El éxito o el fracaso en la educación de los hijos será el resultado de la correcta intervención de los muchos factores que entran en juego en su formación: los padres, los amigos, el colegio, la Iglesia, el ambiente, las nuevas tecnologías, y por supuesto, ellos mismos. Estos factores, y otros tantos, actuarán a favor o en contra, a la hora de formar a los hijos. Es por ello, que los padres, como primeros educadores de sus hijos, habrán de cuidar todos y cada uno de estos elementos mientras que los niños están todavía bajo su tutela; y de modo especial, durante los primeros 18 años de su vida, pues será entonces cuando los hijos serán más proclives a recibir cualquier influencia externa, tanto para bien como para mal.
Recuerdo haber visto películas antiguas en las que en una factoría comunista donde trabajaban multitud de personas, estaba la radio emitiendo continuamente propaganda del partido y haciendo un lavado de cerebro. Si esto ocurriera hoy día en cualquier lugar de trabajo me imagino que rápidamente los sindicatos levantarían una escandalosa protesta; en cambio todo eso y más, está ocurriendo en sus casas y no veo a muchos padres preocupados del lavado de cerebro que están haciendo a sus hijos.
Con el fin de ver el influjo que realizan algunos de estos factores en la educación de los hijos examinaremos algunos de ellos con más detalle.
La móvil-manía, pandemia del siglo XXI
Es curioso que el teléfono, que fue inventado como medio de comunicación entre las personas, se haya convertido ahora para muchas familias en causa de aislamiento. Algo, que de suyo podría sería bueno si se usara correctamente, cuando se abusa de ello, pierde toda su virtualidad y se convierte en instrumento de deformación.
Cuando en alguna ocasión he sido invitado a comer a una casa, me llama la atención que junto a los cubiertos, el vaso o la servilleta, se encuentra el teléfono móvil. La finalidad es no perderse nada de lo que está ocurriendo en la cuenta de Facebook, Twitter o Whatsapp. Da la impresión que eso es más importante que disfrutar de ese maravilloso momento en familia. La mesa, que siempre fue un centro de reunión de la familia y el momento en el que se intercambiaban opiniones acerca del día a día, se ha convertido ahora en centro de comunicaciones (telefónicas), donde todo el mundo está hablando con los de afuera, pero ninguno con los que tiene delante.
Llama la atención ver a los jóvenes de catequesis de confirmación (12-14 años) que acuden al templo con el móvil en la mano o “incrustado” en el bolsillo de atrás del pantalón. El móvil se ha convertido para ellos en un instrumento imprescindible para, para… ¿para qué?
No le dé a su hijo un teléfono móvil antes de los 18 años
Es opinión mía personal que un joven no debería tener móvil hasta los 18 años. La razón es muy sencilla, porque antes no lo necesita. ¿Y después? Después tampoco; pero al menos podría ser conveniente. ¿Y si el hijo se va de viaje con el colegio? ¿No sería bueno que llevara móvil por si le pasa algo? Tampoco. La razón es muy simple, si pasara algo, tenga por seguro que habrá muchos móviles disponibles para avisar a los padres.
Los beneficios que puede reportar llevar un móvil antes de los 18 años no compensan los peligros a los que se va a someter a ese joven. ¿Cuáles son?:
- Mal uso de las redes sociales (donde cuentan miles de cosas íntimas y personales; donde mandan fotos, supuestamente privadas, pero que están al alcance de todos).
- Fácil acceso a contenidos inmorales.
- Peligro de acoso por parte de otras personas.
- Pérdida de concentración y atención para realizar sus propias labores, pues están recibiendo o mandando mensajes continuamente.
- Caer en el “materialismo” (poseer cosas materiales sin haber una necesidad real que lo justifique). Sienten la urgencia de estar a la última y no ser menos que sus amigos.
- Inmensa pérdida de tiempo: Está demostrado que un joven, pasa más de dos horas diarias manejando el móvil.
- Ansiedad si el móvil se pierde, estropea o se lo quitan.
- Sin hablar de daño espiritual que pueden causar al quedarse bastante incapacitados para un posible diálogo con Dios.
Partiendo del hecho que un joven no debería tener móvil antes de los 18 años, podría ocurrir que en una ocasión concreta lo necesitara realmente, ¿qué hacer? Mi consejo es que haya en la casa un teléfono móvil extra, que sea puro teléfono, sin internet, ni pantalla de 5 pulgadas, y que se pueda dar al joven para ese momento concreto. Eso sí, todas las noches y/o, una vez que la necesidad haya pasado, el móvil deberá volver a los padres para que lo guarden hasta la próxima ocasión.
