Después de las últimas elecciones a presidente del gobierno en España y visto los resultados de todo este despropósito es normal que muchos católicos hayamos caído momentáneamente en la desesperanza, en la desidia o en la desilusión. El mundo parece gobernado por el comunismo acérrimo y podemos tener la sensación de que somos relegados, apartados de la sociedad. Si no pensamos como la mayoría, como el “rebaño”, nuestra opinión, aparentemente no importa.
Podemos comprobar a nivel mundial como se han impuesto en pocos años unas normativas comunes a todos los países y así nos dicen como tenemos que pensar, cuando tenemos que reír, llorar y aplaudir. Si nos dicen que el aceite de oliva sube por el cambio climático, tenemos que asentir como buenos ciudadanos. Si nos cuentan que los ancianos estorban tenemos que afirmar que está muy bien que se les ponga una inyección para que dejen de “sufrir” y esto mismo con el asesinato de bebés en el vientre materno. Añado también la imposición de las enseñanzas anti naturales a nuestros hijos en los colegios y, en definitiva, la aniquilación de Cristo como Rey de nuestro mundo.
¿Podemos hacer algo los católicos o tenemos que tragar con estas imposiciones? Primeramente y antes de contestar a esta pregunta tendríamos que preguntarnos qué quiere decir ser católico en el año 2023.
Evidentemente si los católicos no tenemos claro lo que implica seguir a Jesús y formar parte de la Iglesia, nos encontraremos con que poco a poco nos vamos contagiando del laicismo que nos rodea. No es infrecuente ver como algunos colegios llamados “católicos” han dejado de celebrar el mes de María o ya no hablan del día del padre o de la madre para no herir sensibilidades y respetar lo que se llama “nuevos modelos de familia”.
El tema de la familia da mucho de sí porque ahí es donde se ha introducido la primera bomba sonda para aniquilarnos. Han querido que nos olvidemos que la familia católica es a imagen de la familia de Nazaret, un hombre y una mujer que se unen en matrimonio para seguir una meta común, el cielo. Dos padres, dos madres, barrigas de alquiler y demás variantes nada tiene que ver con el plan de Dios para nosotros. Tampoco se trata de salir a la calle y hacer una cruzada diaria pero simplemente con nuestro ejemplo de vida y con nuestra conversación podemos ser un ejemplo de coherencia con nuestra Fe. Tantas veces nos encontramos entre los llamados“católicos” con un asentimiento ante situaciones o hechos que objetivamente son pecado y no podemos tragar con eso. Por contra, también vemos a muchos católicos de “bandera” que optan por el insulto. Nos falta Evangelio a todos, me incluyo.
Leyes como la de la eutanasia, hay que decir que nos las han ido introduciendo paulatinamente y de una manera sutil a lo largo de estos años. Se empieza utilizando los medios de comunicación con tertulianos de medio pelo opinando sobre la vida de los ancianos y su sentido y de esta manera va calando en la sociedad que son un estorbo, de ahí se pasa al discurso de “acortar” el dolor y lo siguiente es lo que tenemos vigente, “la eutanasia”.
Sobre el asesinato de bebés en el vientre materno se inicia prácticamente igual, hablando del derecho de la mujer sobre su cuerpo y llamando al bebé, “feto”, de manera que no despierte ningún tipo de sensibilidad al cometer el asesinato. Me pregunto cual sería la reacción de una mujer que llegase a un abortorio y le dijeran, “bien, ¿Qué día quiere que escojamos para asesinar al bebé?”.
Puedo seguir enumerando las grandezas que nos ha supuesto vivir bajo gobiernos comunistas en los que, incluso, hablando en términos económicos, la clase media estamos siendo aniquilados
y vemos como nuestras casas son “okupadas” por vagos y maleantes que viven a cuerpo de rey respaldados por leyes hechas a medida de los que no pegan palo al agua.
Daría para muchas páginas hablar de la casta que nos gobierna pero voy a resumir. Querido amigo y lector, si usted es un católico de algo más que de nombre manténgase firme y primeramente acuda diariamente si puede a la Santa Misa. Frecuente los sacramentos, confiésese habitualmente y busque un sacerdote que le ayude espiritualmente a progresar en su vida interior. En su primer contacto con el día, lea el Evangelio y medite aunque sean cinco minutos en ello antes de ponerse a sus ocupaciones o trabajos. Repase un poquito el catecismo que a todos nos vienen bien. Lea el periódico, pero con objetividad y piense que con leer uno al día quizás es más que suficiente. Si quiere vea la tele, no es un elemento del maligno, pero elija la programación desde el punto de vista cristiano y descarte todos aquellos canales en los que nos imponen toda esta morralla de inmoralidad. No se deje arrastrar por las conversaciones mundanas, no es necesario que discuta con cada persona que se encuentra en su camino pero sí que es conveniente que acorte y se marche si una conversación es contraria a nuestra Fe. Podemos utilizar las redes sociales pero como el café, todo con moderación. No caiga en la desidia de pensar que no hay una opción política para los católicos, infórmese y si ve que hay un partido que nos puede ayudar en algo, aunque sea mínimamente, no lo descarte en su voto.
Intente encontrar gente o grupos afines a usted o sino, forme piña con su propia familia y vivan en Cristiano, es mejor pocos y escogidos que muchos y mancillados y sobre todo, queridos lectores, recen, recen mucho y no desfallezcan porque un buen Cristiano no decae, se mantiene siempre con la alegría de saber que Cristo reinará nuevamente en el mundo y para ello, es necesario que usted y yo, colaboremos y no lo abandonemos. ¡Abajo el comunismo! ¡Viva Cristo Rey!