«¿Empieza a flaquear la audaz máquina de guerra?», pregunta un periodista suizo. En realidad, la máquina de guerra argentina, con motor alemán se ha atascado en el lodo en el sínodo. Recientemente hemos oído que «motores» alemanes se están tirando al desguace y la carrocería argentina es una ruina del peronismo y de la oxidada teología de la liberación.
LA PRIMERA SEMANA
El sínodo empezó con el discurso del Cardenal Erdo que reafirmaba la doctrina católica, demoliendo las herejías de Kasper (e irritando a Bergoglio). Además, tras la primera semana, uno de los portavoces de los comités, el australiano Mark Coleridge, resumió la situación así: «si el sínodo terminara hoy, un 65% de los padres votarían en contra de dar la comunión a los divorciados y vueltos a casar.»
Para Bergoglio y Kasper la derrota sobre el tema de la homosexualidad escocerá aún más, dado que los informes de los varios grupos indican una llamada a oponerse de manera vigorosa a la teoría de género, considerada la nueva ideología peligrosa en sustitución del marxismo, con efectos devastadores sobre la mentalidad y formación de los jóvenes.
En realidad, la parte católica del sínodo (la que sigue las enseñanzas perennes en la línea de Juan Pablo II y Benedicto XVI), con mayoría numérica, ha realizado protestas enérgicas contra la facción minoritaria de Bergoglio que está en el poder, que impone sus procedimientos, sus métodos y a su gente en los puestos claves. Sin embargo, fuera [de la sala sinodal] nada se oye de estas protestas, o son tergiversadas por la máquina propagandística en forma de caricatura (los conservadores malos contra los progresistas ilustrados).
Aunque en el sínodo se esté debatiendo sobre la familia, las millones de familias que están allí fuera, según Bergoglio, no necesitan saber nada (a diferencia de otros sínodos) o necesitan que la información sea filtrada y «empaquetada».
Los miembros del partido bergogliano son como un equipo de fútbol que va perdiendo 5-0 en el campo pero puede repartir patadas a placer, marcar goles con la mano (otro método argentino), o mostrarse arrogantes porque saben que el árbitro es su líder y al final les regalará el partido, aunque tenga que romper todas las reglas (Bergoglio se reserva el derecho de cambiar las reglas sobre la marcha, según la conveniencia de su equipo, como por ejemplo el documento final).
LOS CATÓLICOS
La parte católica recibe gran consuelo del manso y sabio Benedicto XVI, cuyo magisterio y presencia, tal faro en una noche tormentosa, indican el camino. La semana pasada el periodista vaticanista, Edward Pentin, desveló la respuesta de Benedicto XVI (en el último sínodo) a un prelado alemán, ante la pregunta de lo que había que hacer en medio de la tormenta que se ha desatado en la Iglesia: «Halten Sie sich unbedingt an die Lehre!” (¡Permaneced absolutamente firmes en la doctrina!)
A Ratzinger se le hace cada vez más caso, porque la Verdad indefensa es el único tesoro de la Iglesia, Cristo Mismo, y si la Iglesia traiciona la verdad de la doctrina católica, será como Judas, y la humanidad perderá la auténtica misericordia y la salvación de Dios.
Es más, parece significativo que entre los que se oponen con mayor determinación a la subversión de la doctrina católica está la joven Iglesia africana, que fue cuidada con esmero durante 40 años por Juan Pablo II y Benedicto XVI. Aparte de tener grandes cardenales como Sarah, una luz para la Cristiandad, la Iglesia africana es de lejos la más dinámica, la más misionera y la que mayor crecimiento tiene, habiendo sobrepasado los 200 millones de fieles, un llamativo incremento del 238% respecto al año 1980.
Mientras que la Iglesia suramericana de Bergoglio, la alemana de Kasper y la belga de Daneels, están a punto de colapsar.
EL MODERNISMO FALLIDO (Bajo el efecto Bergoglio, Italia se está volviendo rápidamente un país no católico)
Esta es la paradoja de hoy: entre los líderes actuales en la Iglesia tenemos a aquellos cuyas «recetas» han demostrado ser desastrosas en sus países. Y a pesar de ello, quieren aplicar las mismas recetas desastrosas a toda la Iglesia, con resultados devastadores a nivel planetario.
