
Del vaticanista de Le Figaro‘s, Jean-Marie Guénois:
En su segundo día de su visita a Turquía el papa Francisco ha ido mucho más lejos que su predecesor Benedicto XVI, rezando abiertamente en la mezquita azul junto al Gran Mufti.
De nuestro enviado especial a Estambul
El Papa Francisco ha rezado explícitamente, el sábado por la mañana, en la mezquita azul de Estambul al lado del gran Mufti. Es la primera vez que ocurre tal cosa. En una misma situación en 2006, Benedicto XVI simplemente permaneció en contemplación, de una forma mucho más discreta, y fue suficiente para haber levantado una controversia. Algunos decían que el Papa alemán había «rezado» en la mezquita. Para otros no, porque un cristiano, el Papa con más motivo, no podía, afirmaban, rezar en un lugar de culto musumal. Prudentemente, el Vaticano se decantó por la «contemplación» de Benedicto XVI
Es, sin duda, con el fin de evitar la ambigüedad, pero sobre todo por profunda convicción –Francisco planteó el «diálogo» con los demás, y con otras religiones, como una prioridad de su pontificado– que el sucesor de Benedicto XVI, en la misma mezquita, cruzó visiblemente los dedos, e inclińó profundamente la cabeza hacia delante mientras cerraba los ojos profundamente, dos o tres minutos, para obviamente rezar. Y así… dejar claro que estaba rezando. Y esto en dirección del Mihra, ese nicho en la pared enmarcado por dos columnas que indica la Qibla, es decir, la dirección de la Kaaba en La Meca.
Un fuerte gesto en forma de mensaje que se inscribe en la línea [general] de este viaje, que se entiende como una mano tendida al Islam con el fin de luchar contra el «fundamentalismo«, como Francisco explicó ayer en Ankara, en el primer día de la visita. Se terminará mañana, cuando el Papa asistirá a la Divina Liturgia Ortodoxa con el Patriarca Bartolomé.
Momentos después de esta espectacular oración, el mismo sábado por la mañana, el padre Federico Lombardi, portavoz del Vaticano, se apresuró a especificar que era, de hecho, una «adoración silenciosa». El Papa, según Lombardi, también ha dicho a su anfitrión musulmán que «nosotros debemos adorar a Dios»
Esta parada en la mezquita, donde no se esperaba ninguna alocución, debe ser uno de los momentos fuertes de su visita de tres días a Turquía. Y lo ha sido tanto que permanecerá como un fuerte gesto de Francisco. Porque él se ha atrevido a hacer allí lo que ninguno de sus predecesores había hecho nunca: orar abiertamente en una mezquita codo a codo con un dignatario musulmán. (Fuente en francés)