Hermosas palabras de aquel gran héroe francés de la Misa Tradicional, Jean Madiran (1920-2013; ¡ descanse en paz !), que vivió para ver el milagro, evocando los nombres de algunos que dieron su vida en el campo de batalla :
« A lo largo de treinta y siete años,una generación entera de católicos activos, tanto religiosos como seglares, miembros de la Iglesia militante (una generación cuya edad oscila entre los 7 y los 97 años) padeció, oponiéndose abiertamente y sin ceder, la prohibición arbitraria que pendía sobre la Misa Tradicional. Evocamos a los que ya fallecieron: el cardenal Ottaviani, el padre Calmel, el padre Raymond Dulac, monseñor Renato Pozzi, monseñor Lefebvre, el padre Guérard... Y entre los laicos, a Cristina Campo, Luce Quenette, Louis Salleron, Eric de Saventhem. La buena voluntad pontificia para con ellos es una suave bocanada de aire fresco que trae sosiego a sus sepulcros. Donde quiera que estén, ya no lo necesitan. Pero lo que se serena y dignifica es su recuerdo entre nosotros».
Y también el padre Gamber, Michael Davies, Tito Casini y tantísimos otros(sacerdotes y seglares, ¡Dios conoce sus nombres!),cada uno de los cuales aportó su ladrillo,por pequeño que fuera,al dique que durante décadas se levantó para contener las tumultuosas mareas de las postrimerías del siglo XX. ¡Gracias, de todo corazón, mil gracias!El acaloramiento de la batalla fue causa de mucho desgaste personal, exageraciones y malentendidos…Pero,en justicia, no podemos negar nuestra gratitud a los que no vivieron para ver en este mundo la gloriosa fecha del 7 de julio de 2007.
(Artículo original. Traducido por J.E.F)