El patriarca melquita corrige al cardenal panameño: «Jesús corrige a Moisés»

 

Entre los fieles obispos polacos que se han mantenido firmes en contra de la actual tendencia de intentar que la Iglesia acepte el divorcio, el adulterio, la fornicación, el aborto, la sodomía y la ideología de género, el arzobispo Stanislaw Gadecki es el más notable.

El Toronto Catholic Witness  ha hecho a la Iglesia un gran servicio al publicar la noticia según la cual el arzobispo Gadecki ha dado la vuelta a las medidas para «amañar» con la antitransparencia  el Sínodo de los Obispos; medidas que el papa Francisco y el cardenal Baldisseri han impuesto (incluyendo ruedas de prensa para la desinformación).  Gadecki ha estado tomando notas de las intervenciones de cada obispo y publicándolas (en su blog) para que la Iglesia, especialmente la Iglesia polaca, se entere de lo que realmente está ocurriendo en el Sínodo. [ÚLTIMAS NOTICIAS: Evidentemente el cardenal Baldisseri no aprueba que el arzobispo Gadecki esté ayudando a mostrar lo poco que corresponden las ruedas de prensa a la realidad, así que lo publicado por Gadecki acerca de las intervenciones ha sido suprimido. Sin embargo, Rorate Caeli ha conservado las notas de Gadecki y se encuentran disponibles aquí.]

Gracias al arzobispo Gadecki, tenemos conocimiento de que el lunes 5 de octubre, el cardenal José Luis Lacunza Maestrojuan, presidente de la conferencia panameña de obispos y nombrado relator del Sínodo por el papa Francisco, tuvo la osadía de proponer que la Iglesia abandone las enseñanzas de Jesucristo acerca del matrimonio y el divorcio y regrese a la Ley de Moisés, profeta a quien blasfemamente declaró ser más misericordioso que Jesucristo mismo, Fuente de Misericordia.

Gadecki citó a Lacunza de la siguiente manera:

«Moisés se acercó al pueblo y cedió el paso. De la misma forma, hoy, la «dureza de los corazones» se opone al plan divino. ¿Acaso Pedro no puede ser misericordioso como lo fue Moisés?»

¿Moisés «se acercó al pueblo y cedió el paso»? No, Moisés permitió el divorcio porque esa calamidad era preferible a la práctica de los maridos de matar a la esposa, de la que ya se habían hartado, para deshacerse de ella.  ¿En qué sentido es más misericordioso para la Iglesia permitir la desgarradora destrucción de los matrimonios que una llamada caritativa al pueblo para observar los mandamientos de Jesucristo?  ¿Ha leído alguna vez el cardenal Lacunza que el castigo que prescribe la Torah por adulterio no es simplemente la proscripción a la Sagrada Comunión, sino la muerte?

Este es un ataque infame, no solo a la Sede de san Pedro, al insinuar que sostener la verdad de Cristo acerca del matrimonio es menos  misericordioso que Moisés permitiendo a los hombres divorciarse de sus mujeres por cualquier causa, sino también por su negación de Cristo mismo, quien ha dicho que el divorcio, y un segundo matrimonio, es adulterio y un pecado mortal.

Respondiendo a Lacunza, según Gadecki, el patriarca griego-melquita de Antioquía, Su Beatitud Gregory III Laham, dijo:

«Debemos referirnos siempre al «sacramento del matrimonio» y no al «matrimonio», para así mostrar la belleza espiritual del mismo. Para poder asistir a los cónyuges debemos mostrarles una visión imperecedera y espiritual del matrimonio. Muchas veces no nos unimos a esa visión positiva del matrimonio y la familia. Jesús corrigió a Moisés. El matrimonio disoluble está en contra de su misma naturaleza».

San Pablo dijo a los corintios que la Antigua Alianza, gloriosa cual es, fue, no obstante, la administración de la muerte, mientras que la Nueva Alianza es la administración del espíritu (2 Co.  3, 6-9). ¿Cómo es posible que un obispo —que no es decir poco— piense que porque la Ley Mosaica tolera el repudio del cónyuge, algo que Dios ha declarado detestable (Ml, 2:16), esta es superior a la ley de Cristo que rechaza el divorcio? ¿Cómo es posible que la letra, que mata, sea mejor que el espíritu que da vida? ¿Cómo puede la austera y santa justicia de la Ley de Moisés ser más misericordiosa que la santa gracia y misericordia de la ley de Cristo?  Es una verdadera tergiversación orwelliana decir que la Iglesia debe tolerar la dureza de corazón ¡y llamar a eso «misericordia»!  ¿Cómo ha de avanzar el plan salvífico divino retrocediendo en la historia de la salvación a los días de Moisés, mucho antes del albor de la Luz de Cristo, aquella que Moisés anhelaba?  ¿Estará Lacunza enterado de la Transfiguración, cuando los dos grandes profetas del Antiguo Testamento, Moisés y Elías permanecieron en silencio mientras la Voz Celestial nos conminaba a escuchar a su Hijo amado?  ¿Si  Moisés y Elías adoraron a Nuestro Señor, cómo se atreve un obispo a sugerir que adoremos a  Moisés en vez de a Nuestro Señor?

Con obispos como Lacunza —y lamentablemente hoy en día el episcopado está lleno de otros como él— no es de extrañar que tantos católicos vaguen como corderos sin pastor.

[Traducido por  Enrique Treviño. Artículo original]

RORATE CÆLI
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Edición en español del prestigioso blog tradicionalista internacional RORATE CÆLI especializado en noticias y opinión católica. Por política editorial no se permiten comentarios en los artículos

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