Nuestro Dios merece una alabanza a ritmo de DJ

Supongo que por mi condición de músico me preguntaban estos días mi opinión sobre el DJ de la JMJ y la música que sonó en Portugal en uno de los actos matutinos. Antes de responder venía a mi cabeza el salmo 146, “Nuestro Dios merece una alabanza armoniosa”, ¿Se puede decir que esta música que sonó en la JMJ cumpliese esta premisa?

Hace poco coincidí en una Iglesia con un señor que estaba preparando sus bártulos para tocar en una boda. Mientras yo preparaba mis partituras en el órgano para tocar en un funeral, él extendía a mi lado sus altavoces y micrófonos como si fuera a cantar la difunta Tina Turner el recordado “the simply the best”. Me llamó la atención todo el despliegue de medios que llevaba, así como su apariencia física, que no dejaba indiferente a nadie. Le pregunté si era músico y me contestó que era DJ. Me quedé un poco sobrecogida con la respuesta ya que pensaba que este tipo de espectáculos sólo podía tener cabida durante un banquete o fiesta pero no en un templo religioso, sin embargo mi interlocutor me puso al día de las modas actuales y me miró de arriba abajo dándome a entender eso de “nena, estás demodé”. Personalmente no lo vi como competencia de mis servicios, sino como un despropósito y una degradación de la belleza de la música litúrgica. Verdaderamente me pareció digno de compasión tanto el que ejecuta como el que consiente.

Como les comentaba, esto sucedió hace más de un mes y estos días, la JMJ, me presentaba la misma aberración de espectáculo ante mis ojos, sólo que en este caso, el pinchadiscos era un sacerdote. De entrada me pareció todo igual de “cutre”pero además aderezado por la ridiculez de un cura que a mi me recordó a ciertas mujeres que llegan a los 50 y se visten como quinceañeras creyendo que un top de zara les cambiará la fecha de nacimiento, ¿Recuerdan la película “qué fue de baby Jane”? Pues ese papel que Bette Davis bordaba en la pantalla, otros lo plasman en la película de su vida.

El DJ de la JMJ es el Padre Guilherme Peixoto de 50 años que según palabras textuales, la finalidad de su show es la siguiente: “que los jóvenes se den cuenta de que pueden bailar, saltar y ser cristianos». Mal estamos en la Iglesia si los jóvenes creen que esto estaba vetado hasta que llegó el Padre Guilherme2023 porque yo tuve 18 años y bailé, salté y tenía clarísimo que era cristiana y que eso, de por sí, no era ni es pecado, ¿de verdad que los jóvenes no saben que se puede bailar y ser cristianos? Otra cosa distinta es donde y como bailamos, es como si nos ponemos a comer un bocadillo en el museo del Prado, quizás uno pueda hacerlo pero es una ordinariez, una falta de educación y posiblemente nos llamen al orden y nos indiquen donde está la puerta.

Leía un artículo justificando este tema del DJ en el cual, el articulista (esos que van de horizontales pero son verticales), demoledor con todo el que opine en contra, decía que los que critican esta música prefieren el gregoriano. No es así, querido mío, los que no estamos de acuerdo con este tipo de show sabemos que dentro de la música religiosa puede haber distintas opciones, pero no esto, que es más propio de una discoteca que de un evento al que acude el máximo representante de la Iglesia, el Papa y no lo olvidemos, además de su cargo que merece todo el respeto por parte de los católicos, es un anciano. No veo a nuestros padres, por similitud de edad con el Papa, con estos ritmos. Es por eso que quizás en algunos momentos, se nota en los rostros de los algunos Obispos, alegría fingida.

Con tanta innovación cualquier día nos sustituirán a los organistas por Kikos Riveras de birra y playa. Yo no me veo en la reconversión.

¿De verdad esta es la Iglesia en la que cabemos todos, todos, todos? Lo digo porque a mi este espectáculo me pareció excluyente aunque se viera a las monjas sonriendo complacidas ante su ídolo y un gran número de chicos y chicas desenfrenados dando culto a los hombres no a Dios, ¿Cual es la finalidad de una JMJ, cumplir una agenda 2030 o acercar a los jóvenes a la Iglesia?

