Discúlpenme, queridos lectores, por agobiarlos con un episodio más en las peripecias de nuestro insólito Papa, pero me resulta imposible resistir. ¿Existirá algún extremo al que el equipo de relaciones públicas de Francisco no se atreviese a llegar? ¿Sentirán algún rubor al explotar a pequeños gravemente enfermos para pintar a Francisco, apoyándose en la adulación de los medios, como el Papa de la Misericordia, enfrascado en una Revolución de la Ternura?
Me refiero a un exasperante vídeo, a todas luces orquestadas, de Francisco y la primera dama de México Angélica Rivera, administrando medicamentos a un pequeño en el Hospital Infantil Federico Gómez, al cual acuden niños de escasos recursos padeciendo de cáncer, anomalías genéticas o trastornos neurológicos.
Este pobre chico —que difícilmente necesita de Francisco para exprimirse unas cuantas gotas de medicamento en la boca frente a las cámaras— fue hábilmente utilizado en vez de recibir una simple visita privada en el hospital. El equipo de gestores de Francisco obviamente llegó a la conclusión de que su pupilo debería ser visto ejecutando una maniobra de este tipo para así impulsar la narrativa del Francisco Sanador, cuyo «beso milagroso» en la cabeza de otro pequeño causó «una diferencia notable» a un tumor cerebral. Esto, según los tiralevitas integrados en la comitiva, que aprovechan las múltiples rondas de quimioterapia pero sin hacer mención de ellas. (A Francisco constantemente se le ve besando o abrazando pequeños pero jamás se le ve bendiciendo a ninguno de ellos).
Es más, no había necesidad de que la Sra. Rivera levantara al niño en brazos para acercarlo al cuentagotas. Esta ex actriz de telenovelas contrajo nupcias con quien es hoy el presidente Enrique Peña Nieto tras divorciarse de su primer marido —con quien engendró tres hijos— y de obtener una anulación bastante dudosa concedida por la Archidiócesis de la Ciudad de México en apenas dos meses. La señora Rivera necesitaba, así mismo, ser vista sosteniendo a un niño enfermo para impulsar su propia narrativa: La Primera Dama Auxiliadora
El tema del matrimonio entre la Sra. Rivera y Peña Nieto ha causado gran revuelo en México y ha sido abordado en un reportaje de investigación por la periodista mexicana Carmen Aristegui. Aristegui afirma que la anulación del matrimonio de la Sra. Rivera con José Alberto Castro obviamente carece de fundamento ya que está basada en la supuesta invalidez de una ceremonia realizada en una playa mexicana por el afamado «Sacerdote de las Estrellas», el padre José Luis Salinas; cuando de hecho existía una boda anterior en un templo oficiada por otro sacerdote. La ceremonia en la playa fue simplemente una bendición de la boda anterior con propósitos publicitarios.
Cuando el padre Salinas dio la voz de alarma por la anulación amañada, el Arzobispo de la Ciudad de México, el cardenal Roberto Rivera, no solo omitió atender la irregularidad de ese proceso, sino que intentó deshacerse del padre Salinas suspendiéndolo y prohibiéndole, según la sentencia del tribunal archidiocesano, residir en la Ciudad de México; todo esto mientras que el sacerdote se encontraba enfermo de cáncer y sin la representación legal necesaria para defenderse de los cargos. Con la asistencia del obispo José Andrés Salinas Corral, sin embargo, la sentencia del padre Salinas fue anulada por la Rota Romana, la cual calificó el proceso como «una parodia de justicia». El padre Salinas, cuya carta de protesta a Francisco permanece sin respuesta, sucumbió al cáncer el pasado octubre.
En cuanto al cardenal Rivera: existe una acusación verosímil de encubrir sistemáticamente los delitos de sacerdotes pederastas, incluyendo a un violador en serie de monaguillos a quien trasladó al cardenal Mahony en Los Ángeles y quien a su vez, aunque demasiado tarde, lo envió de regreso a México. La demanda civil en contra de los dos prelados por parte de una de las víctimas en los Estados Unidos acusándolos de conspirar para dar asilo a pederastas fue desestimada debido a cuestiones jurisdiccionales en cuanto al cardenal Rivera, pero se le dio el visto bueno para proceder en contra de Mahony. El año pasado Francisco premió a Rivera nombrándolo cardenal miembro del nuevo estrato burocrático del Vaticano, el Consejo de Asuntos Económicos, que a su vez supervisa a la igualmente flamante Secretaria de Asuntos Económicos.
Durante su visita a la Ciudad de México, sin embargo, Francisco amonestó a un grupo de obispos y sacerdotes por una «sombría bruma de mundanidad», advirtiendo: «No permitáis que un materialismo trivial os corrompa, ni la ilusión seductiva de acuerdos engañosos; no depositéis vuestra fe en las «carrozas y corceles» de los faraones de nuestros días».
Todas estas expresiones de desprecio por la mundanidad, acuerdos corruptos y la grandeza y fuerza de los poderosos no le ha impedido a Francisco codearse con el presidente mexicano y una esposa tan sospechosamente adquirida , o abrazar cálidamente al cardenal que hizo la vista gorda ante una anulación tan equívoca, que intentó eliminar al sacerdote que la puso en entredicho y que ocultó la agresión sexual a monaguillos, y para colmo premiándolo con altos puestos en el Vaticano.
Hay cosas que no cambian, una de ellas es la constante falta de correspondencia entre las palabras y las acciones de Francisco.
Christopher A. Ferrara
[Traducido por Enrique Treviño. Artículo original.]