Aldo Maria Valli entrevista al Papa Gregorio el Grande

Buen día, Su Santidad.

Buen día para ti también.

¿Puedo molestar a su Santidad por un momento?

Por supuesto.

Usted es el Papa Gregorio, ¿verdad? Gregorio primero, llamado Gregorio Magno?

En persona.

Perdone mi audacia, pero me gustaría entrevistar a Su Santidad.

¿Entrevista?

Sí, solo le hago algunas preguntas.

Adelante, estaré encantado de responderles si puedo.

Gracias, Su Santidad. No sé si ha oído que la orden ecuestre con el nombre de su Santidad fue entregada a una dama holandesa…

¿Orden ecuestre? Me temo que no entiendo…

Bueno, entonces… .hmm…. Es una Orden de Caballería de la Santa Sede, un premio.

Y este premio, como lo llamas, ¿lleva mi nombre?

Exactamente Su Santidad.

¿Y por qué?

Pues bien, fue otro Papa Gregorio, Gregorio XVI, en 1831, quien fundó esta Orden, de primera clase, para conferir a los católicos, tanto hombres como mujeres, quienes se han distinguido en su servicio a la Iglesia así como a su buen ejemplo.

Interesante. ¿Y por qué nuestro sucesor, Gregorio XVI, lo llamaría con  nuestro nombre?

Bueno, no soy realmente un experto en el asunto, pero creo que fue para honrarle. Usted ha sido… es un Papa importante, muy importante…

Ah, ya veo…

Sí, así que estaba diciendo que recientemente este honor, este premio, fue otorgado a una dama holandesa…

¿Por qué? ¿Ella batallaría contra los bárbaros?

No, no, Su Santidad…

Luchar contra los bárbaros, defender Roma y salvar la fe es de gran mérito. Luchamos contra los lombardos durante mucho tiempo…

Por supuesto, por supuesto…

¿O tal vez esta señora evangelizó algunas poblaciones?…

No, Su Santidad, ella no evangelizó a nadie. Al menos así es como nos parece…

Bueno, entonces, ¿ella quizás contribuyó a la reconstrucción de Roma? En nuestro tiempo, trabajamos duro para traer brillo a la ciudad, en una era de gran decadencia…

Sí, sí, lo sabemos, pero esta dama no ha contribuido a la reconstrucción de Roma…

Ah,¡ ahora estoy contigo! Bueno, entonces ella seguramente ha contribuido a mejorar la liturgia, haciéndola más coherente y solemne. Fue otro de Nuestros compromisos…

No, Su Santidad. Ella no ha contribuido a mejorar la liturgia…

Oh, qué extraño. Bien, ¿por qué entonces este honor que lleva nuestro nombre?…

Ahí lo tiene Su Santidad, el hecho es que…

No, no me digas ahora! ¡Lo tengo! Ella relanzó el Canto Gregoriano, ¡Nuestro querido Canto Gregoriano!

Tampoco eso, Su Santidad. La dama no ha hecho nada a favor del canto Gregoriano. Para decirle la verdad, ni siquiera sé si ella puede cantar…

Oh! Pero usted nos sorprende, señor. Está hablando de un premio que lleva nuestro nombre, pero no veo que ninguna de las preguntas que estaban en el centro de nuestro trabajo y vida corresponden a los intereses de esta señora…

Eso es todo, Su Santidad, fue precisamente en este [tema] que nos gustaría su opinión. La Orden de San Gregorio Magno le fue dada a esa señora porque… porque…

Cuéntanos, cuéntanos… ¡no nos dejes en vilo!

Porque… bueno, realmente no sabemos por qué. Era nuestra esperanza, Santidad, que pudiera ayudarnos a entender…

¿Nosotros?… pero nosotros, mi querido hombre… ni siquiera sabíamos de la existencia de este premio…

Sí, pero pensé que dado que la Orden lleva su nombre augusto, su Santidad tal vez podría haber sido informado…

No, siento decirlo, pero nadie nos contó nada. Aún así, créanme, esto sucede mucho. En cualquier caso, ¿qué cosa más notable podría haber hecho esta dama?

