Ya que la mayoría permanecen en silencio cuando se enfrentan con la destrucción de la familia
Cuando el Gobierno Italiano estaba a punto de votar el proyecto civil de uniones civiles, hubo un comentario agridulce sobre el tema de las familias y la moral por el Obispo de Ascoli Piceno, Giovanni d’Ercole.
La oración de un obispo
21 de Febrero de 2016.
Hoy el senado llevará a cabo el voto sobre las uniones civiles. Hemos luchado bien. Hemos insistido oportunamente e inoportunamente. Hemos explicado las razones de verdad… Cogimos la plaza para dar testimonio de ello. No obstante, parece que a pesar de los signos dados, el corazón del Faraón todavía sigue duro. Parece que Dios ha decidido entregar Italia en sus manos (del Faraón), de modo que él sabe profundamente la amargura del pecado. Entonces, ahora más que nunca, es el momento de rezar.
Oremos para que Dios ilumine la mente de nuestros líderes políticos y toque sus corazones. Oremos para que les de discernimiento. Oremos para que todo el que pueda, no titubee al llevar a cabo acciones valientes a costa de sacrificar su carrera política con el fin de dar testimonio de su coherencia Cristiana. Oremos para que la enorme confusión en la que tantas personas se encuentran, no termine en una fácil perdida de la fe. Oremos para que en este clima de agresión en contra de los valores de la natura, la superficialidad de esos que piensan que todo es lícito y está bien, no prevalezca.
Oremos, sobre todo, para que Dios no abandone Italia, sino una vez más, la reúna y la haga un signo de civilización para (todas) las personas. Esa es la decadencia pseudo-cultural de esos que quieren comprar y vender personas, relaciones, niños, úteros, madres y padres no prevalezcan. Esa es la ideología de los que piensan que todo y todos son familias y así nada es familia, de esos que piensan que los niños pueden ser felices cogiendo de ellos madres y padres, no prevalecen.
Oremos para que nuestro País reconozca la maravillosa natura de los seres-humanos en su masculinidad y feminidad, y su capacidad para dar vida.
Pidamos la intercesión de María, humilde Hija de Su Hijo. Tal vez el Señor tenga misericordia de nosotros y viendo nuestra humillación venga a nuestro auxilio.
[Traducción de Tomás Lerdert . Artículo original]