Queridos Reyes Magos:
Os escribo este año con particular afecto, a sabiendas de que vais con exceso de trabajo. Menos mal que ya no tenéis que salir en las cabalgatas de los Ayuntamientos Podemitas y afines pperos, que prefieren los Reyes gays y transexuales (escogidos con facilidad entre los propios militantes), inconformistas con la Ley Natural y las disposiciones del Creador. Supongo que hoy en día, si un negro quiere que en el carnet de identidad se le anote como blanco, podrá hacerlo. Porque eso del color de la piel es también algo cultural, impuesto por esta maldita y totalitaria sociedad cristiana, que debemos superar y aniquilar. Igual que el sexo. No sé por qué todavía no han añadido Transcolorido a las siglas LGTB. Supongo que los gobiernos del Partido Popular y afines podemitas, que financian con tanto gusto el cambio de sexo, pagarían también muy gustosos el cambio de color. Sería el colectivo LGTBT. Así, Baltasar puede decidir ser blanco en su pasaporte y si alguien le dice que es negro, meterlo en la cárcel de la Cifuentes. Mientras que Melchor es posible que prefiera ser negro pálido, y como alguno le llame blanco se le introduzca de inmediato en oscuro calabozo. ¿Y por qué no se va a poder hacer eso con el color de la piel, cuando se hacen con toda “naturalidad” algunos cambios de aspecto mucho más difíciles, y que no quiero nombrar por mi condición de fraile recatado?
Bueno, que me he perdido. El caso es que cada año son menos los que creen de verdad en vosotros, los auténticos Reyes Magos de la Tradición Cristiana. Los que adoraron al Señor, porque lo estaban buscando ansiosamente, siguiendo la estrella.
Este año tenéis más actualidad que nunca, queridos Melchor, Gaspar y Baltasar, porque hay quien dice que vosotros habéis sido los primeros que expusieron con toda sencillez algunas dubia a la autoridad competente. Parece ser (según cuentan los Evangelios), que teníais vuestras dudas sobre el paradero del Niño Jesús y le preguntasteis al rey Herodes. Y el Rey os contestó lo que pudo para sacaros de la duda. Lógico. Es que aunque Herodes era muy malo, tenía algo de educación y pensó que debía responder a unas preguntas tan sencillas. Consultó con sus expertos. No le dio miedo contestar a vuestro requerimiento. Ni se enfadó con toda la Corte. Ni empezó a despedir trabajadores. Ni se encerró en sus odios a un posible Rey de los Judíos. Tuvo que dar la cara y la dio. Al poco tiempo parece ser que -en su monumental cabreo-, organizó una matanza de niños. Pero -al menos-, resolvió las dudas: os encaminó hacia Belén. Es lo menos que podía hacer frente a unas dudas razonables, aunque para responderlas se le tuviera que ver el plumero real. En la respuesta incluyó la mentira (porque no podía ser de otra manera) y os dijo que él también quería ir a adorar al Niño. Qué falso. Es que no tenía otra salida.
Este año os habéis convertido en los Santos Patronos de los que dudan y preguntan incluso a los malvados. Y es que Dios os encaminó doblemente: primero al inspiraros preguntar; luego, al aconsejaros que al regresar de la cueva de Belén, ni siquiera pasarais ya por el Palacio.
Por eso os agradezco de todo corazón vuestra valentía al poner entre la espada y la pared al Rey Herodes. Gracias a vuestra pregunta y vuestras dudas, el Evangelio nos dejó escrito que en realidad el Rey lo que quería era matar al Niño. No podía soportar que hubiera nacido alguien, que le cambiara sus planes o le hiciera sombra en su Reino.
Pero os dije al principio que no quería quitaros tiempo de vuestras actividades de estos días. Os digo brevemente lo que quiero para este bendito año 2017.
Me gustaría tener un ejemplar de la Amoris Laetitia anotado, subrayado y comentado por el Divino Niño. Estoy seguro de que a pesar de su poca edad, está en condiciones de hacerlo. Con tan sólo 12 añitos estaba ya en el Templo discutiendo con todos los Doctores de la Ley, haciéndoles ver que eran unos mastuerzos y no entendían nada de las Escrituras. Y eso que ninguno de ellos había estudiado en la Gregoriana o en Comillas (o en cualquiera otra universidad católica, pongamos por caso). Les puso a los susodichos doctores unas cuantas dubia y tuvieron que darse por vencidos, porque los dejó en cueros teológico-heréticos. No sabían ni podían contestar. El Niño los dejaba en ridículo con cada una de sus respuestas.
No sé lo que pasaría hoy día si este niño pudiera tener un cara a cara con Kasper o con el Trucho, o con quien yo me sé. A ver en dónde quedaba el famoso acompañamiento para cada caso concreto de adulterio. Y ya de paso, saber qué piensa el Niño Jesús sobre la admisión a la comunión eucarística de los adúlteros. Y ya de paso, qué piensa de la Conferencia Episcopal Española en bloque, que apoya la Amoris Laetitia sin rubor alguno. Y ya de paso, qué piensa del Vicario de Roma y su mentor, así como de los Obispos que se han apresurado a decretar ya en sus Diócesis, animados por el ejemplo de la Diócesis Primera, la comunión para divorciados vueltos a casar. Será muy interesante.
Por el momento, queridos Reyes Magos, escoged cuidadosamente la ruta para volver a Casa. Ya sabéis los Palacios que tenéis que evitar, aunque tengáis que dar un rodeo, según la consigna que os dio el ángel.
Fray Gerundio