forma tan expresiva como en este vídeo. ¿Es esto católico? Digámoslo sin bagatelas: rotundamente NO. Seguro que muchos se sorprenderán por esta afirmación, pues el conocimiento del catecismo y la doctrina católica ha caído a unos límites glaciales. Algunos recordatorios:
Partiendo de la base de que la filiación divina no se consigue sino por el Bautismo [1], nadie va al Padre sino por Jesucristo y su única Iglesia, la Iglesia católica.
“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie va al Padre, sino por Mí” (Juan 14, 6).
“El que no está conmigo está contra mí, y el que conmigo no recoge, desparrama” (Mt 12, 30).
“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, se salvará, más el que no creyere se condenará” (Mc 16, 15-16).
“El que me odia a mí, odia también a mi Padre” (Jn 15, 23).
“Si no hubiera venido y les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa de su pecado” (Jn 15, 22).
“Vosotros (judíos) tenéis por padre al diablo, y queréis hacer los deseos de vuestro padre. Él es homicida desde el principio y no se mantuvo en la verdad porque la verdad no estaba en él” (Jn 8, 44).
“El que es de Dios oye las palabras de Dios; por eso vosotros no las oís, porque no sois de Dios” (Jn 8, 47).
“No todo el que dice: ¡Señor, Señor!, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre, que está en los cielos” (Mt 7, 21).
¿Les queda alguna duda?
En Mortalium Animos [2], el papa Pío XI parecería haber visto el triste vídeo y anticipadamente nos advertía sobre aquellos que “convencidos de que son rarísimos los hombres privados de todo sentimiento religioso, parecen haber visto en ello esperanza de que no será difícil que los pueblos, aunque disientan unos de otros en materia de religión, convengan fraternalmente en la profesión de algunas doctrinas que sean como fundamento común de la vida espiritual. Con tal fin suelen estos mismos organizar congresos, reuniones y conferencias, con no escaso número de oyentes e invitar a discutir allí promiscuamente a todos, a infieles de todo género, de cristianos y hasta a aquellos que apostataron miserablemente de Cristo o con obstinada pertinacia niegan la divinidad de su Persona o misión”.
Y, continúa el Santo Padre Pío XI:
Tales tentativas no pueden, de ninguna manera obtener la aprobación de los católicos, puesto que están fundadas en la falsa opinión de los que piensan que todas las religiones son, con poca diferencia, buenas y laudables, pues, aunque de distinto modo, todas nos demuestran y significan igualmente el ingénito y nativo sentimiento con que somos llevados hacia Dios y reconocemos obedientemente su imperio”.
Me pregunto, ¿alguien con dos dedos de luces y que no haya renunciado por completo al razonamiento puede pensar que lo que se expresa en este vídeo no es EXACTAMENTE lo que Pío XI considera como que “no puede, de ninguna manera obtener la aprobación de los católicos”. No se trata de mi juicio, de mis consideraciones, es la propia iglesia la que ha condenado anticipadamente lo que aquí se está haciendo y diciendo.
Pero no termina aquí, dejemos seguir a Pío XI:
Cuantos sustentan esta opinión, no sólo yerran y se engañan, sino también rechazan la verdadera religión, adulterando su concepto esencial, y poco a poco vienen a parar al naturalismo y ateísmo; de donde claramente se sigue que, cuantos se adhieren a tales opiniones y tentativas, se apartan totalmente de la religión revelada por Dios”.
No estamos ante un tema baladí, estamos, digámoslo sin contemplaciones, ante pura apostasía y herejía. Es absolutamente escandaloso como en el vídeo se iguala al Niño Dios en el pesebre con Buda y otros fetiches idolátricos. Pura blasfemia.
Sinceramente parece que vamos cuesta abajo y sin frenos. Espero de corazón que algunos se decidan de una vez por todas a hablar con todas las letras, esto es gravísimo y no es admisible en modo alguno ya contemporizaciones, diplomacias ni miedos. O con Cristo, o contra Él, no hay punto intermedio.
“¡Ojala fueras frío o caliente! Así, porque eres tibio, y ni caliente ni frío, voy a vomitarte de mi boca” (Apocalipsis 3, 16)
Miguel Ángel Yáñez
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[1] Sobre este tema véase el fenomenal estudio de Denzinger-Bergoglio
[2] Pueden leer la encíclica completa en este enlace