Cuatro lecciones sobre la izquierda que podemos aprender de la violencia en el Capitolio

La violencia en el Capitolio ahora ha pasado a la historia como un evento dramático y de carácter emotivo. El debate sobre los detalles y las cuestiones involucradas aún continúa. Sin embargo, en el tribunal de la opinión pública, la narrativa final se refleja negativamente sobre el presidente Trump y sus adeptos.

Independientemente de los méritos de los temas en discusión, se pueden extraer de este incidente algunas lecciones sobre la izquierda. Estas lecciones deberían orientar la acción futura, ya que las reglas del juego de la próxima administración requerirán a los conservadores actuar con sabiduría y discernimiento.

La forma en que la izquierda capitalizó este incidente debería servir para que la derecha sea más cauta.

 

El relativismo moral de la izquierda

La primera lección que se debe aprender es que la manera en que actúa la izquierda es diferente del de la derecha. El relativismo moral de la izquierda le permite ser selectiva al calificar algo como incorrecto. La izquierda radical siempre ha enseñado que el fin justifica los medios. Sus secuaces creen que no existe objetivamente lo correcto o incorrecto. Todo lo que haga avanzar su revolución es moral y digno de elogio; todo lo que obstaculice la revolución debe ser despreciado y difamado.

Por lo tanto, el asalto al Capitolio fue un acto incorrecto que debe ser censurado. Sin embargo, no se debe esperar que esta censura sea aplicada a todos los actos de ese género. No sirve de nada comparar el incidente del Capitolio con los centenares de disturbios «en su mayoría pacíficos» aprobados por la izquierda que causaron daños estimados en $ 2 mil millones durante el verano. Los conservadores apuntarán en vano a mil citas incendiarias y videos de políticos de izquierda que justifican y convalidan los disturbios civiles durante el 2020. A la izquierda no le importará ya que esas acciones favorecieron su revolución.

Este es el modo de actuar de la izquierda. No es justo, pero es así.

No se debe esperar que la izquierda sea coherente porque su relativismo moral le permite elegir aquello que apoya. No se debe esperar que se conmueva con las heridas y la muerte de las víctimas conservadoras, ya que esta pobre gente no tiene ningún valor en su narrativa revolucionaria.

Por lo tanto, los conservadores deben comportarse sabiendo que sus actos serán analizados de una manera injusta y que la izquierda infringirá impunemente las reglas.

 

Para la izquierda, solo la derecha debe ser considerada responsable

La segunda lección es que el relativismo moral de la izquierda se desvanece al juzgar las acciones de la derecha. En efecto, la izquierda radical mantendrá a la derecha a la altura de los más altos estándares de la moral cristiana (que ni creen ni siguen). Su nivel de indignación moral por los errores de la derecha siempre será inversamente proporcional a su indiferencia por la violencia de la izquierda. La izquierda no solo tomará nota de todo y cualquier error de la derecha, sino que se asegurará de que no se desperdicie ni una sola gota de la crisis.

Cuando la derecha hace algo incorrecto o ilegal, espere que los medios de comunicación y la izquierda hipócrita caigan sobre estas acciones con furia y que se rasguen las vestiduras. No habrá número alguno de disculpas suficiente para redimir a quien sea. No hay cantidad alguna de obsecuencias con relación a los medios liberales que pueda hacerles olvidar lo sucedido.

La izquierda sabe que la derecha no es moralmente relativista y que admitirá sus errores como tales. Por lo tanto, los conservadores deberían actuar sabiendo que serán juzgados sobre la base de estos dos criterios. Si se verifica un error, deberán admitirlo con calma, pero sin dejar que esto supere y domine el debate.

 

No responder del mismo modo

La tercera lección es que la derecha nunca puede adoptar la táctica y el modus operandi de la izquierda. Tales acciones son contrarias a sus convicciones morales y están condenadas al fracaso. Ceder de cualquier forma al relativismo moral priva a los conservadores de la fuerza de su causa que está, precisamente, en su estricta adhesión a la ley moral.

Así, si la izquierda recurre a la mentira, la vulgaridad y los insultos para difamar a los individuos o las causas, la derecha no puede responder de la misma forma. Tales medios actúan en sentido opuesto a las metas que deben orientar sus acciones y están destinadas al fracaso. Los conservadores no pueden recurrir a los disturbios y a la violencia simplemente porque la izquierda hace uso de dichos delitos.

Debe ser mantenida una política contraria de lenguaje civilizado y cortés. Esta política no excluye las respuestas firmes, enérgicas e incluso apasionadas. Sin embargo, debe estar siempre gobernada por la razón. De hecho, adoptar una fuerte actitud eleva el debate y resulta atractivo para la opinión pública.

 

Los más altos estándares de comportamiento

Finalmente, la mejor manera de que los conservadores ganen el debate es manteniéndose en los más altos estándares de comportamiento. No deben dar ningún pretexto al otro lado para atacarlos. La mejor manera de promover la causa es apelar racionalmente a principios morales sólidos. Una reacción noble siempre impresionará al público más que una chusma descompuesta.

Por esta razón, cuanto más claro sea el mensaje, mejor. Cuanto más fundamentada en principios esté la postura, mayores serán las posibilidades de éxito. Cuanto menos personal sea el ataque, más impacto tendrá. No debería haber complacencia con las tonterías políticamente correctas ni con la identity politics. (n.d.r. políticas a favor de las minorías activas como LGBT, Black Lives Matter, Cancel Culture, etc.)

La izquierda avanza ocultando sus objetivos y oscureciendo su nefasto mensaje. El mejor camino hacia la victoria es insistir en el mensaje. La izquierda pierde cuando se denuncian sus objetivos (como retirar los fondos a la policía o promover el socialismo). Los conservadores deben perseverar en la discusión sobre estos objetivos y sus doctrinas ocultas. Deben evitar debates que degeneren en cadenas de ataques o insultos personales en serie.

 

Una actitud ponderada de acción deliberada

Lo que se necesita es una actitud ponderada de acción deliberada en un tono “washingtoniano”. (ndr. George Washington era famoso por su tono de voz elevada y sobria) El futuro pertenece a quienes no temen afirmar (y practicar) la moral cristiana, denunciar los esquemas socialistas y desafiar lo políticamente correcto.

El establishment liberal y los medios de comunicación afirman que estas posiciones son atrasadas y poco atractivas. Sin embargo, cuando se presentan con energía y sin complejos, tienen un inmenso atractivo ya que se fundamentan en la naturaleza humana y la ley moral. La condición humana se adapta y es atraída por la conducta conforme a la moral porque conduce a la unidad y a la armonía. El pecado y el vicio van en contra de la naturaleza al llevar a la discordia y a la autodestrucción.

En medio de la crisis que enfrentan los Estados Unidos, se vuelve más crucial que nunca confiar en Dios. Como el pecado ahora domina a la sociedad, las soluciones meramente humanas fallarán. Apelar a Dios y a su Santísima Madre es la única forma de alejarse del camino que conduce al desastre. Toda otra estrategia política que excluya este llamamiento está destinada al fracaso.

 

Fuente: Return to Order, 13 de Enero de 2021

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