5º Domingo de Cuaresma (Rito Extraordinario)
(Jn 8: 46-59)
“El que busque ser cristiano de verdad nunca será confundido”
En el evangelio de hoy vemos un diálogo tenso que se produce entre Cristo y los judíos.
Cristo le dice a los judíos:
“Si os digo la verdad, ¿por qué no me creéis?”
“Me acusáis de que estoy endemoniado, en cambio yo sólo repito las palabras del que me envió”.
“Yo sí conozco al Padre, si dijera que no lo conozco sería como vosotros, un mentiroso”.
Los judíos responden a Jesús:
“Estás endemoniado”
“¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Abraham?”
Conclusión: Jesús habla siempre de modo claro y contundente. No habla como “muchos” hoy día, diciendo medias verdades, que también son medias mentiras. Y todo ello, para causar confusión. Es el modo de hablar de la Iglesia modernista.
Hay prensa neocon que sólo habla de los discursos de la jerarquía cuando les gusta; en cambio, aquellos discursos con los cuales no están de acuerdo se los callan. Esta misma prensa es la que se presenta fiel al Papa, pero luego se callan lo que no les gusta.
El cristianismo no es compatible con la mentira ni con las medio-verdades. En realidad, estas medio-verdades son mentiras con apariencia de verdad; y su único fin es causar confusión y duda.
A pesar de ello, el que quiere ser cristiano de verdad nunca será confundido, pues junto con la prueba, Dios nos da la fuerza para superarla. Si somos confundidos es porque queremos. Sólo los que quieren ser víctimas de la mentira o hacen pacto con ella, son los engañados.
Frente a tanto engaño y confusión nos puede ocurrir a nosotros como a los apóstoles, que le preguntemos a Él: ¿Señor y adonde iremos? El Señor nos responde claramente: “El que me sigue no anda en tinieblas” o “Yo soy el camino, la verdad y la vida” o “Nadie va al Padre sino por mí”.