Cristo es el mismo ayer, hoy y siempre, por lo tanto, no sometamos a la Iglesia a modas como si fuese una prenda de ropa y no tratemos a nuestros jóvenes como niños de parvulario que juegan con barbies y cochecitos porque cuando pasa el año ya querrán cambiar de cole y ser mayores. Dejémonos de ridiculeces, tratemos a los jóvenes como lo que son, adultos. Durante estos días se ha visto cajas de embalaje utilizadas como sagrarios, vasos de ikea como copones y música enlatada superable por el mismísimo difunto Georgie Dann y su chiringuito, ¿Es esto la Iglesia del siglo XXI? No lo creo, esto es una imposición en toda regla, como la agenda mundial.

Resumiendo, no me gustó el DJ ni la “bailarina”, el lugar no era el apropiado y si los chicos de la JMJ estuvieran en una playa bailando, seguramente escogerían un pinchadiscos sin impostación y con menos edad y como mi intención no es rozar la crueldad en el comentario, creo que no debo añadir más pero por si mi punto de vista es insuficiente, el Obispo de Bilbao, Mons. Joseba Segura con relación a la música opinó lo siguiente: “Algunos cantaron lo que no tenían que cantar”…Ah, perdón, que me dice un amigo que Monseñor esto no lo dijo por el DJ sino por un grupo de jóvenes que desafinaban del resto, ¡Mira tú, el desafine viene por la falta de uniformidad! Así estamos…

Pensar que este espectáculo no ha sido adecuado no es cuestión de rigideces sino de objetividad. Recientemente hemos visto en España la peregrinación a Covadonga a la cual también acudían muchísimos jóvenes que independientemente de sus gustos personales, vivieron la Santa Misa de la forma Tradicional y durante el peregrinar iban entonando cantos a la Virgen. Seguro que los jóvenes que acudían a Covadonga no están todo el día rezando el Rosario, posiblemente bailan y salen con amigos. Cada situación tiene su marco adecuado. No creo que se trate de decir unos son tontos y otros listos, simplemente viven lo que se les inculca, lo que se les enseña. Si hacemos como en “un mundo feliz”, ocultar los libros, en este caso ocultar lo bello, ¿Qué nos queda? El esperpento y el desconocimiento.

Es una pena que la iglesia católica cada vez se parezca más a una de las tantas pseudoiglesias que proliferan actualmente, en las que triunfan ritmos bailables, baterías, palmadas, letras ñoñas, predicadores que micrófono en mano van de estrellas de rok que son venerados por sus fieles, espectáculos en los que uno, lejos de sentirse parte de lo que allí se vive, se siente aparte. Pues en la Iglesia Católica si eramos pocos, como dice el refrán, parió la abuela y parió un DJ.

Dicen que hubo milagros en la JMJ, el milagro es mantener la Fe en determinadas situaciones. Hoy en día con estos ritmos no se produciría algo tan indescriptible y bello como lo que describió el mismo San Agustín en sus confesiones y que hace referencia a su propia conversión: “Cuanto lloré entre los himnos y los cánticos, vivamente conmovido por las voces de tu Iglesia suavemente exultante. Aquellas voces vertían en mis oídos, destilaban la verdad en mi corazón; me encendían sentimientos de piedad; las lágrimas brotaban y me hacían bien”.

Posiblemente lloraría el Santo al ver tanta impiedad y degradación. Si me preguntaran que es para mi la música religiosa yo diría que es el medio seguro para llegar a Dios, la elevación del alma a lo más alto y no se puede decir que el Aleluya’ electrónico del Padre Peixoto bajo su propio sello musical Luz Aeterna Records (cuánta sencillez) cumpla ese cometido. Ahora, si como buen DJ quería tener su momento de Gloria, lo ha tenido por una eternidad, ojalá cumpla igual de bien como Sacerdote.

¿Qué se espera de la música que acompaña una JMJ o de cualquier evento de corte religioso? Por lo menos que sean canciones que uno pueda recordar pasados 20 años sin que le provoque vergüenza y que al canturrearlas le evoquen momentos de unión con otras personas que persiguen un mismo fin, la salvación del alma y la esperanza en el cielo, ¿Por qué todo se hace silencio cuando suena el Adoro te devote y sin embargo todo es griterío cuando pincha el Padre Peixoto? ¿Elevación o tensión, que prefieren ustedes, que prefieren los jóvenes?

Nuestro Dios merece una alabanza armoniosa

(Salmo 146)

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