Hay tres momentos históricos vinculados a la advocación de Nuestra Señora del Rosario, cuyo día es el 7 de Octubre.
En 1208 la Virgen María se apareció a Santo Domingo de Guzmán para pedirle que extendiera
por todo el mundo el rezo del Santo Rosario con la meditación de sus misterios gozosos, dolorosos
y gloriosos. Los luminosos fueron añadidos en el pontificado del Beato Juan Pablo II.
En 1571, 7 de Octubre, el Papa San Pio V atribuyó la victoria cristiana en Lepanto a la intercesión
de la Madre de Dios, y contribuyó sensiblemente a la propagación de una devoción en declive.
En 1917, durante la última aparición de la Virgen María a los pastorcillos de Fátima, la Madre
del Cielo les dijo que era la «Señora del Rosario» y que rezaran todos los días el Santo Rosario
e invitaran a hacerlo a todo el mundo.
En el siglo XX los Papas han sido impulsores decididos de esta devoción. El Beato Juan Pablo II
lo rezaba continuamente, al igual que Benedicto XVI y el actual Papa Francisco que reza las cuatro partes del Santo Rosario todos los días.
Hay algunos que ven normal que un hombre y mujer que se aman se repitan constantemente
palabras de afecto, y a la vez consideran repetitivo y rutinario el rezo del Rosario con sus
cincuenta avemarías. Animémonos a rezar todos los días el Santo Rosario, en familia mejor,
para pedir por nuestra conversión y la conversión de los demás.
REINA DEL SANTÍSIMO ROSARIO, RUEGA POR NOSOTROS