El fantasma del patriarcado

El fantasma del patriarcado es el título de un editorial del diario Il Messagieo publicado hoy 24 de noviembre que lleva la firma del sociólogo Luca Ricolfi. Escribe Ricolfi: «Todo el que niega la existencia del patriarcado es objeto de severas críticas, como si hubiera osado negar el Holocausto. La razón es muy sencilla: se nos machaca constantemente con la tesis de que la violencia contra la mujer es fruto de la supervivencia del patriarcado, hasta el punto de que para muchos negar que existe el patriarcado suena de decir que no existe la violencia contra la mujer. Y sin embargo, si dejamos por un momento de lado el fervor ideológico de los creyentes en el patriarcado y tenemos un mínimo de lucidez, no podemos dejar de ver las óptimas razones de los negacionistas. Que son muchas y fundadísimas. La principal es que a partir de algunos enclaves concretos (…) en la sociedad occidental se han borrado casi totalmente los rasgos distintivos de las sociedades patriarcales como la autoridad despótica del cabeza de familia, los matrimonios concertados, la sumisión de los hijos (incluidos los varones) a la autoridad paterna, y en general la prioridad de los deberes sobre los derechos en la vida social (trabajo, familia, guerra). El proceso ha durado siglos, pero ha tenido dos impulsos fundamentales: la creciente popularidad del matrimonio por amor  durante la época romántica (siglos XVIII y XIX), y la revolución libertaria y antiautoritaria de los estudiantes y de la mujer en los años sesenta y setenta del siglo XX. Un aspecto fundamental de estos procesos ha sido la evaporización de la figura del padre, y en general de toda autoridad, que en su día anunció Alexander Mitschlerlich en su libro Acusación a la sociedad paternalista (Sagitario, 1966), que se publicó originalmente en alemán en 1963. A este respecto, hay bastante consenso entre psicólogos sociales y psicoanalistas».

El profesor Ricolfi se plantea una evidente cuestión: «La hipótesis que tenemos que tener seriamente en cuenta es que la violencia de que son víctimas las mujeres es, en todo caso, la consecuencia –si bien ilógica y paradógica– de la derrota del patriarcado. Son cada vez más numerosas las voces que llaman la atención hacia el hecho de que podrían haber sido precisamente las grandes conquistas en materia de libertad y autonomía por parte de la mujer en los últimos cincuenta años, combinadas con el incremento del individualismo, el consumismo y la hipertrofia de los derechos –todos ellos rasgos característicos de nuestro tiempo– los que han vuelto cada vez más agresivos, inseguros, frágiles y posesivos a los destronados varones, que en consecuencia no son capaces de digerir la más mínima derrota o aceptar el menor rechazo. En resumidas cuentas: el machismo actual sería una especie de contragolpe a unas conquistas de la mujer para las que los varones no estaban preparados y que no estaban dispuestos a aceptar. La violencia machista sería, pues, síntoma de la supervivencia del patriarcado, pero en todo caso de su ocaso y del desorden que de éste deriva». No tiene nada de extraño lo que Ricolfi llama la paradoja nórdica; es decir, «el hecho, a primera vista sorprendente, de que la violencia contra la mujer, desde las violaciones a los asesinatos, se dé con mayor incidencia en países más civilizados (como los escandinavos) que otros como Italia, en los que todavía es bastante amplia la brecha entre los sexos, son de los más seguros en el Viejo Continente».

Vemos aquí la confirmación por parte de un psicólogo de lo que escribimos hace un año, el 2 de diciembre de 2023 (https://adelantelafe.com/por-que-debemos-volver-al-patriarcado/), comentando la profunda crisis de identidad, fruto de la destrucción del modelo social del patriarcado: «Eso que llaman feminicidio no es fruto de la vieja cultura patriarcal, sino de la nueva cultura antipatriarcal, que confunde las ideas, fragiliza los sentimientos y desestabiliza la psique, privada del apoyo natural que desde el nacimiento le brindaba la familia con la seguridad que aportan el padre y la madre. El hombre está solo con sus pesadillas, miedos y angustias al borde del abismo: el abismo del vacío al que se precipita quien abdica de lo que es, quien abandona la naturaleza propia, inmutable y permanente del hombre, de la mujer, del padre, de la madre o de los hijos».

«Y mientras todos hablan de feminicidio –añadía–, nadie habla de una modalidad criminal mucho más extendida: los infanticidios que se cometen todos los días en Italia, Europa y el resto del mundo por parte de padres y de madres que ejercen la máxima violencia contra sus propios hijos inocentes antes siquiera de que éstos vean la luz».

Ricolfi escribió su artículo con motivo del día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer, que se celebra el 25 de noviembre de cada año. En Roma tuvo lugar el día anterior una manifestación nacional contra la violencia de género en la que se corearon eslóganes feministas, entre ellos desarmemos al patriarcado, y se quemó en efigie al ministro de educación, Giusseppe Valditara, culpable de haber afirmado en un videomensaje durante la presentación en la Cámara de los Diputados de la fundación dedicada a Giulia Cecchettin*, que en Italia ya no existe el patriarcado y que «el incremento de la violencia sexual está asociado además con formas de marginalidad y desviaciones que tienen su origen en la inmigración ilegal» (*Giulia Cecchettin: joven estudiante italiana que el año pasado fue asesinada por su ex novio. N. del T.).

Invitado a comentar estas declaraciones en el programa Piazzapulita del canal 7, Ricolfi corroboró que el patriarcado, desaparecido de la sociedad occidental, sólo se da en las familias inmigrantes. Añadimos por nuestra parte que se da como grotesca y violenta caricatura islámica del modelo de patriarcado cristiano occidental. Más que de patriarcado habría que hablar en este caso de formas de machismo islámico igual de salvajes que el feminismo de Occidente. Damos gracias al ministro Valditara y al profesor Ricolfi por romper el silencio de lo políticamente correcto recordando una verdad que salta a la vista para todo el que quiera verla.

(Traducido por Bruno de la Inmaculada)

Roberto de Mattei
Roberto de Matteihttp://www.robertodemattei.it/
Roberto de Mattei enseña Historia Moderna e Historia del Cristianismo en la Universidad Europea de Roma, en la que dirige el área de Ciencias Históricas. Es Presidente de la “Fondazione Lepanto” (http://www.fondazionelepanto.org/); miembro de los Consejos Directivos del “Instituto Histórico Italiano para la Edad Moderna y Contemporánea” y de la “Sociedad Geográfica Italiana”. De 2003 a 2011 ha ocupado el cargo de vice-Presidente del “Consejo Nacional de Investigaciones” italiano, con delega para las áreas de Ciencias Humanas. Entre 2002 y 2006 fue Consejero para los asuntos internacionales del Gobierno de Italia. Y, entre 2005 y 2011, fue también miembro del “Board of Guarantees della Italian Academy” de la Columbia University de Nueva York. Dirige las revistas “Radici Cristiane” (http://www.radicicristiane.it/) y “Nova Historia”, y la Agencia de Información “Corrispondenza Romana” (http://www.corrispondenzaromana.it/). Es autor de muchas obras traducidas a varios idiomas, entre las que recordamos las últimas:La dittatura del relativismo traducido al portugués, polaco y francés), La Turchia in Europa. Beneficio o catastrofe? (traducido al inglés, alemán y polaco), Il Concilio Vaticano II. Una storia mai scritta (traducido al alemán, portugués y próximamente también al español) y Apologia della tradizione.

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