No es bueno que ellos dispongan de un móvil personal, pues esa es la ocasión que aprovechará el demonio para ir poco a poco minando “la moral” de su hijo. Si quiere evitar “sorpresas” y “descubrir” que su hijo no es tan “santo” como usted se imaginaba, este modo de actuar le puede ahorrar muchos disgustos.
Si así procediera, probablemente su hijo le calificará como retrógrado y tirano, pero yo le aseguro que con el tiempo su hijo se lo agradecerá. A veces los padres no se dan cuenta del “arma” que le entregan a sus hijos, cuando movidos por un modo de pensar bastante inocente, le regalan a su hijo el primer móvil.
El acceso a internet por parte de los jóvenes
Aunque el uso de internet ha supuesto una gran ayuda a la hora de buscar contenidos y realizar investigaciones, su uso ha de ser controlado cuando son los jóvenes los que han de acceder a él.
Todos sabemos, que junto a muchas cosas buenas que se puedan encontrar en la red, hay también muchas páginas de contenido pernicioso que lo que pretenden es hacer daño, corromper, manipular las mentes, modificar los valores morales, y un largo etcétera. El demonio, y muchos hombres que están a su servicio, se han dado cuenta del arma tan poderosa de destrucción y manipulación que gratuitamente muchos padres ponen al alcance de sus hijos.
Es por ello que, como internet se ha convertido en una herramienta necesaria para el estudio y la investigación a partir de cierta edad, su uso ha de estar perfectamente controlado por los padres. Estos habrán de limitar el tiempo de acceso y el contenido de las páginas que sus hijos visitan. El mercado tiene muchos productos capaces de realizar esta función. Si usted le deja a su hijo total acceso a los contenidos de internet, y además, no le limita el tiempo de su uso, no se extrañe de lo que se pueda encontrar si revisa el “historial” del navegador. Por otro lado, dada la capacidad de atracción que este medio tiene, puede que llegue el momento en el que su hijo no sepa hacer nada si no es a través de internet.
Una mención especial haremos de las famosas “wikipedias”. La única utilidad que pueden tener es para conseguir algunos datos objetivos, pero no se le ocurra acceder a ellas para conseguir criterios sobre, filosofía, teología, política, religión, medicina… Los contenidos suelen estar bastante manipulados, por lo que en lugar de formar a sus hijos, los estarán deformando. Es bueno que los padres conozcan portales de internet que sean de fiar por tener información objetiva, seria y apropiada para lo que ellos necesitan.
Por otro lado, no es conveniente que los jóvenes sólo tengan internet como único modo para acceder a la información que precisen. Es necesario que en casa haya buenos libros en papel, diccionarios, enciclopedias sencillas. Eso será más que suficiente, al menos, hasta que su hijo tenga alrededor de 14 o 15 años. Ustedes me argüirán que las enciclopedias se quedan obsoletas en pocos años y además son bastante caras. Yo les digo que con la información que ellas ofrecen, sus hijos tienen más que suficiente para su tarea escolar hasta esa edad que les he mencionado.
Por otro lado, si usted permite a sus hijos que usen internet el tiempo que “necesiten”, no le extrañe que se pasen toda la tarde de estudio buscando dibujos y fotografías que “necesitan” para hacer un trabajo escolar; y que al cabo de esas horas de búsqueda, tengan cientos de fotos, pero el trabajo esté sin hacer.
Un error bastante común cuando uno accede a la información que nos brinda internet, es creer que todo lo que allí aparece es verdad. En internet hay de todo, lo importante es saber buscarlo, y para ello hace falta criterio. Un niño o un joven todavía no tienen el criterio formado, por lo que si se le permite acceder a cualquier página web, lo más seguro que lo que encuentre no sea adecuado, esté manipulado, o sea falso.
La fiebre de las tabletas en los colegios como sustitutivo del libro físico
Es un error muy grave que están cometiendo muchos colegios el hecho de sustituir los libros físicos por las famosas “tabletas”. Bajo la “mentira” de que allí lo tienen todo al alcance de la mano; que a partir de ese momento no van a tener que gastar dinero en la compra de libros; que los contenidos va a estar siempre actualizados, y mil razones más, el hecho real es que un niño que se acostumbre al uso de las tabletas para leer y estudiar, cogerá “odio” a los libros en papel. Por otro lado, dado que la lectura de libros es imprescindible para la formación de los jóvenes, si usted le da una tableta a su hijo, olvídese de que su hijo adquiera hábito de lectura. El día de mañana será un experto en tabletas, pero no habrá leído prácticamente nada y como consecuencia su formación humana e intelectual será totalmente deficiente.
