¿Es acaso el poema no litúrgico Católico más famoso en la historia? Es muy posible; el poema “Nada te turbe” se mantiene como un baluarte de estabilidad y calma de quien alguna vez fuera una de las almas más intensas y apasionadas que haya vestido un hábito. Si bien hay versiones más extensas, la corta es la que tenemos certeza que ella usaba como marcador de libro en su Breviario.
En este Domingo dedicado al regocijo general en el camino de la Santa Cruz (cf. Introito para la Misa) y a confiar en El Señor (cf. Antífona del Tracto y Ofertorio para la Misa, así como el Evangelio sobre la Multiplicación de los Panes y Peces), no podría haber palabras más sabias que las de Santa Teresa, un gran regalo concedido a la Iglesia por la Divina Providencia.
Nada te turbe;
nada te espante;
todo se pasa;
Dios no se muda,
la paciencia todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene,
nada le falta.
Sólo Dios basta.
[Traducción de Cecilia González Paredes. Artículo original]