Al leer el soberbio Comentario acerca de Salmos me encontré con un párrafo que me pareció conveniente compartir con los lectores. La Sociedad de Jesús ha producido dos Doctores de la Iglesia, y sería conveniente a los Jesuitas de hoy, en todos los niveles, saborear de su saludable doctrina.
128:1 “Feliz el que teme al Señor y sigue sus caminos!”
… Dice después, “Benditos sean ellos,” sean hombres o mujeres, grandes o pequeños, nobles o plebeyos, estudiados o ignorantes, en una palabra, todos sin excepción; solo entonces serán verdaderamente felices, esto es, afortunados, contentos, gozosos, del mejor humor, algo ansiado por todos, cuando realmente teman a Dios; esto es, cuando tengan temor de ofenderlo y, bajo la influencia de este miedo, no caer de la Gracia Divina, que es la fuente de todo bien. Un signo de tal miedo es “seguir sus caminos” porque tal santo miedo proviene del amor; y el Señor dice “Si me amas, guarda mis mandamientos”, y también “Aquel que tiene mis mandamientos y los obedece, ese es el que me ama” y aún “Aquel que no me ama no guarda mis mandamientos”.
128:3 “Tu esposa será como una vid fecunda en el seno de tu hogar; tus hijos, como retoños de olivo alrededor de tu mesa.”
La segunda bendición disfrutada por al hombre que teme al Señor y guarda sus mandamientos” consiste en tener solo una esposa, si se casare; y al desposarla, sea mas influenciado en el deseo de propagar la raza humana que por cualquier deseo pecaminoso o bajo, como le dijo el ángel a Tobias “Tomarás a la virgen con el temor del Señor, movido por el amor a la descendencia en lugar de la lujuria” y Tobias mismo dice “Ahora, Señor, tu sabes que no es por la lujuria de la carne sino por el amor a la posteridad que tomo a esta hermana como esposa.” Dice esposa y no esposas ni concubinas, “como una vid fecunda,” con una familia numerosa, como un a vid fecunda que tiene muchas ramas, en los muros de la casa; una esposa doméstica que de quede en casa, viendo la actividad interna, mientras el esposo ve hacia la actividad externa. …
La tercera bendición, la educación de los hijos, es ahora presentada. Aquellos que teman a Dios y caminen por sus caminos no solo tendrán muchos hijos, sino que serán bien educados, porque serán enseñados desde su infancia a temer a Dios y a caminar por sus caminos. El dice, “Tus hijos como retoños de olivo, alrededor de tu mesa,” de manera que, teniéndoles juntos, comiendo con ellos y viviendo con ellos, tenga mayor placer y gozo en ellos. …
128:6 “Y que veas a los hijos de tus hijos; paz sea sobre Israel.”
… Otra adición a la felicidad de los benditos consistirá en ver en la Jerusalem celestial a “los hijos de sus hijos” — esto es, no solo a aquellos que, a través de ellos, nacieron a Dios, sino a los hijos de los hijos que, hasta el fin del mundo, han sido traídos a Dios, y que por tanto tendrán causa de regocijo en ellos como si les pertenecieran a si mismos.
Verdadera sabiduría de un gran Santo Jesuita, que entendió que tan benditos son los hombres y mujeres católicos que, temiendo al Señor y caminando por sus caminos, permanecen fieles en el matrimonio y traen al mundo y a la Iglesia muchos hijos — sin desfallecer ante los trabajos y sufrimientos que conlleva.
Peter Kwasniewski
[Traducido por Jorge Imperial. Artículo original]