Sacrificio. Silencio. Como las simples siete palabras del Gólgota. La esencia, ante nuestros propios ojos: el epítome del desarrollo no planeado y verdaderamente orgánico – Orden romano y concisión representada para siempre y en todas partes.
Fortalecidos plenamente
según el poder de su gloria
para soportar todo con paciencia y magnanimidad, con alegría,
dando gracias a Dios Padre,
que os ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino del Hijo de su Amor,
por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.
Él es imagen del Dios invisible, primogénito de toda criatura;
porque en él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres,
visibles e invisibles.
Tronos y Dominaciones, Principados y Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él y para él quiso reconciliar todas las cosas,
las del cielo y las de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.
Colosenses I
[Traducido por Marianus el Eremita.]