Todos los días un espíritu diabólico sigue acechando sin tregua a la Iglesia.
El sacerdote jesuita Mario Serrano Marte se pronunció una vez más a favor de la despenalización del aborto en la República Dominicana. El 21 de agosto ppdo. publicó un mensaje desconcertante en su muro de Facebook, en el que declara: «Nuevamente en la República Dominicana está el tema de la despenalización del aborto en tres casos circunscritos [estupro, malformaciones congénitas del feto, vida de la madre en riesgo – NdA]. Es una propuesta basada en principios éticos de justicia y libertad. La apoyamos». La propuesta en cuestión es la presentada en el contexto de la reforma del Código Penal que se debate en la Cámara de Diputados, pero ya en el resto del mundo resultó ser la ganzúa que, de hecho, introdujo el aborto tout-court en todas partes.
Aunque no es la primera vez que incurre en esas tristes afirmaciones, hasta el momento no se han adoptado providencias concretas contra el P. Serrano Marte por parte de la Compañía de Jesús, que de hecho también lo mantiene en el cargo de delegado socio-pastoral de CPAL, la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y del Caribe. Hace algunos años la Provincia de las Antillas se desvinculó de sus declaraciones, pero nada más.
Por lo demás, ahora todo el mundo dice lo que quiere en la Iglesia, sin pudor y sin temor a medidas que, que de hecho, no serán adoptadas: así pues el Arzobispo de Hamburgo, Mons. Stefan Hesse, el pasado 19 de agosto solicitó la apertura de un debate sobre la ordenación sacerdotal de mujeres, no importándole cuanto está previsto al respecto por el Magisterio pontificio, establecido y codificado definitivamente en 1994 por Juan Pablo II en la Carta Apostólica Ordinatio Sacerdotalis, que en el ítem 4 dice: «Con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos, declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia.»
Palabras clarísimas. Sin embargo, también en este caso, no se ha adoptado ninguna medida contra la posición rebelde expresada sobre el tema por el Arzobispo Hesse, quien, en el marco del proyecto de reforma del «camino sinodal«, emprendido en Alemania, precisamente es miembro del foro sobre «La mujer en los ministerios y en los oficios de la Iglesia«, después de haberse distinguido en el pasado por sus intervenciones sobre el cambio climático y la inmigración.
Es esclarecedor constatar desde este punto de vista cómo hasta el aborto, la ecología extrema y el inmigracionismo están en el primer lugar de las principales prioridades descritas por George Soros en una reciente entrevista al diario El País, entrevista en la que identifica como «enemigos» de los «valores fundamentales de la UE» precisamente a quienes se oponen a la cultura de la muerte, la ideología de género, la pérdida de la soberanía nacional por parte de los distintos Estados, así como a las fronteras abiertas, de hecho abiertas de par en par a la “invasión silenciosa”. Todos los demás, sobretodo si ministros de Dios, no están, por lo tanto, trabajando para la Iglesia de Cristo sino para los proyectos de Soros. Y no es casualidad que su Fundación, Open Society, haya anunciado una ayuda de 220 millones de dólares a los movimientos de comunidades negras en el momento en que el Black lives matter formalizó su estrategia política contraria a la vida, contraria a la familia y favorable a la difusión del pensamiento neo-marxista, en la línea trazada por sus fundadoras, Patrisse Khan-Cullors, Alicia Garza y Opal Tometi.
Ignorando voluntariamente toda etiqueta diplomática (lo cual, por otra parte no figura entre sus objetivos), Soros decidió intervenir directamente en los acontecimientos internos de Europa, reservando entre otras cosas a nuestro País, en ese sentido, un status de «especial observado»: «Mi mayor preocupación es Italia – declaró –. Un líder antieuropeo muy popular, Matteo Salvini, había logrado obtener consenso al punto de sobrestimar su propio éxito y golpear al gobierno. Este fue un error fatal. Ahora su popularidad está disminuyendo. Pero fue, de hecho, substituido por Giorgia Meloni de Fratelli d’Italia, partido aún más extremista». En cambio «la actual coalición de gobierno es absolutamente frágil». De ahí su temor de un posible giro italiano hacia la Derecha, lo que él juzgaría absolutamente intolerable.
Soros, por tanto, catalogó al primer ministro húngaro Viktor Orbán y al ex primer ministro polaco Jaroslaw Kaczynski como «enemigos» de la UE, sin ocultar su aversión por Trump. Es decir, por todos aquellos que han jugado o están jugando un papel protagónico en la promoción de políticas pro-vida, pro-familia y antiglobalistas, en una palabra por todos aquellos que están en contra del «nuevo orden mundial», anhelado por Soros. Y no solo él.
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