¿Regocijaos? ¿Realmente?…

Fratres: Gaudete in Domino semper: iterum dico, gaudete. Modestia vestra nota sit omnibus hominibus: Dominus prope est. Nihil soliciti sitis: sed in omni oratione, et obsecratione, cum gratiarum actione, petitiones vestrae innotescant apud Deum. Et pax Dei, quæ exsuperat omnem sensum, custodiat corda vestra et intelligentias vestras, in Christo Iesu Domino nostro. (Epístola para el Tercer Domingo de Adviento, Filipenses IV, 4-7: Hermanos: Gozaos siempre en el Señor: otra vez digo: gozaos. Vuestra modestia sea patente a todos los hombres: porque el Señor está cerca. No andéis solícitos de cosa alguna: más con mucha oración y ruegos, con hacimiento de gracias, sean manifiestas vuestras peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepuja a todo pensamiento, guarde vuestros corazones y vuestras inteligencias, en nuestro Señor Jesucristo.)

 «Bienaventurados los afligidos«, y «¡ay de los que reís ahora!» (Mateo V. 4; Lucas VI. 25), dice Cristo. Entonces, ¿Cómo dice Pablo: «Gozaos siempre en el Señor«? «¡Ay de los que reís ahora!«, dijo Cristo, la risa de este mundo que surge de las cosas que están presentes. Él bendijo también a los que lloran, no simplemente por la pérdida de familiares, sino aquellos que están pinchados en el corazón, que lloran sus propias faltas, y toman cuenta de sus propios pecados, o incluso los de los demás.

Esta alegría no es contraria a ese dolor, mas de ese dolor nace también. Porque el que llora por sus propias faltas, y las confiesa, se regocija. Es mas, es posible afligirse por nuestros propios pecados, y aún regocijarse en Cristo. Desde entonces estaban afligidos por sus sufrimientos, «pues a vosotros se os ha concedido la gracia de que por Cristo…no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él» (Fil. I. 29), por lo tanto, él dice, «Gozaos en el Señor«, para esto puede sino significar: si usted exhibe una vida tal que pueda alegrarle… Si los azotes y las ataduras, que parecen ser lo más grave de todas las cosas, traen alegría, ¿qué más será capaz de producir dolor en nosotros?

Otra vez lo digo: Regocijaos”. Pues ha de repetirse. Porque desde que la naturaleza de las cosas dio a luz al dolor, se muestra repitiendo, que deben por todos los medios regocijarse.

«No os inquietéis por cosa alguna.» El juicio está ya cerca, cuando estas cosas serán revertidas. «No os inquietéis por cosa alguna.» si están ustedes bondadosamente predispuestos hacia aquellos quienes hacen el mal contra vosotros, no podrán estos al final llegar a su cometido. Ya la recompensa está cerca, si la pobreza, si la muerte, si cualquier otra cosa que es terrible está sobre vosotros, «pero en toda situación, por la oración y la súplica, con la acción de gracias, den a conocer sus peticiones a Dios.” Hay para esto un consuelo, «el Señor está cerca.»…

«Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.» ¿Qué quiere decir esto? «La paz de Dios«, lo que él ha forjado hacia los hombres, sobrepasa todo entendimiento. Porque, ¿quién podría haber imaginado, quién podría haber esperado, que tales cosas buenas habrían venido? Superan el entendimiento de todo hombre, no su solo su discurso. Para sus enemigos, para aquellos quienes lo odiaban, para aquellos que decidieron alejarsele, para estos, no se negó a entregar a su Hijo Unigénito, para que El pudiera lograr la paz con nosotros.

San Juan Crisóstomo
Homilía XIV sobre los Filipenses

[Traducido por Eduardo Alfaro. Artículo original]

RORATE CÆLI
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