El uso de la televisión como medio de entretenimiento y formación
Aunque el número de horas que un niño-joven pasa delante del televisor ha descendido mucho como consecuencia del uso de los ordenadores, móviles y tabletas, es una realidad que muchos padres usan la televisión como medio de distracción de los niños, especialmente cuando éstos tienen menos de diez años. Una vez que llegan del colegio les preguntan si han hecho la tarea. Ellos responden rápidamente que “la profe” no les ha puesto tarea. Entonces la mami les enciende el televisor, les pone el canal de dibujos o el Disney y allí se quedan embobados durante tres o cuatro horas, malgastando el tiempo, quemando neuronas y perdiendo la vista. Contrólese el tiempo y el contenido en el uso de la televisión.
Por otro lado, cuando a los niños de la catequesis de primera comunión les explico el sexto y el noveno mandamiento, como son inocentes (aunque a veces el inocentón es el cura), les dices que esos pecados son las cosas feas que a veces se ve hacer a los mayores en la televisión. En ese momento los niños se ríen, algunos se sonrojan y otros ya han hecho sus primeros experimentos movidos por la curiosidad. Así pues, lleven los padres también cuidado con los contenidos a los cuales los niños pueden acceder en televisión. Hoy día muchos padres cambian el canal cuando este pasa una película en la que sale John Wayne pegando tiros a los indios, pero en cambio no hacen nada, cuando es una película con contenidos sexuales más o menos explícitos, presenta situaciones de adulterio e incluso de homosexualidad.
Mención especial hay que hacer a las novelas actuales. Yo nunca he seguido ni visto ninguna; pero en alguna ocasión, cuando he ido a alguna casa a llevarle la Comunión a un enfermo, me he quedado sonrojado al ver a todo un sacerdote con traje talar dando un apasionado beso a la actriz (actor) de turno, mientras que la familia allí presente lo veía como la cosa más natural del mundo.
Las nuevas tecnologías han de estar fuera de los dormitorios
El dormitorio recibe su nombre porque es el lugar donde se duerme y descansa. Hoy día, bien por comodidad o por falta de espacio, el hecho es que los dormitorios se han transformado en Centros de Telecomunicaciones: TV, DVD, ordenador portátil, tableta, móvil, consola de videojuegos. Tener todo eso en la habitación, y más todavía cuando se es joven, es como tener un quiosco con revistas porno al alcance de la mano y sin que te cueste un céntimo.
Si el joven precisa de esos artilugios, úselos en lugar público, con las puertas abiertas y el volumen encendido; de tal modo que pueda ser visto por cualquier otra persona que esté allí o pase por delante.
Y si esto no fuera razón más que suficiente, les cuento brevemente lo que me pasó a finales del verano pasado.
A principios de septiembre recibí en mi domicilio una carta circular del pedáneo de la localidad donde vivo, en la que se nos convocaba a una reunión para detener la instalación de una antena de telefonía móvil en el centro del pueblo. La razón que se aducía era el peligro que suponía para la salud de todos, las ondas que estas antenas emitían.
La verdad es que el pedáneo tenía más razón que un santo; pero si hemos de ser congruentes en nuestra forma de actuar, ¿se han detenido alguna vez a pensar en las ondas que puede haber en el lugar donde dormimos si en la habitación existen todos esos aparatos?
Consolas de juegos
Una de las tecnologías que bien usadas pueden ayudar en la distracción de los hijos es el uso prudente y controlado de los videojuegos.
Se ha de hacer un control tanto de los contenidos de los mismos como del tiempo que los chicos dedican a ellos. Si un uso prudente puede ser beneficioso, pasarse gran parte del fin de semana y las horas libres después del colegio, jugando a videojuegos les puede crear adicción, distraerle de sus labores educativas, hacer que no consigan tener hábito de lectura, y al mismo tiempo hacerles “vivir” en un mundo virtual con el consiguiente peligro de confundirlo con el mundo real.
Conclusión
El buen uso de las tecnologías es muy importante para la formación de los hijos. Esta es un área en la que la mayoría de los padres ni se han planteado el problema. Pero luego no se quejen, si pasando el tiempo comprueban por ustedes mismos, el influjo perverso que han tenido sobre sus hijos si no fueron controladas debidamente.
En la próxima entrega seguiremos examinando otros factores que también pueden interferir seriamente en la correcta educación cristiana de sus hijos: los amigos, el tiempo libre…
Padre Lucas Prados