Es cierto que muchos interpretan la popularidad del Papa como un signo de un renacimento. Pero esto es un engaño, y ahora se entiende como tal dentro de la Iglesia. Es la popularidad ebria del circo de los medios de comunicación de masas, donde no hay ni una conversión, sino, al contrario, el deleite por la conversión del Papa a la agenda de Obama y las Naciones Unidas.
Los datos en Italia sobre la práctica del catolicismo, que bajo Juan Pablo II y Benedicto XVI había crecido, indican que sigue debilitándose bajo Bergoglio. Incluso «La Repubblica», el sábado pasado, en referencia a los estudios de la «Fundación para la Crítica Liberal» (“Fondazione Critica liberale”) y de la CGIL (un sindicato izquierdoso), ha tenido que reconocer que para la Iglesia no hay ningún «efecto Francisco», y que en realidad «Italia sigue distanciándose de la Iglesia», por lo que sí hay un efecto Bergoglio, pero al revés: espanta a los fieles.
UN PANORAMA DE DESTRUCCIÓN
Los católicos tienen la sensación con Bergoglio de que todo se desmorona. Por ejemplo, la embarazosa «salida del arrmario» de Charamsa (junto con su compañero), que espera que la Iglesia cambie la ley sobre la homosexualidad, basada en la Palabra de Dios, no hubiera sido posible sin cientos de aperturas desconcertantes y los ¿quién-soy-yo-para-juzgar? de Bergoglio, a quien Charamsa define como «fantástico». Quien siembra vientos, recoge tempestades, como dice la Biblia.
¿Y cómo evitar la confusión y desorientación del Motu Proprio de Bergoglio sobre las nulidades matrimoniales, que fue demolido por el Profesor Danilo Castellano, un abogado católico?
Es imposible no ver que introduce el divorcio de facto, que subvierte el Evangelio y la enseñanza bimilenaria de la Iglesia. Así que, en lugar de apoyar la familia que se encuentra atacada por ideologías modernas, el Motu Proprio le asesta el golpe de gracia.
Luego está la larga lista de los errores Bergoglianos. Acerca de la inmigración tiene unos cuantos. También acerca de los cristianos perseguidos, que desde luego no se han beneficiado con su postura de rendición ante el Islam y regímenes comunistas. Tenemos a los cristianos masacrados por ISIS a los que ha efectivamente abandonado, al delegitimizar cada intervención concreta en su defensa: de hecho hoy los obispos de Oriente Medio (y sus comunidades) ven en la intervención de Putin la esperanza de la liberación del terror.
Luego están las reuniones no globales de Bergoglio contra «una economía que mata» (la capitalista).
Según los datos de la FAO recientemente difundidos, el porcentaje de las personas desnutridas en países subdesarrollados ha pasado del 23.3% en el año 2000 al 12.9% de hoy. En 50 años el ratio global de pobreza extrema ha pasado de 80% a 10%, a la vez que la población mundial se ha doblado (lo contrario de lo que predecían las teorías malthusianas). Hasta los datos sobre el medio ambiente dicen que el aire y la salud han mejorado mucho en los últimos 50 años, refutando la encíclica eco-catastrofista-marxista de Bergoglio.
Incluso lo que es celebrado como su mayor éxito internacional, el fin del embargo cubano, tras un análisis más profundo resulta ser el rescate de una vieja dictadura detestable y sangrienta, a la que el Papa ha rendido homenaje, haciendo caso omiso de sus víctimas y sus disidentes.
Bergoglio deja detrás de sí un panorama de destrucción, junto con deslices como la riña tan cómica con Ignazio Marino *, algo inimaginable para gigantes como Ratzinger o Wojtyla (pese a que Scalfari alabe a Bergoglio por haber sacado a la Iglesia de la política).
Marino tiene que largarse y se merece todas las críticas del mundo, pero Bergoglio se mereció la ocurrencia del camarada Ferilli: «Es absolutamente inaudito que el Papa sintiera la necesidad de hacer una declaración para decirle – ¿puedo expresarlo así? – dónde podía irse».
Antonio Socci
Libero, 11 octubre, 2015
* Ignazio Marino, ex alcalde de Roma, voló a los EEUU en septiembre para estar sin invitación entre el séquito del Papa, y el Papa Francisco lo dejó muy claro cuando hizo una declaración ante los periodistas de la televisión: «yo no lo invité, ¿queda claro?» («Io non ho invitato il sindaco Marino- chiaro?”) Más adelante, Marino fue obligado a dimitir por cargos de corrupción financiera.
[Traducido por: Christopher Fleming]