Bueno, la cosa es… Esta mujer ha trabajado… en realidad, ha estado trabajando mucho a favor del aborto y la causa LGBT…

Mi querido amigo, en este punto confieso que no entiendo nada de lo que dices.

Por favor, perdóneme, Su Santidad, no es fácil de explicar…

Ya veo. Ya veo. Estás diciendo cosas que no tienen ningún sentido…

Pero tienen sentido, Su Santidad. Solo son difíciles (de entender) para aquellos como usted, que vivieron hace mucho tiempo.

Inténtalo de todos modos. Estaríamos muy agradecidos.

¿Cómo hacer esto ahora? Mire, Su Santidad, trataré de decirlo así: esta dama sostiene que las madres cuando esperan un hijo, pueden decidir si quieren quedarse con el bebé o no. Además, sostiene que los derechos deberían extenderse y otorgarse en la medida de lo posible a todas aquellas personas que forman parte del mundo LGBT: lesbianas, homosexuales, bisexuales y transexuales.

Mi querido amigo, estamos obligados a reiterar que para nosotros es bastante difícil entender el significado de sus palabras. Una cosa, sin embargo, creemos que hemos entendido y es que esta querida dama no ha hecho absolutamente nada en defensa de la Iglesia y la fe. Por lo tanto, si no le molesta, preferiríamos ahora finalizar esta entrevista que para nosotros, quizás también como resultado de todos los siglos que nos separan, ha sido algo onerosa y -no lo ocultaremos-, una fuente de cierto desasosiego.

Entiendo muy bien Su Santidad y espero que Su Santidad nos perdone. Pensamos…

No te preocupes. Sigue tu camino en paz y recibe Nuestra bendición.

Gracias, Su Santidad, muchas gracias.

Pero antes de que te vayas, cuéntanos: en tus tiempos, ¿quién es el que tiene en sus manos el destino de Nuestra querida Santa Madre Iglesia?

Tenemos un Papa que viene de Argentina…

¿Argentina? ¿Y qué país podría ser ese? ¿Está en la parte de los ángulos?

No, Su Santidad, no lo está. Es una parte del mundo que fue descubierta muchos, muchos años después de su existencia en esta tierra. Mucha agua ha corrido bajo los puentes del Tíber…

¡No menciones el Tiber! Cuando era Papa, ese río se desbordó de manera devastadora y causó una terrible plaga. ¿Se ha desbordado ahora, en tu tiempo?

No, Su Santidad. Gracias a Dios que no se ha desbordado desde hace bastante tiempo.

¿Y qué hay de la plaga? ¿La tienen?

No, Su Santidad, nosotros no. Al menos no en el sentido clásico de la palabra.

Nuevamente, me temo que no entiendo.

No importa, Su Santidad, lo dejo descansar.

Una última cosa: ¿se convirtieron los bárbaros al final?

Es difícil decir Su Santidad. En general, sí, pero tal vez nuevos bárbaros se ciernen sobre nosotros…

Mi querido amigo, tus enigmáticas palabras resultan desagradables para Nuestra mente…

Perdóneme otra vez Su Santidad ha sido más que paciente. Gracias y descanse

Ahora creo que dedicaré algo de tiempo al canto gregoriano, ¡obviamente!

¡Excelente! ¡Gracias otra vez! Au revoir Su Santidad!

(Traducido por Rocío Salas. Artículo original)

RORATE CÆLI
RORATE CÆLIhttp://rorate-caeli.blogspot.com/
Edición en español del prestigioso blog tradicionalista internacional RORATE CÆLI especializado en noticias y opinión católica. Por política editorial no se permiten comentarios en los artículos

Del mismo autor

Últimos Artículos

Voces en la tempestad

La reacción que tiene la mujer que es defendida...